lunes, 2 de abril de 2012

Ese diminuto gran país

ROLAND J. BEHAR: Ese diminuto gran país

ROLAND J. BEHAR
La semana pasada viví una experiencia extraordinaria. Pasé diez intensos días en Israel acompañando a un peculiar grupo de ejecutivos de medios hispanos en Estados Unidos. Si algo caracterizaba a este grupo era su diversidad en los orígenes y su semejanza en la inteligencia y buen humor. Todos llegaron a Israel desde diferentes posiciones ideológicas con respecto a la realidad israelí. Estoy seguro que, al regreso, sus criterios y percepciones diferían de las iniciales positivamente, aunque con tremendas interrogantes. La realidad es mucho más compleja que lo imaginable.

El viaje fue auspiciado por la Liga Antidifamación (ADL), una organización fundada en 1913 con dos propósitos fundamentales: “Detener la difamación del pueblo judío y asegurar un tratamiento justo y equitativo para todos”. El objetivo de la visita fue acercarles lo más posible a la realidad israelí para, por propio conocimiento, contrarrestar la lluvia de falsa información que sobre Israel usualmente aparece en la prensa. Para ello, la ADL logró que nos reuniéramos, escucháramos y cuestionáramos a personalidades que conformaban, lo más posible, una representación del arco iris de la sociedad israelí.

Escuchamos la historia triste de labios de un sobreviviente del holocausto y conocimos del presente y futuro luminoso de un joven etíope que emigró descalzo a Israel cuando sólo tenía 4 años de edad. Nos presentaron a jóvenes emigrados recientes de otras partes del mundo. Disfrutamos del análisis de la situación actual por parte de un ex jefe del Mossad así como de un asesor del ministro de Justicia de la Autoridad Palestina. Nos reunimos con ex oficiales de la inteligencia israelí y con árabes israelíes que participan activamente en el gobierno. Visitamos Bethelem (Belén), territorio totalmente bajo la jurisdicción de la Autoridad Palestina, y Nazaret, territorio israelí con mayoría árabe musulmana y cristiana.

Precisamente, en Nazaret, conocimos un dinámico trío de valientes e inteligentes cristianas palestinas, que publican desde allí y para todo el Medio Oriente (en los países que les permiten la distribución) así como para Europa, una revista de modas de primer nivel, sin abstenerse de ningún tipo de atuendo, desde un atrevido vestido de noche, hasta algunos (nada pudorosos) bikinis. Pudimos percibir sobre el terreno las cortísimas distancias que separan a estos dos pueblos que respiran el mismo aire, beben e irrigan con la misma agua, prácticamente comen lo mismo, hablan hebreo, inglés y árabe y que durante tantos años han regado esta tierra con sus lágrimas y con su sangre.

Constaté que, a pesar de los abortados acuerdos de paz impuestos a medias por la comunidad internacional, israelíes y palestinos dialogan y negocian a diario, individual y colectivamente. Sería imposible la vida en la zona sin estas negociaciones. La confianza que se perdió luego de los sucesos del 2004, la están construyendo paso a pasito, según la opinión de un teniente coronel de la infantería quien nos instruyó acerca de esa parte de la realidad israelí-palestina que la prensa obvia

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