lunes, 26 de septiembre de 2016

LA INSIGNIFICANCIA Y LA CONCIENCIA DE LO ETERNO
Si tú no cambias, nadie podrá hacerlo en tu lugar.
Si tú no crees, realmente, y en lo más profundo de tu ser, que eres capaz de ser otro hombre, entonces mejor abandona la tarea.
Si tu argumento continúa siendo el vergonzoso: “¿qué puedo hacer? ¡Yo soy así!”, y prosigues apegado a la rutina y a la costumbre como una babosa, incapaz de innovar y transformar las estructuras vetustas, pues ni siquiera continúes leyendo.
Si tú crees o supones que el pasado determina tu presente, y condiciona tu futuro, entonces te puedes sentar a esperar tu final y tu seguro deterioro.
Porque el tiempo deteriora todo, menos al que sabe ser “polvo y ceniza”.
Porque la vida que llega es cada vez menos y más mezquina, cuando el recipiente se encuentra más colmado y más henchido.
¡Vacía tu vasija por completo!
Sólo el que se sabe completamente vacío es apto para recibir toda la abundancia.
El humilde en soledad.
¡Ya deja de ocupar tanto espacio y tanto lugar!
No eres nada más que un hombre.
Tu importancia y tu valor recién comienzan a brillar, sólo cuando son capaces de surgir desde el fondo, desde lo más bajo y lo más oscuro.
Desde la conciencia plena del polvo y la ceniza.

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