sábado, 29 de junio de 2024

DEL JERUSALEM POST

 PERMITIR A HAMAS SOBREVIVIR ES COMO DEJAR A HITLER EN EL PODER EN 1944

TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski
Por Frank Sobchak
Junio 19, 2024

Entre las muchas narrativas falsas y ahistóricas que se han desarrollado en torno a la guerra entre Hamas e Israel hay una que Israel ha hecho suficiente daño a Hamas que debería permitir sobrevivir a la organización dañada pero no derrotada, y tal vez incluso permitirle permanecer en el poder en Gaza.

Tal argumento es a menudo planteado bajo la premisa que Hamas será difícil de destruir y que Israel debería llegar a un acuerdo para liberar a sus rehenes.

Un comentarista incluso planteó que sería "extraordinario" sugerir que Hamas debería aceptar su aniquilación absoluta durante las negociaciones de cese del fuego, dando a entender que era irregular que un victorioso insista en que su oponente se desarme y disuelva.


Bandera blanca
Pero tal alegación es patentemente falsa, ya que muchas veces en la historia, una parte ha exigido la rendición incondicional de su adversario o la aniquilación de su fuerza militar.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las potencias aliadas esperaban una rendición incondicional de la Alemania nazi y el Japón imperial. De hecoh, el Gen. Dwight Eisenhower, el comandante aliado supremo en Europa, dijo a sus tropas antes del Día D, "No aceptaremos nada menos que la victoria total!"

Para el teatro del Pacífico, la Declaración de Potsdam decretó que Japón se rindiera incondicionalmente o enfrentara "destrucción pronta y absoluta" y amenazó con "la destrucción inevitable y completa de las fuerzas armadas japonesas y... la devastación absoluta de la patria japonesa."

No hubo ninguna ilusión de parte de las potencias del Eje que sus gobiernos serían desmembrados y sus fuerzas militares aniquiladas cuando aceptaron esos términos. Y aun así en ambos casos, las potencias derrotadas aceptaron la rendición incondicional y sus suertes.

La Primera Guerra Mundial concluyó con un armisticio seguido por un acuerdo negociado, pero hubo poca cuestión en cuanto a lo que pasaría con las fuerzas militares y sistemas políticos de las Potencias Centrales. La Triple Distensión demandaba la casi aniquilación de la maquinaria de guerra alemana, con prohibiciones sobre la conscripción, submarinos, y una fuerza aérea. Su ejército y armada fueron en gran medida disueltos, y los restos hundidos de su una vez gran flota pueden ser ahora visitados por buceadores que están de vacaciones. Alemania perdió más de un décimo de su territorio, y sus aliados, el Imperio Otomano y el Imperio Austro-Húngaro, fueron divididos por los vencedores.

Durante la Guerra Civil de EE.UU., las fuerzas de la Unión requirieron con poca frecuencia la rendición incondicional de las fuerzas Confederadas, pero todavía dejaron a la Confederación como una fuerza militar destripada. En la batalla por Fort Donelson, el general Ulysses S. Grant de la Unión se ganó el apodo "Rendición Incondicional Grant" por decir a su oponente, "Ningún término puede ser aceptado, excepto una rendición incondicional e inmediata."

El conflicto más grande, sin embargo, dio ligeramente términos más generosos a las fuerzas confederadas cuando se rindieron en Appomattox Court House, con combatientes liberados bajo palabra y a los que se les permitió conservar sus armas mientras regresaban a casa.

El material militar tal como rifles, cañones, y otra propiedad pública fueron apilados y entregados a los soldados de la Unión, impidiendo que las fuerzas sureñas reanuden el conflicto a gran escala y aboliendolas como un ejército organizado. Los Estados Confederados de América, el organismo político gobernante del Sur, fue disuelto y comenzó una ocupación militar.

Lograr una finalización de la guerra exitosa que crea una paz duradera después es un desafío estratégicamente difícil pero no un hecho raro. Cuando la aniquilación absoluta del enemigo es emparejada con una paz generosa, tal como con el Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial, hay una mayor probabilidad de una paz de larga duración. Por el otro lado, crear una paz cartaginesa, con un período posterior al conflicto que castigue en lugar de reconstruir, puede a menudo allanar el camino para el próximo conflicto, como lo hicieron los términos duros del Tratado de Versalles.

Aun peor, los matices de esos acuerdos de paz más tarde permitieron que alemanes tales como Adolf Hitler declaren que su país nunca había sido derrotado militarmente, preparando el camino para el rearme. En la Guerra Civil de Estados Unidos, una incapacidad de reconstruir el Sur durante la Reconstrucción y de castigar a los que continuaron luchando por sus ideologías torturadas llevó a conflicto de bajo nivel casi eterno que Estados Unidos todavía soporta. La peor opción de finalización de guerra posible es completar un acuerdo negociado que deje a los combatientes listos para reanudar el combate: una receta real para el conflicto perpetuo.

SI ALGO va a ser aprendido de los finales de estos conflictos anteriores, es que dejar sobrevivir a Hamas después de la barbarie del 7 de octubre sería equivalente a permitir que la Alemania nazi termine la guerra en 1944 con Hitler todavía en el poder.

Imaginar un mundo en el cual a las fuerzas fascistas de ese conflicto se les hubiese permitido persistir como versiones heridas de ellas mismas es nada menos que una pesadilla ridícula que deberíamos hacer todo lo que esté en nuestro poder para impedir con los fascistas contemporáneos de Gaza, quienes se revisten en una falsa narrativa de liberación anti-colonial.


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