**Cruzando El Horizonte**
Una mañana, bien temprano, con mi mochila al
hombre tomé el
camino queriendo llegar al horizonte,
queriendo llegar donde
nadie había llegado. Crucé sierras y valles,
conocí comarcas y
pueblos, gente que no conocía, idiomas que no
entendía, pero mi
mente estaba en mi meta y mi meta era llegar
al horizonte.
En mi largo caminar vi la gente que reía y se
burlaba. Mi fuerza
de voluntad era más fuerte que la mofa que
escuchaba.
Y así varios días después, a la hora que la
tarde moría y la noche se
asomaba, llegué al horizonte. Descansé junto a
mi mochila esperando.
Esperando el amanecer para no perder detalle
de la llegada a mi destino.
Con las primeras luces con mi vista recorrí el
paisaje, y sí; estaba en el
horizonte.
Una blanca línea dividía el antes y el después,
crucé el horizonte y supe
la verdad. La incógnita ya no existía.
…………………………………………………………………………….
Cabizbajo regresé a mi destino, la mochila
abandoné por el camino, mi
ánimo junto con ella quedó en algún matorral
cubierta con mi tristeza y
las lágrimas que de mi mejilla rodaba. Procuré
que en mi regreso nadie
supiera de mi; agazapado por la vergüenza y el
terror llegué a mi casa.
Puse tranca y llave candado a mi boca, tapones
a mis oídos y en el silencio
lloré el dolor. Nunca pidas saber más de lo
que la naturaleza quiere mostrar.
¡ La duda es la razón del vivir!
Mario Beer-Sheva.
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