"El éxito no es lo que uno alcanza, sino lo que uno supera".- Viktor Frankl.
El psiquiatra y neurólogo vienés Viktor Frankl es un ancla segura para atravesar los momentos difíciles de la vida sin caer en la desesperanza.
Referente indiscutible de la psicología, el psiquiatra y neurólogo Viktor Frankl es una lectura obligada de todas personas que estén tratando de encontrar el sentido a su vida.
Esa búsqueda de sentido que dió nombre a su libro más conocido - El hombre en busca del sentido- la abordó desde su propia experiencia personal.
Quizá sea ese uno de los motivos por los que sigue siendo uno de los libros más vendidos.
Los años que pasó en cuatro campos de concentración es el punto de partida de Frankl para mostrar que la existencia humana, desprovista de absolutamente de todo -salvo de la propia existencia- es una realidad única que merece ser vivida, y que la libertad interior y la dignidad humana son indestructibles.
Según Frankl, la vida tiene significado en si misma.
Las personas tienen la capacidad de descubrir un sentido único e irrepetible, independientemente de las circunstancias en que se encuentren.
De hecho, es esa búsqueda de significado la principal motivación vital.
La razón: "Todo puede serle arrebatado a un hombre, menos la última de las libertades humanas: el elegir su actitud en una serie dada de circunstancias, de elegir su propio camino", dijo el psiquiatra vienés.
Para Viktor Frankl, por duras o difíciles que sean las circunstancias que atravesemos, siempre tendremos la libertad de cual actitud adoptamos ante esas adversidades.
Para el famoso neurólogo judío, la felicidad no se puede perseguir; debe asegurarse como un efecto secundario de la dedicación a una causa mayor que uno mismo".
Viktor Frankl dijo que él había encontrado el significado de su vida ayudando a los demás a encontrar en sus vidas un significado".
En este sentido, el neurólogo llegó a elaborar una fórmula matemática para explicarlo: "La desesperanza es sufrimiento sin propósito", es decir, "D = S - P".
Y añade: "En la medida en que un individuo no puede encontrar ni ver ningún propósito en su sufrimiento, estará proclive a la desesperanza y, bajo ciertas condiciones, al suicidio.
Pero, en el momento en que pueda ver un sentido en su sufrimiento, puede moldearlo en un logro, en una conquista.
Puede convertir sus tragedias en un triunfo personal.
Pero es necesario saber para qué: ¿Que debería hacer yo con esto?
¿Cuál es la diferencia entre las personas que son capaces de levantarse y superar los problemas de la vida y las que no?, le preguntaron en una ocasión a Viktor Frankl.
El factor determinante es la decisión.
La libertad de elegir, la libertad de tomar una decisión (...)
A pesar de las condiciones -que solo parecen determinar totalmente mi comportamiento-, deseo actuar libremente, como el ser responsable que es el ser humano, deseo actuar de acuerdo a mi herencia y entorno, pero también a pesar de las peores condiciones. (...).
En un mundo desapegado, realista, empírico, estrictamente científico tenemos una visión del ser humano como algo -no alguien- que está completamente determinado, y no se admite la existencia de la libertad y de la responsabilidad, la responsabilidad de hacer algo o alguien de sí mismos".
Extracto del artículo escrito por Maria Fernández de Córdova.
El Mundo.
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