El terrorismo palestino seguirá apuñalándonos en las calles, lanzando cohetes contra civiles inocentes indiscriminadamente, continuará echando pedradas a nuestras residencias y automóviles, sorprendiéndonos con tiroteos en las calles y a partir de ahora –con toda tristeza–, no dejará de quemar nuestros bosques, que alguna vez fueron despiertos y florecieron milagrosamente, y seguirán haciendo arder nuestras ciudades. Sin embargo, el terrorismo radical islámico palestino olvida un factor determinante: en más de una ocasión en la historia el pueblo de Israel ha visto todo su entorno convertirse en cenizas y cada vez se ha levantado con mayor fuerza que la anterior.
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