**Recuerdo De Tango Y Salón**
En esta tarde, cuando el otoño se despide, el sol que entra
por mi ventana calienta
mi cuerpo y entibia mi mente; y mi mente despierta,
perezosamente, dejando a un
lado los años y comienza a recordar.
Magníficos años acuden al recuerdo que supe vivir; amante de
las fiestas, del vino,
de las mujeres y en cuantos entreveros, participé, de cuerpo
y corazón.
El tango y la milonga, acompañaban mis noches; mis noches
alegres que viven en
mi alma y que pacientemente, dormitan su sueño esperando el
recuerdo que lo haga
vivir.
¡ Esta es una tarde de ellas ¡
El recuerdo está vivo y listo a traer de las sombras, de los
años pasados, al presente,
del recuerdo de hoy. Y como si fuera una broma, una broma
pesada, entre los primeros recuerdos escucho su voz; tu voz que arrastraba las
notas del verso y más de uno hacía
silencio mientras cabeceaba de emoción, otros en cambio,
enjuagaban una lágrima por
alguna “percanta” que lo abandonó.
Ya hace muchos años, tantos como los que olvidé, que al
recordarte me veo haciendo
figuras para darle “corte” al tango y tenerte más cerca de
mi cuerpo, sediento de tus
besos, de tus mimos y de aquellas promesas como notas de un
bandoneón.
Tu cuerpo, bailando, daba categoría al salón y tu voz,
imponiendo el silencio, llegaba
a los oídos, como las notas de un gran tenor.
El sol se ha retirado, mi cuerpo perdió el calor, los
recuerdos vuelven a mi alma y yo
espero, que pronto, en algún baile haciendo “figuras” te
encontraré, mi amor…
Mario Beer-Sheva
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