por Maria Polizoidou • 30 de Enero de 2017
El presidente norteamericano Barack Obama, ante la 71ª Asamblea General de la ONU, el 20 de septiembre de 2016. (Imagen: Naciones Unidas).
Si el presidente de EEUU Barack Obama fuera una persona sin estudios; si a los miembros de su Gabinete nunca les hubiesen enseñado Historia en el colegio; si su Gobierno hubiera estado conformado por un grupo de salvajes recién salido de la selva amazónica, entonces podríamos justificar de algún modo su ignorancia acerca de la historia del Mediterráneo y las gentes de Oriente Medio.
Pero no es el caso. La emboscada tendida a Israel con la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU, que considera a la población judía ocupante en su propia capital ancestral -y en su parte más sagrada-, es un acto de yihad y de violencia política perpetrado por unos Gobiernos políticamente motivados.
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