viernes, 28 de abril de 2017

Qué hacer en Siria

 

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Seth J. Frantzman denuncia que la identificación de los rebeldes sirios con las más sanguinarias organizaciones yihadistas ha logrado que las fuerzas asadistas presenten al dictador baazista como el menor de los males y advierte contra cualquier colaboración occidental con el terrorismo islámico basada en una errónea realpolitik.
El extremismo del ISIS ha desacreditado a la rebelión siria. Antes de la llegada del ISIS y de la decapitación de Steven Sotloff y James Foley, la atención mundial estaba centrada en la brutalidad de Bashar al Asad. (…)
Apoyar a los extremistas religiosos, como hizo EEUU en Afganistán en los años noventa del siglo pasado, no es un contrapeso para otros extremistas. La batalla contra la hegemonía iraní debe llevarse a cabo junto con otras Administraciones prooccidentales o aliadas como Israel, Jordania, Arabia Saudí, Egipto y el Gobierno regional del Kurdistán iraquí. Apoyar a los yihadistas lleva a la inestabilidad. No contrarresta a Irán.
Mehmet Y. Yilmaz, articulista de Hurriyet, llama a la oposición de su país a que se vuelque en conquistar al electorado más joven para así poner freno a Erdogan.
Hubo dos millones de jóvenes que votaron por primera vez (…) en el referéndum del 16 de abril.
Si no cambia la fecha, podemos esperar un grupo más grande de electores noveles para las elecciones parlamentarias y presidenciales de noviembre de 2019.
(…) Este grupo no ha conocido otro Gobierno que el del Partido de la Justicia y el Desarrollo desde que tenían uso de razón. Para 2019, el partido gobernante habrá completado su decimoséptimo año en el poder.
Sin duda, la legitimidad o ilegitimidad del referéndum tendrá que debatirse durante un tiempo. Sin embargo, mientras sigue el debate, debe continuarse con los preparativos para 2019.
Generar políticas que lleven la esperanza y el entusiasmo a la gente joven (…) debe ser la prioridad de la oposición.
Grant Rumley, de la Foundation for Defense of Democracies, cree que se trata eminentemente de una maniobra de Marwán Barguti contra el presidente de la AP, Mahmud Abás.
Abandonado por los dirigentes de Ramala, Barguti ha intensificado su campaña para reemplazar a Abás. La huelga es un escenario siempre bueno para él: o Israel se resiste a sus demandas y los palestinos toman las calles para apoyar su campaña, o acepta y entonces parecerá que ha obtenido concesiones. En todo caso, Abás y el resto de los dirigentes palestinos no pueden por menos que apoyar a Barguti y a los prisioneros. Los funcionarios de la Autoridad Palestina ya han asistido a protestas en apoyo de la huelga, emitiendo declaraciones con las peticiones de los huelguistas e incluso presionando personalmente a funcionarios americanos en su nombre.
En su artículo del ‘New York Times’, Barguti proclamó que la huelga “demostraría una vez más que el movimiento de los prisioneros es la brújula que guía nuestra lucha”. Es también el motor que puede impulsar su camino hacia la presidencia.

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