**Soledad De Dos**
La noche fría, oscura y
solitaria, era mi compañera en la caminata sin destino,
tiempo, retorno. Nadie me
esperaba, salvo la soledad, vieja compañía mía. A la
deriva caminaba, gastando el
tiempo, matando el ocio y pensando en nada. En
nada tenía para pensar, en nada
para recordar, en nada para olvidar.
En un banco, cubierta con
cartones, juntando calor, ella estaba, con sus ojos abiertos, vigilando que no
le pase un mal.
Una mujer de la calle, sin
cobijo, sin techo, sin seguridad. Sentí en mi pecho ese
dolor, del desposeído, del
abandonado, que sólo la muerte puede salvar; y que al irse, nadie la recordará.
Me pidió una limosna, plata no
tenía, le convidé con un cigarrillo y a mi casa la llevé. Bella mujer, de edad
indefinida, de pocas palabras y mucho mirar.
Me preguntó:* ¿ que pretendes
de mi ? Soy joven y vieja, joven para morir, vieja
para amar. En la calle está mi
hogar; lo tuve y lo perdí, no quiero volver a tenerlo
lo volvería a perder. Me gusta
la calle, sin obligación, sin horario, sin nada que
me preocupe, sin nada porque
llorar, sin nada para olvidar*
Estas últimas palabras, abrió
una brecha en mi conciencia y me adherí a su forma
de hablar, que es mi forma de
vivir, de tomar la vida de frente, con realismo, con
valor.
De ahí en más, nació en
nosotros una amistad, platónica, además. De día, en mi
departamento, sentados y
hablando de cosas, sin importancia ni historia, o en silencio, respetando
nuestros pensamientos, que no compartimos y dejando que
las horas nos avise que la
noche está por comenzar. En la noche, salimos por las
calles, tomados de la mano,
escudados en el silencio, que grita, con voz muda.
¡ La alegría de estar juntos,
la alegría de vivir los dos !
Mario Beer-Sheva
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.