lunes, 30 de julio de 2018

Engañar al cerebro sirviendo comida en un plato más pequeño para hacer dieta no funciona.

Créditos de las imagenes: Hisu lee .
Platos más pequeños no te ayudan a comer menos cuando tienes hambre, según investigadores de Israel.
Es un primer estudio para examinar cómo afecta la privación de alimentos a la percepción relativa del apetito.
En estas ideas se basan viejas teorías de la pérdida de peso.
Engañar al cerebro para que coma menos sirviendo comida en un plato más pequeño no necesariamente funciona.
Esto, según un nuevo estudio de investigadores de la Universidad Ben-Gurion de Negev (BGU).
Ellose descubrieron que cuando las personas carecen de alimentos, es mas probable que identifiquen el tamaño de la porción con precisión.
Este mecanismo funciona sin importar cómo se sirva.

El estudio, publicado en Appetite, desacredita el popular truco dietético basado en la ilusión del plato chico.
Esto sugería que las personas identifican los tamaños de forma diferente cuando se colocan dentro de un objeto más grande o más pequeño.
El experimento clásico muestra que las personas perciben que un círculo negro similar es más pequeño cuando está incrustado en un círculo más grande que cuando está incrustado en uno más pequeño.

“El tamaño del plato no importa tanto como creemos”, dice el Dr. Tzvi Ganel.
“Incluso si tienes hambre y no has comido, o están tratando de reducir porciones, la comida se ve igual.
Una porción se ve similar si llena un plato más pequeño o si está rodeada por un espacio vacío en uno más grande”.

El estudio examina la forma en que la privación de alimentos afecta la percepción de los alimentos en diferentes contextos.
El Dr. Ganel y la estudiante Noa Zitron usaron personas que no habían comido durante al menos tres horas.
En ellas vieron que eran más propensas a identificar porciones de pizza colocadas en bandejas.
Este logro no se afectaba si las bandejas eran más grandes o más pequeñas. Ellos lograron identificar correctamente los tamaños de los alimentos.
Este resultado mostró ser mas preciso que las personas que habían comido recientemente.

Esto solo funcionó cuando se aplicaba a los alimentos.
Ambos grupos fueron igualmente inexactos cuando se les pidió que compararan el tamaño de los círculos negros.
Según los investigadores, esto indica que el hambre estimula un procesamiento analítico más fuerte que no es fácilmente engañable por la ilusión.

“Durante la última década, los restaurantes y otras empresas alimentarias han estado utilizando platos progresivamente más pequeños.
Así buscan ajustarse a la tendencia perceptiva de que reducirá el consumo de alimentos”, dice el Dr. Ganel.
“Este estudio desacredita esa noción. Cuando las personas tienen hambre, especialmente cuando hacen dieta, es menos probable que los engañe el tamaño del plato.
Y es más probable que se den cuenta de que comen menos. Por tanto estarán más propensas a comer en exceso más tarde”.

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