Jugando Con La Mente**
Busco el lugar más silencioso de la casa; me
siento cómodo, cierro
los ojos y comienzo a relajarme hasta que la
oscuridad abra a mi
mente la puerta de los recuerdos, de años que
han pasado y huellas
que han quedado.
He llegado al pasado y como un juego voy
recordando detalles y
momentos que mi viejo, alegre y fuerte corazón
a vivido, en el
amor de mujeres que pasaron hasta llegar a
aquella que la espina
quedó clavada en mi alma junto a mi eterno
amor.
El dolor es intenso pero es un juego de la
mente y como un juego lo
acepto ya que en cualquier momento puedo dejar
de jugar. Y así
recorro mi vida absorbiendo las sonrisas
rechazando las tristezas.
Todas ellas salen de los recuerdos que no he
de olvidar.
Mi vieja mente ya puede tener algunos olvidos
pero no mi corazón, él
se mantiene activo como si fuera una memoria
ejercitada.
Y en este juego de recordar el pasado me llega
el sueño, que finalmente,
ronda mis noches y me trae el descanso que en
mis años son necesarios.
Si el corazón funciona y la mente lo acompaña
no hay vejez que borre
los recuerdos que formaron nuestra vida.
¡Jugando con la mente, hermoso ejercicio para
ser feliz!
Mario Beer-Sheva
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