A
solo meses después de asumir la presidencia de Venezuela Hugo Chávez en
diciembre de 1999, la costa venezolana sufrió un deslave o desastre en
el Estado de Vargas que produjo centenares o miles de muertos, con
muchísima gente desplazada que había perdido su hogar.
Ese terrible desastre natural, el peor tal vez desde el terremoto de 1812, agarró de sorpresa al gobierno recientemente instalado. Muchos países respondieron rápidamente con cargamentos de ayuda. Dos navíos estadounidenses que transportaban ingenieros de la Armada y Marines, con tractores y maquinaria de ingeniería apropiada, fueron rechazados por el presidente de Venezuela. Uno de los barcos ya había zarpado de su puerto de partida y tuvo que regresar. Así me lo contó el general Raúl Salazar: sin explicación, el presidente me instruyó ordenar el retorno de la nave que ya había salido de puerto americano porque no se le permitirá anclar en puerto venezolano.
En ese momento concluí que el presidente Chávez tenía un odio visceral contra los Estados Unidos, sentimiento que se impuso a las necesidades urgentes e inmediatas de los damnificados. Sus actuaciones posteriores reflejaron esa profunda antipatía hacia el vecino del norte y dejaron de causarme sorpresa.
Unos meses después de salir cómo Ministro de la Secretaría de la Presidencia, mi amigo el finado Alfredo Peña me contó que en una oportunidad cuando había que atender una situación de cierta emergencia, él, Peña, le propuso a Chávez convocar a diferentes sectores de la comunidad: los gremios, las universidades, la Iglesia, los protestantes, los judíos…. La respuesta inmediata de Chávez fue: “los judíos, no!” Peña quería que sepa cuál era la manera de pensar del presidente hacia los judíos. Esta postura fue públicamente confirmada cuando por televisión, Chávez exclamó: “maldito seas Estado de Israel”, frase que repitió. Esta vez no cabía duda cuáles eran los sentimientos profundos y auténticos del presidente hacia Israel y el pueblo judío.
Recordé el episodio del deslave de Vargas el pasado viernes cuando el presidente Barack Obama instruyó a la embajadora americana ante la ONU abstenerse en la votación del Consejo de Seguridad y de esa manera dar luz verde a una resolución totalmente anti israelí que en el pasado, ante resoluciones similares había impedido ejerciendo su derecho al veto con un voto negativo.
Estamos frente a los últimos días de la presidencia de Obama y resulta asombroso este cambio radical en su política vis a vis Israel. Si se toma en cuenta que el presidente electo Donald Trump se pronunció en contra de la resolución, implica que Obama estaba dispuesto a imponer su voluntad personal, no obstante que una mayoría del pueblo americano no la compartía, incluyendo a congresistas y senadores, con el próximo líder de la minoría demócrata el senador Chuck Schumer entre quienes objetaron el voto norteamericano.
Obama había demostrado su inclinación por un giro en la política internacional de los Estados Unidos especialmente en el Medio Oriente, desde el comienzo de su toma del poder. En junio de 2009 desde la Universidad de Cairo pronunció un importante discurso en ese sentido y desde luego sus consecuencias son debatidas ampliamente, tomando en cuenta especialmente la turbulencia del área, especialmente en estos días cuando la guerra civil en Siria ya suma más de medio millón de muertos, con intercambio de poblaciones para asegurar un nuevo mapa étnico en la región.
Ahora bien, en junio de 2009 cuando pronunciaba su discurso que estaba siendo escuchado con debida atención por los gobiernos y pueblos del área, Obama se encontraba a menos de una hora de vuelo de Israel, y sin embargo, decidió no visitar el Estado Judío, el único estado de la región con el cual Estados Unidos puede identificarse ideológicamente. No hay necesidad de cambio de régimen en Israel cuando contrastado con otros estados de la región. Israel es una democracia. Punto. Ningún soldado americano tuvo que ofrecer su vida por el Estado Judío. Necesita ayuda, especialmente en el área militar, pero se trata de insumos no de vidas humanas.
¿Por qué no incluyó Obama en ese viaje a Israel? Se puede argumentar que quería destacar el motivo principal que era una apertura hacia el Islam. No obstante, no deja de preocupar que también demuestra que tiene una relación visceral antipática con Israel.
Muy comentada fue la humillación del Primer Ministro Binyamin Netanyahu por no ser recibido en la Casa Blanca como suele ser el Primer Mandatario de un país amigo. Así dispuso Obama para destacar que Israel era el recipiente de favores o tal vez dádivas de Estados Unidos y por ello tiene que aceptar lo que se le ofrece y cordialidad no está incluída.
Se atribuye al presidente francés el general De Gaulle haber enunciado que países no tienen amigos, tienen intereses. Al mismo tiempo se puede argumentar que la inclinación personal, la química entre las personas, entre los mandatarios, también juega un papel importante.
No entro en especulaciones ni en el componente psicológico de Obama. Pero algo es claro, si no es enemigo del Estado de Israel, tampoco es amigo.
Desde otra esquina se puede argumentar que se hizo efectiva la venta a Israel del nuevo avión bandera de ataque, el F35, solamente unos días antes, hecho que refleja el continuo compromiso de Estados Unidos por la seguridad del Estado de Israel. La ayuda económica a Israel sigue su rumbo ya tradicional. Y para la existencia de Israel, y de eso se trata y puede tener consecuencias trágicas equivocarse en este punto, el F35 es crucial y tal vez determinante.
Si eso es así, ¿Por qué violentó Obama su apoyo a Israel con el voto de abstención en la última reunión del Consejo de Seguridad? ¿Quería demostrar que continúa siendo el presidente hasta la fecha del 20 de enero de 2017? ¿O tal vez ya que no será más candidato a ningún cargo político, no tiene que asegurar el voto judío y puede hacer lo que realmente quiere hacer?
En un discurso formal ante AIPAC en junio de 2008 cuando ya era candidato a la presidencia, prometió que Jerusalén deberá permanecer como la Capital de Israel, y no dividida. Aunque no fue el único candidato que incumplió luego cuando ejerciendo la presidencia, después de la votación en el Consejo de Seguridad en contra de la voluntad del presidente electo, se puede vaticinar ahora con mayor certeza que Donald Trump sí trasladará la Embajada Americana a Jerusalén después de que asuma la presidencia.
El traslado de la Embajada es una formalidad que no tiene consecuencia real efectiva, pero enviará un poderoso mensaje de que Estados Unidos continúa comprometido con la existencia del Estado de Israel y aplaude su democracia e integridad territorial, especialmente después de la votación del viernes último.
¿Tendrá el traslado de la Embajada Americana consecuencias que Israel podrá lamentar debido a la reacción negativa de sus vecinos? La realidad es que sus vecinos rechazan al Estado de Israel y ya hacen todo lo que está a su alcance para minar su continua existencia. Pero mayor seguridad física que incluye un muro, más eficiente prevención a través de servicios de inteligencia y sobre todo una economía pujante que trae mayores beneficios económicos para todos, aunque no en la misma medida, constituyen los mejores instrumentos para frenar el terrorismo y evitar desastres mayores.
Desde otra perspectiva se puede pensar que no obstante la última votación, Estados Unidos no vacilará en su apoyo a Israel, porque las naciones de la región seguramente no comparten el raciocinio de que se puede ser líder desde una retaguardia. Respetan la fuerza y el poder, la claridad en las posturas, política fundamental del nuevo presidente Trump.
Tal vez el presidente Barack Obama esté pensando demasiado en su legado para la posteridad y quiso dejar sentado lo que realmente desea con referencia a Israel. O tal vez refleje también el sentimiento de muchos miembros del partido demócrata en este sentido. Después de la última elección presidencial, tanto el presidente Obama como su partido debería abocarse a un examen de sus políticas que aparentemente no son compartidas por el pueblo que decidió elegir a una persona que jamás ejerció un cargo público enfrentado con una de las caras más conocidas y con un curriculum de servicio público único, pero que no obstante, no reflejó el sentimiento de la mayoría electoral necesaria.
Por lo antedicho tampoco debe asombrar que Venezuela sea uno de los países que promovió la resolución condenatoria de Israel, olvidando la ayuda que el Estado judío había prestado, especialmente en el campo de la agricultura que en estos momentos pasa por una etapa de pobreza en muchos sentidos.
El Estado de Israel nace gracias a una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de noviembre de 1947 y se proclama como estado independiente el 14 de mayo de 1948. Pero esa no es toda la verdad. Israel se convierte en un estado independiente porque aunada a una presencia judía durante milenios el pueblo retornó en masa, secó pantanos, construyó ciudades, creó universidades, publicó libros e instaló una sociedad moderna y justa, fiel a los principios morales de sus enseñanzas tradicionales.
Y en el espíritu de Janucá que celebramos estos días debemos recordar que el emblema de la festividad no es especialmente la victoria militar sino la luz de la Menorá que simboliza el destierro de la oscuridad que es odio, insensibilidad, indiferencia al sufrimiento de otros, y la promoción de los valores que son sustento de la convivencia y armonía, del desarrollo continuo del intelecto y la ciencia. Esos son los valores que deben continuar siendo el norte del Estado de Israel que es ejemplo a seguir para las jóvenes naciones que integran la ONU.
Las victorias militares obtenidas por Israel en el pasado fueron indispensables para su permanencia y seguridad, pero su razón de ser fundamental es servir como Or Lagoyim, un faro de luz, un ejemplo de moralidad para toda la humanidad.
Ese terrible desastre natural, el peor tal vez desde el terremoto de 1812, agarró de sorpresa al gobierno recientemente instalado. Muchos países respondieron rápidamente con cargamentos de ayuda. Dos navíos estadounidenses que transportaban ingenieros de la Armada y Marines, con tractores y maquinaria de ingeniería apropiada, fueron rechazados por el presidente de Venezuela. Uno de los barcos ya había zarpado de su puerto de partida y tuvo que regresar. Así me lo contó el general Raúl Salazar: sin explicación, el presidente me instruyó ordenar el retorno de la nave que ya había salido de puerto americano porque no se le permitirá anclar en puerto venezolano.
En ese momento concluí que el presidente Chávez tenía un odio visceral contra los Estados Unidos, sentimiento que se impuso a las necesidades urgentes e inmediatas de los damnificados. Sus actuaciones posteriores reflejaron esa profunda antipatía hacia el vecino del norte y dejaron de causarme sorpresa.
Unos meses después de salir cómo Ministro de la Secretaría de la Presidencia, mi amigo el finado Alfredo Peña me contó que en una oportunidad cuando había que atender una situación de cierta emergencia, él, Peña, le propuso a Chávez convocar a diferentes sectores de la comunidad: los gremios, las universidades, la Iglesia, los protestantes, los judíos…. La respuesta inmediata de Chávez fue: “los judíos, no!” Peña quería que sepa cuál era la manera de pensar del presidente hacia los judíos. Esta postura fue públicamente confirmada cuando por televisión, Chávez exclamó: “maldito seas Estado de Israel”, frase que repitió. Esta vez no cabía duda cuáles eran los sentimientos profundos y auténticos del presidente hacia Israel y el pueblo judío.
Recordé el episodio del deslave de Vargas el pasado viernes cuando el presidente Barack Obama instruyó a la embajadora americana ante la ONU abstenerse en la votación del Consejo de Seguridad y de esa manera dar luz verde a una resolución totalmente anti israelí que en el pasado, ante resoluciones similares había impedido ejerciendo su derecho al veto con un voto negativo.
Estamos frente a los últimos días de la presidencia de Obama y resulta asombroso este cambio radical en su política vis a vis Israel. Si se toma en cuenta que el presidente electo Donald Trump se pronunció en contra de la resolución, implica que Obama estaba dispuesto a imponer su voluntad personal, no obstante que una mayoría del pueblo americano no la compartía, incluyendo a congresistas y senadores, con el próximo líder de la minoría demócrata el senador Chuck Schumer entre quienes objetaron el voto norteamericano.
Obama había demostrado su inclinación por un giro en la política internacional de los Estados Unidos especialmente en el Medio Oriente, desde el comienzo de su toma del poder. En junio de 2009 desde la Universidad de Cairo pronunció un importante discurso en ese sentido y desde luego sus consecuencias son debatidas ampliamente, tomando en cuenta especialmente la turbulencia del área, especialmente en estos días cuando la guerra civil en Siria ya suma más de medio millón de muertos, con intercambio de poblaciones para asegurar un nuevo mapa étnico en la región.
Ahora bien, en junio de 2009 cuando pronunciaba su discurso que estaba siendo escuchado con debida atención por los gobiernos y pueblos del área, Obama se encontraba a menos de una hora de vuelo de Israel, y sin embargo, decidió no visitar el Estado Judío, el único estado de la región con el cual Estados Unidos puede identificarse ideológicamente. No hay necesidad de cambio de régimen en Israel cuando contrastado con otros estados de la región. Israel es una democracia. Punto. Ningún soldado americano tuvo que ofrecer su vida por el Estado Judío. Necesita ayuda, especialmente en el área militar, pero se trata de insumos no de vidas humanas.
¿Por qué no incluyó Obama en ese viaje a Israel? Se puede argumentar que quería destacar el motivo principal que era una apertura hacia el Islam. No obstante, no deja de preocupar que también demuestra que tiene una relación visceral antipática con Israel.
Muy comentada fue la humillación del Primer Ministro Binyamin Netanyahu por no ser recibido en la Casa Blanca como suele ser el Primer Mandatario de un país amigo. Así dispuso Obama para destacar que Israel era el recipiente de favores o tal vez dádivas de Estados Unidos y por ello tiene que aceptar lo que se le ofrece y cordialidad no está incluída.
Se atribuye al presidente francés el general De Gaulle haber enunciado que países no tienen amigos, tienen intereses. Al mismo tiempo se puede argumentar que la inclinación personal, la química entre las personas, entre los mandatarios, también juega un papel importante.
No entro en especulaciones ni en el componente psicológico de Obama. Pero algo es claro, si no es enemigo del Estado de Israel, tampoco es amigo.
Desde otra esquina se puede argumentar que se hizo efectiva la venta a Israel del nuevo avión bandera de ataque, el F35, solamente unos días antes, hecho que refleja el continuo compromiso de Estados Unidos por la seguridad del Estado de Israel. La ayuda económica a Israel sigue su rumbo ya tradicional. Y para la existencia de Israel, y de eso se trata y puede tener consecuencias trágicas equivocarse en este punto, el F35 es crucial y tal vez determinante.
Si eso es así, ¿Por qué violentó Obama su apoyo a Israel con el voto de abstención en la última reunión del Consejo de Seguridad? ¿Quería demostrar que continúa siendo el presidente hasta la fecha del 20 de enero de 2017? ¿O tal vez ya que no será más candidato a ningún cargo político, no tiene que asegurar el voto judío y puede hacer lo que realmente quiere hacer?
En un discurso formal ante AIPAC en junio de 2008 cuando ya era candidato a la presidencia, prometió que Jerusalén deberá permanecer como la Capital de Israel, y no dividida. Aunque no fue el único candidato que incumplió luego cuando ejerciendo la presidencia, después de la votación en el Consejo de Seguridad en contra de la voluntad del presidente electo, se puede vaticinar ahora con mayor certeza que Donald Trump sí trasladará la Embajada Americana a Jerusalén después de que asuma la presidencia.
El traslado de la Embajada es una formalidad que no tiene consecuencia real efectiva, pero enviará un poderoso mensaje de que Estados Unidos continúa comprometido con la existencia del Estado de Israel y aplaude su democracia e integridad territorial, especialmente después de la votación del viernes último.
¿Tendrá el traslado de la Embajada Americana consecuencias que Israel podrá lamentar debido a la reacción negativa de sus vecinos? La realidad es que sus vecinos rechazan al Estado de Israel y ya hacen todo lo que está a su alcance para minar su continua existencia. Pero mayor seguridad física que incluye un muro, más eficiente prevención a través de servicios de inteligencia y sobre todo una economía pujante que trae mayores beneficios económicos para todos, aunque no en la misma medida, constituyen los mejores instrumentos para frenar el terrorismo y evitar desastres mayores.
Desde otra perspectiva se puede pensar que no obstante la última votación, Estados Unidos no vacilará en su apoyo a Israel, porque las naciones de la región seguramente no comparten el raciocinio de que se puede ser líder desde una retaguardia. Respetan la fuerza y el poder, la claridad en las posturas, política fundamental del nuevo presidente Trump.
Tal vez el presidente Barack Obama esté pensando demasiado en su legado para la posteridad y quiso dejar sentado lo que realmente desea con referencia a Israel. O tal vez refleje también el sentimiento de muchos miembros del partido demócrata en este sentido. Después de la última elección presidencial, tanto el presidente Obama como su partido debería abocarse a un examen de sus políticas que aparentemente no son compartidas por el pueblo que decidió elegir a una persona que jamás ejerció un cargo público enfrentado con una de las caras más conocidas y con un curriculum de servicio público único, pero que no obstante, no reflejó el sentimiento de la mayoría electoral necesaria.
Por lo antedicho tampoco debe asombrar que Venezuela sea uno de los países que promovió la resolución condenatoria de Israel, olvidando la ayuda que el Estado judío había prestado, especialmente en el campo de la agricultura que en estos momentos pasa por una etapa de pobreza en muchos sentidos.
El Estado de Israel nace gracias a una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de noviembre de 1947 y se proclama como estado independiente el 14 de mayo de 1948. Pero esa no es toda la verdad. Israel se convierte en un estado independiente porque aunada a una presencia judía durante milenios el pueblo retornó en masa, secó pantanos, construyó ciudades, creó universidades, publicó libros e instaló una sociedad moderna y justa, fiel a los principios morales de sus enseñanzas tradicionales.
Y en el espíritu de Janucá que celebramos estos días debemos recordar que el emblema de la festividad no es especialmente la victoria militar sino la luz de la Menorá que simboliza el destierro de la oscuridad que es odio, insensibilidad, indiferencia al sufrimiento de otros, y la promoción de los valores que son sustento de la convivencia y armonía, del desarrollo continuo del intelecto y la ciencia. Esos son los valores que deben continuar siendo el norte del Estado de Israel que es ejemplo a seguir para las jóvenes naciones que integran la ONU.
Las victorias militares obtenidas por Israel en el pasado fueron indispensables para su permanencia y seguridad, pero su razón de ser fundamental es servir como Or Lagoyim, un faro de luz, un ejemplo de moralidad para toda la humanidad.
A
solo meses después de asumir la presidencia de Venezuela Hugo Chávez en
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