EL ANTISEMITISMO; UNA LONGEVA ENFERMEDAD SIN CURA
"La judeofobia es una aberración psíquica", diagnosticó un renombrado médico judío de fines de siglo XIX; "es hereditaria y, como una enfermedad transmitida por dos mil años, incurable..."[1].Su persistencia y su intrigante ubicuidad parecen confirmar el postulado. La judeofobia –definida como odio a los judíos, también conocida como antisemitismo– ha estado presente en prácticamente todos los rincones del globo desde hace varios miles de años. Ha emergido y se ha sostenido incluso en países sin población judía. Los judíos han sido despreciados en sociedades paganas, religiosas y secularizadas. Irracional por antonomasia, la judeofobia ha acusado a los judíos, muchas veces simultáneamente, de ser capitalistas y comunistas, mercaderes explotadores y lumpen paupérrimo, trotamundos cosmopolitas y nacionalistas del género chauvinista[2].Nos desafía a encarar racionalmente manifestaciones irracionales y, así, nos recuerda la pertinencia de una observación añeja que cabe aquí parafrasear: la basura es basura, pero el estudio de la basura es academicismo.
Al abordar esta verdadera lacra de la humanidad debemos estar atentos a que una aproximación estudiada a la misma no la dote de respetable racionalidad. Aunque irracional, el antisemitismo es astuto y sabe acomodarse a las modas del momento. Forzado a ser camaleónico para asegurarse la supervivencia, ha probado su adaptabilidad al entorno con precisión darwiniana. En tiempos en que la religión definía las relaciones humanas, atacó al pueblo judío por sus creencias religiosas. En tiempos de teorías raciales, en lo que se fijó fue en su sangre. En épocas de ilustración universalista, lo desafió por su singularidad. En la actualidad, en tiempos de autodeterminación nacional y Estados-nación, lo agrede porque ejerce su soberanía nacional. El antisemitismo fue de cariz religioso desde sus inicios hasta el Medioevo; racial, desde la Inquisición hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial; hoy es de carácter político. Si otrora cuestionaba la validez de la religión judía, o el derecho a existir del judío en términos raciales, hoy cuestiona la legitimidad política y moral de la soberanía judía sobre la tierra ancestral de los hijos de David.
Tal como el filósofo Emile Fackenheim ha detallado, la judeofobia ha experimentado distintas etapas. En un primer momento se dijo a los judíos: "Ustedes no pueden vivir entre nosotros como judíos"; de ahí las conversiones forzosas. Luego se pasó al "Ustedes no pueden vivir entre nosotros"; de ahí las expulsiones. Finalmente fue la sentencia a muerte: "Ustedes no pueden vivir"; de ahí el genocidio. El político y académico Amnon Rubinstein adicionó una cuarta fase: "Ustedes no pueden vivir entre nosotros como un miembro más de la familia de las naciones. Es decir, ustedes no pueden tener un Estado propio". A esta forma de antisemitismo se la conoce más comúnmente como antisionismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.