jueves, 26 de julio de 2018

¿Por qué avergonzarse de ser judío?

¿Por qué avergonzarse de ser judío?
El orgullo, la autoestima y el auto-odio judío
Guido Maisuls
Un judío alemán, Max Naumann fundó el “Verband Nationaldeutscher Juden” (Liga de los Judíos Nacionalistas Alemanes) que se identificaba con la ideología nazi antes de la concreción de la Shoah.
El auto-odio es un sentimiento de rechazo de los propios atributos personales o grupales, menoscabados por los grupos hegemónicos.
“La baja autoestima es como conducir por la vida con el freno de mano puesto” Maxwell Maltz.
La autoestima es un sentimiento de aprecio, afecto, consideración y estima que uno siente por si mismo y por el cual termina reflejándose en las miradas de los demás.
“Un hombre no puede estar cómodo sin su propia aprobación.” Mark Twain
El orgullo es una palabra íntimamente ligada al respeto y a la valoración que una persona tiene de si mismo o de su deseo de vivir de acuerdo a sus valores personales o grupales.
“Nunca es demasiado tarde para ser lo que podrías haber sido.” George Eliot
El auto-odio judío
El poeta Heinrich Heine fue un judío que opinaba: “el judaísmo no es una religión sino una desgracia”.
El escritor judío Moritz Saphir sentenciaba: “el judaísmo es una deformidad de nacimiento corregible por cirugía bautismal”.
Un judío alemán, Max Naumann fundó el “Verband Nationaldeutscher Juden” (Liga de los Judíos Nacionalistas Alemanes) que se identificaba con la ideología nazi antes de la concreción de la Shoah.
El periodista judío vienés Arthur Trebitsch quien llego a ofrecer sus servicios a los nazis pedía perdón por existir: “Me fuerzo a no pensarlo, pero no lo logro. Se piensa dentro de mí… está allí todo el tiempo, doloroso, feo, mortal: el conocimiento de mi ascendencia. Tanto como un leproso lleva su repulsiva enfermedad escondida bajo su ropa y sin embargo sabe de ella en cada momento, así cargo yo la vergüenza y la desgracia, la culpa metafísica de ser judío. ¿Qué son todos los sufrimientos e inhibiciones que vienen de afuera en comparación con el infierno que llevo dentro? La judeidad radica en la misma existencia. Es imposible sacudírsela de encima…”
El judío Karl Marx escribió un panfleto “Sobre la cuestión judía” donde decía: “El fundamento secular del judaísmo es la necesidad práctica, el interés egoísta. El culto practicado por el judío es la usura y su Dios, el dinero”. “¿Cuál es la mundana razón de ser de la judería? La necesidad práctica del judaísmo es el egoísmo”. “¿Cuál es la religión mundana de los judíos? Es el regateo mezquino del vendedor ambulante”. “¿Cuál es su Dios mundano?… El dinero”.
Quizás muchos judíos antisionistas de hoy podrían identificarse con la conclusión del pensador Pierre-André Taguieff: “Israel es la encarnación de Occidente para los antioccidentales, del imperialismo para los antiimperialistas, del infiel para los islamistas, del racismo para los pro palestinos. Sobre este país se acumulan los estereotipos negativos. Es percibido como el Estado que sobra, que debería desaparecer para que la humanidad quedara libre del Mal. Este trato, absolutamente demonizador, es exclusivo para Israel”.
La autoestima judía.
El ex presidente israelí Shimon Peres recordaba la voz de su abuelo, que a sus once años lo puso en un tren para que escapara: “Todavía recuerdo la forma desgarradora en que me abrazó. Recuerdo sus últimas palabras y su orden: ‘hijo, sigue siendo un judío para siempre’, yo continué mirando a mi abuelo hasta que desapareció de mi vista. Esa fue la última vez que lo vi.”. Su abuelo murió después en el incendio de la sinagoga de su aldea de Belarús donde los nazis habían encerrado a toda la comunidad judía. “De esa comunidad sólo quedaron cenizas, no hubo ningún superviviente”.
El judío Sigmund Freud nos comentaba sobre su experiencia de vida en aquella época: “Mi lengua es el alemán. Mi cultura, mi realización es alemana. Yo me considero un intelectual alemán, hasta que percibí el crecimiento del preconcepto anti-semita en Alemania y en Austria. Desde entonces prefiero considerarme judío”.
Un lunes 19 de abril de 1943, Mordejai Anilevich lanza desde su bunker de la calle Mila 18, el levantamiento del Gueto de Varsovia para detener a las tropas nazis que comenzaban la segunda deportación masiva de judíos hacia los campos de la muerte, con poco más de doscientos combatientes judíos muy pobremente armados pero con la firme determinación de luchar contra el asesinato masivo y por la entonces utópica libertad de su pueblo. En el cuarto día del heroico levantamiento escribe con orgullo judío: “El sueño de mi vida se ha cumplido. La Autodefensa Judía en el Gueto ya es un hecho; la resistencia armada es una realidad. Soy testigo de los actos heroicos de los sublevados judíos”.
A lo largo de su vida, Zeev Jabotinsky estaba convencido de que un estado judío era una necesidad histórica que habría de llegar. En sus escritos recordaba cómo, a la edad de seis años, había preguntado a su madre si “los judíos alguna vez tendrían un estado propio”. Su madre le había contestado: “por supuesto, niño tonto”. Jabotinsky, que dedicó toda su vida a la consecución de un estado judío, jamás cuestionó la validez de su respuesta. En 1935, cinco años antes de su muerte, Jabotinsky redactó su testamento, declarando que a su muerte podía ser enterrado en cualquier lugar, pero solicitaba que sus restos fueran trasladados a Israel “sólo por instrucción del gobierno judío ki takum” – “que será establecido”. En indicativo. En 1965, los restos de Zeev Jabotinsky fueron traídos e inhumados en el Monte Herzl en Jerusalem. Fuente: Israel Ministry of Foreign Affairs
¿Qué es para mí, el orgullo de ser un judío?
Opto por la reafirmación de la condición judía frente a las distintas realidades de los países en donde se habite o la decisión de asumir definitivamente nuestra propia existencia en nuestro hogar nacional ancestral, Israel.
Opino que el judío se auto elije a sí mismo judío y no se identifica en la caricatura grotesca que el antisemita pretende mostrarle ya que no se avergüenza ni tiene motivo alguno para avergonzarse de su propia esencia.
Creo que el Judaísmo no es una religión solamente como se lo entiende en occidente, es mucho más, es un estilo de vida y por lo tanto no es un dogma, es una cultura viva y dinámica.
Creo que ser un judío hoy, es una opción de vida, es ser un irremediable rebelde que nada eternamente contra la corriente del conformismo, de la mediocridad, de la corrupción y de la maldad de los hombres.
Es oponerse activamente a las injusticias que percibimos en nuestra rutina cotidiana, es trabajar incansablemente desde nuestras imperfecciones y debilidades para ser una luz entre las naciones, es atreverse desde nuestros humildes lugares a hacer de este mundo un lugar realmente digno de ser vivido.
Ser judío es fundamentalmente sentir: “El orgullo de ser”.
Hoy me siento orgullo de ser un judío, de pertenecer al ancestral pueblo judío y de ser por mi propia elección parte de ese pueblo judío.
Guido Maisuls
Servicio judío de opinión e investigación periodística
www.identidades.com.ar

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