miércoles, 26 de abril de 2017

Oriente Medio: China se abre paso en el escenario regional

Por Eli Cohen 

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"China ha abandonado su política de no interferencia en Oriente Medio y va a aprovechar su amistad con todo los actores de la zona para desarrollar sus propios planes de expansión global. Así, se está convirtiendo en uno de los principales suministradores de armas de los países de la región, ha instalado una base militar en Yibuti (frente al Yemen) y ha firmado un acuerdo por el que va a empezar a fabricar drones para Arabia Saudí. El ministro chino de Exteriores incluso ha sugerido que su país podría servir de mediador entre Arabia Saudí e Irán, dadas sus buenas relaciones con ambos"
En febrero de 2011 el historiador Henry Kamen escribió un artículo en el que mostraba su preocupación ante un supuesto plan de China para la dominación del mundo. Su inmensa capacidad industrial y su masiva compra de deuda de los países occidentales son factores que, como apuntaba Kamen, han hecho de China una potencia indiscutible. Las predicciones actuales vaticinan que en 2030 China será la mayor potencia económica del planeta. Y ya es el país con mayor gasto militar, después de EEUU.
En los últimos años, China ha puesto los ojos en Oriente Medio, y además con un enfoque novedoso: mantiene buenas relaciones con todos los países de la región. Según el politólogo chino Wang Jisi, Pekín mira al Oeste del mismo modo que las potencias occidentales miran hacia el Este: con la idea de extender su influencia en el mundo.
El pasado mes de enero, el presidente chino, Xi Jinping, dijo en Egipto que su país sólo buscaba nuevos amigos en Oriente Medio: alianzas para el OBOR (One Belt, One Road), construir redes de cooperación, obtener resultados de los que todas las partes se beneficien…
El OBOR, también conocido como la Belt and Road Initiative, es uno de los proyectos exteriores más ambiciosos de Jinping; busca reconstruir la Ruta de la Seda formando una red comercial desde China hasta África y Europa, pasando por Asia Central y Oriente Medio. China lo echó a andar en 2014 con una inversión inicial de 40.000 millones de dólares. Uno de sus frutos es el primer tren que comunica Irán y China, inaugurado en febrero.
China ha abandonado su política de no interferencia en Oriente Medio y va a aprovechar su amistad con todo los actores de la zona para desarrollar sus propios planes de expansión global. Así, se está convirtiendo en uno de los principales suministradores de armas de los países de la región, ha instalado una base militar en Yibuti (frente al Yemen) y ha firmado un acuerdo por el que va a empezar a fabricar drones para Arabia Saudí. El ministro chino de Exteriores incluso ha sugerido que su país podría servir de mediador entre Arabia Saudí e Irán, dadas sus buenas relaciones con ambos.
Los chinos saben que, si quieren implicarse de lleno en Oriente Medio, deben aportar ideas o soluciones para los problemas de la región. A este respecto, Jinping ha adoptado el pensamiento desarrollista; en la reciente visita del monarca saudí a Pekín, el presidente chino declaró: “La solución de muchos de los problemas de Oriente Medio pasa por el desarrollo”. Y está actuando en consecuencia.
China es hoy el mayor exportador a Oriente Medio, y el mayor importador de petróleo desde 2010. Además, quiere adquirir la petrolera Saudi-Aramco, propiedad del reino wahabita.
En línea con su política de tener amistad con todo el mundo, las relaciones de China con Irán también son estupendas. Pekín desempeñó un papel preponderante en las negociaciones del acuerdo nuclear con Irán, y Jinping fue el primer líder internacional en visitar Teherán después de que se levantaran las sanciones contra la República Islámica. China es ya el principal socio comercial de Irán. En enero de 2016 ambos países firmaron 18 acuerdos de cooperación y se comprometieron a tener un comercio bilateral de 600.000 millones de dólares en los próximos diez años.
No sólo Arabia Saudí e Irán son grandes amigos de China, también Egipto. China es su principal socio comercial, con una cifra de 11.600 millones de dólares al año, y es un potente inversor en el Canal de Suez.
Por supuesto, China mantiene igualmente unas buenas relaciones con Israel.
China fue uno de los primeros países en reconocer a Palestina, en 1988, y no estableció lazos diplomáticos con Israel hasta 1992 para no alterar sus buenas relaciones con el mundo árabe. Sin embargo, la colaboración militar entre ambos países comenzó en los 80 –se calculaque Israel vendió armas a China por valor de 4.000 millones de dólares en esa época–-. Las exportaciones israelíes a China se han duplicado desde 2010, y en 2014 representaban el 10% de todas las israelíes, unos 11.000 millones de dólares. Los chinos, por su parte, han aumentado su interés por la industria tecnológica israelí. La inversión china en empresas israelíes se triplicó en el período 2012-2015, y en 2015 el 40% de todo el venture capital que fluyó hacia Israel provino de China. Asimismo, las universidades chinas e israelíes están reforzando sus vínculos. Por ejemplo, en 2016 la Universidad Ben Gurión y la Universidad Jilin firmaron un acuerdo de cooperación para establecer un centro conjunto de I+D en Jerusalén.
Además de su inmensa presencia comercial y económica, China ha comenzado a hacermovimientos políticos importantes. En sus relaciones internacionales, Pekín ha solido aplicar loscinco principios de la coexistencia pacífica diseñados en 1953 por el entonces primer ministro chino, Zhou Enlai. Pero los tiempos están cambiando. Hoy, China apoya abiertamente al régimen de Al Asad en la ONU y le vende armas. En el Yemen, el respaldo chino al presidente Mansur Hadi, frente a los rebeldes huzis, es sólido.
En la visita que cursó Netanyahu a Pekín en marzo, Jinping expuso su compromiso con la solución de los dos Estados y sostuvo que la paz sería beneficiosa para ambas partes. China ha propuesto dos planes de paz, pero ninguno se ha tomado realmente en consideración. Por otro lado, Jinping anunció en El Cairo un proyecto de ayuda de 7,6 millones de dólares para las centrales de energía solar de los territorios palestinos.
China siempre ha apoyado a Palestina en la ONU. Ha votado a favor de su incorporación como Estado no miembro y en su narrativa oficial adopta las reivindicaciones palestinas: territorios de antes de 1967 y Jerusalén Este como capital.
El alcance de China en Oriente Medio es cada vez mayor. No sabemos aún las consecuencias que acarreará, pero sin duda, y gracias a su posición de amistad con todos los actores, puede erigirse como mediador en los conflictos existentes y cambiar el panorama de la región para siempre.

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