sábado, 25 de junio de 2016

Revista de Prensa

Washington se enfrenta a la Casa Blanca por Irán

 

Congreso de EEUU.
El veterano periodista Abdulramán al Rashed pone de relieve en Al Arabiya el creciente rechazo hacia Irán en las instituciones estadounidenses, a pesar de que el presidente Obama sigue convencido de que es necesario seguir apoyando al régimen de los ayatolás.
Washington, que está dividido sobre el acuerdo nuclear y el acercamiento a Teherán, se está volviendo cada vez más refractario a Irán. La Casa Blanca, que defiende las relaciones con Irán y está entusiasmada con ellas, no ha retrocedido, pero ya no muestra tanto brío. Mientras tanto, el campo opositor ha aumentado en número e influencia.
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Cuando se analiza la actividad en el Congreso estadounidense, se puede ver que hay una orientación general que quiere contener y castigar a Irán, y ese Washington está siguiendo una senda contraria a la que seguía hace seis meses.
Sultan Barakat, del Center for Middle East Policy, explica en este artículo las estrategias que, a su juicio, serán más efectivas para relajar la tensión entre Riad y Teherán.
Para atajar la confrontación directa, Arabia Saudí e Irán tienen que identificar las áreas potenciales de interés común. La economía de los dos Estados depende del petróleo y ambos están trabajando para reducir esta dependencia. En cierta medida, la economía de cada país depende del éxito del otro. Los dos están en el objetivo de los mismos grupos terroristas, empezando por Al Qaeda y el Estado Islámico. Y ambos afrontan similares amenazas medioambientales, incluidos los derrames de petróleo, los desafíos relativos a la industrialización acelerada y la escasez de agua. En todas esas áreas, Irán y Arabia Saudí pueden trabajar juntos.
(…)
La guerra entre Irán y Arabia Saudí no es inevitable, pero ambos tienen que dar pasos ahora para rebajar la temperatura. Al final y al cabo, no va en interés de ninguno de los dos que las ya pobres relaciones sigan descendiendo en espiral.
Jordania ha aprobado recientemente una reforma constitucional para otorgar más poderes a su cámara legislativa. Las presiones internacionales a un país endeudado para que introduzca reformas democráticas son una razón poderosa para este cambio. Sin embargo, Kirk H. Sowell, editor de Inside Iraqi Politics, apunta a otra de carácter más práctico.
De hecho, aunque la noción de un régimen parlamentario ha sido utilizada para apoyar una mayor autonomía para el poder legislativo, el movimiento actual parece tener más que ver con trasladar la carga de las medidas impopulares de austeridad fiscal de Palacio a los parlamentarios. El país camina hacia la insolvencia, con una deuda en términos de PIB superior al 93%, un aumento del 50% desde comienzos de 2011 y subiendo. Muchos de los comentarios en la prensa nacional sobre el nombramiento de [Hani al] Mulqi [como primer ministro] enfatizan su experiencia económica (…) y el ex primer ministro Ensur le cedió el cierre de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional, cuyo programa previo de ajuste fue un fracaso total.

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