¡SHABAT SHALOM!
SOBRE EL AROMA DEL AROMA
Sobre los aromas no recae el manto del olvido.
Siempre están ahí, al acecho, buscando asociarse con algún recuerdo insospechado…
*
Tiene aroma aquella esquina, y también ese bar, ¿lo recuerdas?, que hace años cerró sus puertas.
Tiene aroma esa planta de jazmín que mi madre recibió de la suya, aunque los años finalmente la vencieran.
Los hospitales tienen aroma, y también los portafolios de la escuela.
Tienen aroma las plazas, los trenes nocturnos, y las ciudades desconocidas.
La soledad tiene su aroma, y también el último abrazo que nos dimos.
Los aromas del Shabat me conmueven, me estremecen, me transforman.
Los amaneceres en Jerusalén tienen el aroma de la Creación del Mundo.
*
Un libro muy antiguo de mi biblioteca, enseña que, al final de los tiempos, se reconocerá nuestra esencia verdadera, de acuerdo a nuestro aroma personal.
Y yo sé a qué se refiere.
O lo intuyo.
Pero no me atrevo a escribirlo; temo nombrarlo o ponerlo en palabras.
Porque ¿quien se atrevería a definir el aroma del Árbol de la Vida?
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