EL CREPUSCULO DE ALI KHAMENEI
El líder supremo de Irán no se ha ido, pero su poder ha sido reducido enormemente desde el 7 de octubre del 2023
Por Reuel Marc Gerecht y Ray Takeyh
Noviembre 24, 2025
Los regímenes despóticos tienen su propia forma de ajustar cuentas a los gobernantes. Juicios falsos y acusaciones de corrupción inventadas pueden derribar a los líderes que han tropezado Los regímenes depredadores también pueden ofrecer alguna gracia a los íconos fallidos. El último es la actual situación difícil del líder supremo de Irán de 86 años de edad, Ali Khamenei. La Guerra de los 12 Días en junio neutralizó al mulah que había dominado mucho del Medio Oriente. Con su devastadora marcha atrás, sus esbirros están ahora tomando efectivamente el poder.
Si el Sr. Khamenei hubiese muerto el 6 de octubre del 2023, sería recordado como un revolucionario exitoso, que cambió la historia. Pero la guerra del 7 de octubre tomó desprevenido al clérigo, absolutamente ciego ante la cadena de reacción que los palestinos terroristas estaban a punto de desatar.
Cuando los israelíes mostraron que las reglas del juego habían cambiado, el Sr. Khamenei se quedó con su viejo manual de juego. Otros en Irán se dieron cuenta que carecían de poder de fuego. Voces dentro del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, la guardia pretoriana del líder supremo, abogó por obtener armas nucleares—rápidamente. El Sr. Khamenei persistió con su estrategia de expandir gradualmente la infraestructura nuclear. En dos ocasiones antes de la Guerra de los 12 Días, Irán arrojó misiles hacia Israel, asumiendo que la capacidad de misiles balísticos de Teherán podría todavía mantener a raya el comportamiento israelí. No lo hizo.
Ahora, cuando el Sr. Khamenei se pronuncia sobre cuestiones cruciales, las personas muy importantes a las que él una vez humilló, lo contradijeron. El 3 de noviembre, el líder supremo conmemoró la captura de la Embajada de Estados Unidos. "El conflicto entre la República Islámica y Estados Unidos no es una diferencia en la táctica. No es una discrepancia incidental. Es una diferencia inherente," afirmó el clérigo. "La cooperación con Irán no es compatible con cooperar y ayudar al maldito régimen sionista."
Seis días más tarde, el Ministro del Exterior Abbas Araghchi explicó, "Siempre que los estadounidenses estén preparados para negociaciones basadas en igualdad e intereses compartidos, tales conversaciones podrían volverse posibles." Poco después de eso, Ali Larijani, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional—un laico talentoso a quien el Sr. Khamenei una vez echó de su círculo íntimo—decidió reescribir la historia y el imperativo categórico de la revolución: "Los líderes de Irán no tenían una hostilidad inherente hacia el Occidente; en cambio, fue el comportamiento político y de seguridad del Occidente el que llevó a una crisis en la cooperación." Muchos en los pasillos del poder de Teherán, obviamente asustados de otro ataque estadounidense o israelí, cuelgan ofertas de mediación diplomática.
El Sr. Khamenei y sus diplomáticos a menudo han jugado un juego sutil para el beneficio de los occidentales. El teócrata expresaría su desconfianza de los estadounidenses, advertiría a sus emisarios que estén vigilantes, pero luego defendería oblicuamente sus esfuerzos. Los diplomáticos del régimen seguirían adelante, esgrimiendo el escepticismo de su líder como un medio para extraer concesiones de los extranjeros. Esta táctica a menudo funcionó, especialmente con los funcionarios europeos y estadounidenses durante la presidencia de Barack Obama. Hoy, el desafío del Sr. Khamenei no parece ni guionado ni ensayado.
Tampoco los rencores del clérigo están manejando el sistema. Tras la discutida elección presidencial del 2009 que sacudió al régimen, un candidato, Mehdi Karrubi, un revolucionario temerario, de la primera generación, fue consignado a arresto domiciliario que duró 14 años. El Sr. Karrubi, quien fue liberado en marzo, hace poco criticó duramente a su atormentador. "Khamenei afirmó tener agudeza, pero destruyó la economía, la cultura, la seguridad y la ética, y lo que ustedes ven hoy es producto de ese enfoque errado." En respuesta, el Sr. Karrubi no es ni castigado ni censurado. Muchos dentro del régimen seguramente concuerdan con él.
Incluso con un líder supremo disminuido, el régimen está tomando decisiones y ejecutando planes. Una división de trabajo parece estar teniendo lugar. El Sr. Larijani, uno de los más veteranos y siniestros funcionarios de Irán, está dirigiendo la cartera de seguridad nacional y enviando señales confusas, probablemente para arrullar a los occidentales para que entren en otra ronda de negociaciones prolongadas.
Las funciones de seguridad interna más cruciales están siendo supervisadas por el famoso jefe del Poder Judicial, Gholam-Hossein Mohseni-Ejei, quien ha instado a los fiscales a apurarse y castigar a los colaboradores de los sionistas que se ocultan dentro de la República Islámica.
El Presidente Masoud Pezeshkian y el estado administrativo están tratando de sortear los vastos problemas económicos y ecológicos de Irán. El CGRI, el presidente del Parlamento, Mohammad Ghalibaf, y un rango entero de actores informales en fundaciones y seminarios religiosos también tienen un decir. El liderazgo colectivo raramente funciona, ya que lleva demasiado tiempo crear un consenso. Pero, por ahora el sistema se sostiene.
En una forma paradójica, el desplazamiento del Sr. Khamenei se deriva de su éxito. El cuadro islamista está demasiado involucrado en la revolución que él moldeó como para perder su herencia. La misión del Sr. Khamenei continuará aun cuando él desaparezca. En un artículo revelador, Serat News, una publicación cercana a las redes de línea dura clericales y de seguridad, explicó, "La legitimidad del liderazgo se deriva no simplemente de la popularidad personal, sino también de los vínculos legales, históricos, religiosos y funcionales a la nación." Entonces, "aun si algo fuera a sucederle [al Sr. Khamenei] hoy—en el peor escenario posible—el sistema de la República Islámica puede mantener su estructura, agenda y espíritu revolucionario."
El Sr. Khamenei puede haber fracasado en el Medio Oriente, pero él ha tenido éxito en casa: El se replicó a sí mismo. Y ese éxito ha demostrado ser su perdición. Las victorias militares de Israel desde el 7 de octubre y la redada de bombardeos de un día de Donald Trump han hecho bochornosamente redundante al líder supremo. El, no sus funcionarios fieles, tiene que asumir la culpa.
El Sr. Gerecht es un profesor residente de la Foundation for Defense of Democracies. El Sr. Takeyh es un miembro principal en el Council in Foreign Relations.
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