domingo, 29 de mayo de 2011

LA OFERTA DE IRAN POR EL URANIO DE AFRICA


ILAN BERMAN

Con el drama de la primavera árabe y la muerte de Osama bin Laden dominando los titulares, ustedes podrían haberse perdido el más importante acontecimiento en meses en torno al programa nuclear de Iran: el surgimiento de Zimbabwe como un factor clave de la marcha de la República Islámica hacia la bomba atómica.
En los últimos días, los funcionarios en Harare han confirmado que el gobierno de Robert Mugabe está ultimando un acuerdo de recursos masivos con Teheran, en desafío a las sanciones de la ONU encaminadas a hacer descarrilar el impulso nuclear de Iran. Dicho acuerdo, en preparativos desde que el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, visitó el país africano en abril del 2010, daría al régimen iraní acceso preferencial a las estimadas 455000 toneladas de uranio en bruto del país en los próximos cinco años.
El acuerdo echa luz sobre lo que equivale a una grieta importante en la armadura nuclear de la República Islámica. A pesar de sus bravatas atómicas, el régimen iraní no tiene suficiente de la materia prima esencial necesaria para adquirir en forma independiente una capacidad nuclear. Según los expertos en no proliferación, las reservas de mineral de uranio conocidas de Iran son limitadas y, en general de mala calidad. Necesita desesperadamente un abastecimiento estable de mineral de uranio en el extranjero, y sin aquellos suministros los planes nucleares de la República Islámica, simplemente, se paralizarían.
Esta vulnerabilidad se está profundizando. Las envejecidas existencias de uranio de Iran, que la República Islámica adquirió de Sudáfrica en la década de 1970, estan en su mayoría agotadas. Teherán en los últimos meses ha estado cortejando febrilmente a un abigarrado grupo de socios extranjeros en busca de nuevas y estables fuentes de uranio para alimentar su hábito nuclear. De acuerdo con un resumen confidencial de inteligencia de un estado no identificado miembro de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) este pasado febrero, la República Islámica se ha centrado en África, el hogar de una cantidad de productores claves de uranio, como Zimbabwe, Senegal, Nigeria y la República Democrática del Congo.


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Los patrones de procuración de Teherán ofrecen una gran oportunidad para Occidente. Con los años, Washington y sus aliados europeos han trabajado sin descanso para impedir la adquisición por parte de Irán de la tecnología necesaria para su programa nuclear, con éxito sólo limitado. Hoy en día, a pesar de numerosas iniciativas encubiertas que van desde la promulgación de diseños defectuosos deliberadamente al sabotaje de materiales críticos, la AIEA estima que Irán tiene unas 11000 centrifugadoras operativas y un arsenal de más de dos toneladas de uranio enriquecido bajo- una cantidad suficiente, dicen los científicos nucleares, para construir más de un arma nuclear si se refina aún más.
Otras campañas también han tenido sólo impacto limitado. Incluso Stuxnet, el gusano informático misterioso que asoló los sistemas de control nuclear de Iran entre mediados de 2009 y finales de 2010, es ahora en gran medida una fuerza gastada. El Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional, una consultora de no proliferación con sede en Washington, estima que en la cima de su eficacia, el software malicioso destruyó poco más del 10% de las 9000 centrifugadoras de enriquecimiento de uranio en la planta iraní de Natanz, y que el virus es "poco probable que destruya más."
Sin embargo se ha prestado comparativamente poca atención al combustible crítico necesario para el progreso nuclear de Iran. En los últimos tres años, las cancillerías occidentales han colocado considerables esfuerzos diplomáticos para disuadir a los posibles proveedores de uranio, como Kazajstán, Uzbekistán y Brasil para que no provean a Teheran con la materia prima necesaria para su programa nuclear. Para toda su preocupación, los responsables políticos de Washington aún no han considerado seriamente penalizar a los países por sus ventas de uranio a Irán, ni han creado un marco legislativo que permita hacerlo.
Ellos deberían. Identificando y castigando a los proveedores actuales de mineral de uranio de Teheran, EEUU y sus aliados pueden retrasar la adquisición de la materia prima necesaria para realizar sus ambiciones nucleares - y enviar una clara señal a las posibles futuras fuentes de uranio para la campaña atómica de Irán, como Zimbabwe, que su participación en el programa nuclear de la República Islámica llegará a un alto costo económico y político.
En su intento actual por hacer descarrilar la marcha nuclear de Irán, el Capitolio ahora se dice que está contemplando nuevas sanciones encaminadas a seguir estrechando el cerco internacional en torno a Teheran. Los coqueteos de Iran con Zimbabwe sugieren que los legisladores harían bien en concentrarse menos en tratar de hacer que las centrifugadoras de Iran dejen de girar y más en asegurar que la maquinaria nuclear de Iran esté marchando en vacío.

El Sr. Berman es vicepresidente del Consejo de Política Exterior Americana en Washington, DC. Este artículo fue adaptado de su ensayo en la próxima edición de verano del 2011 del Trimestral de Medio Oriente.
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.

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