jueves, 19 de septiembre de 2024

DE ARUTZ SHEVA

 LA UTOPIA DE LAS FRONTERAS ABIERTAS DE EUROPA HA TERMINADO

La amenaza terrorista está una vez más sacudiendo a Europa. Y hace falta mucha censura para ocultar los hechos. Léan a continuación. Opinión.
TRADUCIDA POR 
Marcela Lubczanski
Septiembre 14, 2024

Giulio Meotti es un periodista italiano de Il Foglio y escribe una columna bisemanal para Arutz Sheva. El es el autor de 20 libros, incluido "Una Nueva Shoah", que investigaba las historias personales de las víctimas israelíes del terrorismo, publicado por Encounter. Sus escritos han aparecido en publicaciones tales como The Wall Street Journal, Gatestone Institute y Die Weltwoche. El es también miembro del Middle East Forum.


La foto tiene apenas nueve años, pero parece venir de otra época. Y por sobre todo de otro país. Diez días antes, la Canciller Angela Merkel había pronunciado la famosa frase "Wir Schaffen Das." Podemos hacerlo. Se volvería el lema de la cultura de bienvenida con la cual la Europa liderada por Alemania había respondido a una ola migratoria sin precedentes.
Esa mañana, la canciller visita un centro de recepción de refugiados en Berlín. Shaker Kedida le pide una selfie. Merkel asiente con la cabeza y posa. La imagen se volvió el equivalente visual de "Wir Schaffen Das," un hito en la comunicación política en la época a la par del 'Si, podemos' de Obama. No había espacio para el escepticismo acerca de la inmigración y las fronteras. Merkel hizo todo por su cuenta, sin consultar a los otros gobiernos de la Unión Europea.
Hoy, no sólo un canciller alemán sacándose una selfie con migrantes sería una acción imposible, sino que el gobierno izquierdista de Olaf Scholz ha decidido también lo impensable: la suspensión de Schengen y el retorno de los controles fronterizos.
¿Por qué? Porque, como lo dijo el ex jefe de la inteligencia francesa Pierre Brochand, nos hemos dado cuenta que "un modelo que rechaza distinguir entre las aspiraciones del contador sueco y el guerrero pashtun, el nerd californiano y el pastor del Sahel, el granjero de Béarn y el joven 'harrag' argelino, como si fueran todos intercambiables, no funciona."
Alemania ha anunciado la suspensión de Schengen (definición: La Zona Schengen es un área que abarca 29 países europeos que han abolido oficialmente los controles fronterizos entre sí) por seis meses y del sueño europeo del movimiento libre de personas y bienes debido al peligro de infiltración terrorista y flujos migratorios no controlados.
Incluso Jacques Attali, el intelectual abanderado del globalismo, lo dijo claramente: "La cuestión de las fronteras es esencial. Europa es un tamiz y hemos hecho todo para destruir las fronteras internas y externas. No es que Europa no sepa como protegerse, es que no quiere protegerse."
Schengen es un hecho político y económico fantástico, pero en las condiciones que Europa ha creado desde esa foto fatídico no se sostienen: con las fronteras externas de la caída Unión Europea, desde Ceuta a los bosques polacos, a las islas griegas y a las aguas de Lampedusa, Schengen se vuelve sinónimo de una Europa Titanic.
En 1990, en un barco anclado en Schengen, un pueblo de Luxemburgo sobre el Moselle bordeando Francia y Alemania, los ministros de cinco países europeos firmaron un acuerdo que habría eliminado sus fronteras internas.
Jean-Claude Juncker, el soporífero luxemburgués, como presidente de la Comisión Europea llegará tan lejos como a decir que "las fronteras son la peor invención en la historia."
Si ahora incluso el gobierno progresista alemán está volviendo a introducir controles fronterizos, significa que la situación europea está en alguna parte entre desesperada e irreparable.
El probable próximo canciller alemán, Friedrich Merz del CDU, acaba de decir que los ataques con cuchillos suceden casi a diario, que hay en promedio dos violaciones en banda diarias en Alemania y que la mayoría de los perpetradores son jóvenes migrantes que son totalmente irrespetuosos hacia las mujeres. "Esta es la realidad de Alemania y debemos ponerle fin."
En los primeros siete días de septiembre, la policía alemana intervino en más de 100 crímenes involucrando un cuchillo. Eso es de acuerdo con un nuevo sitio web llamado Messerinzidenz (Incidencia del Cuchillo), el cual analiza los informes policiales diarios para crear un rastreador de crímenes con cuchillo en tiempo real.
Mientras tanto, la amenaza terrorista está una vez más sacudiendo a Europa. Y hace falta gran cantidad de censura para ocultar estos hechos.
El 23 de agosto, un islámico cortó los cuellos de tres personas en la ciudad alemana de Solingen. En Alemania, este tipo de nihilismo islámico se está volviendo, preocupantemente, la nueva normalidad.
En la ciudad de Mannheim, un islámico apuñaló a seis personas durante una manifestación contra el Islam. Un oficial de policía murió por sus heridas.
Durante el Campeonato Europeo de Fútbol, un "agente dormido" iraquí del ISIS fue arrestado cerca de Stuttgart.
Otra trama del ISIS es frustrada antes de la final de la Eurocopa 2016 entre Inglaterra y España.
Tres adolescentes, de 15, 15 y 16 años, son arrestados, acusados de planificar ataques contra iglesias.
Dos afganos son detenidos por planificar un ataque contra el Parlamento de Suecia.
La policía alemana arrestó a cuatro miembros de Hamas, quienes estaban planificando atacar sitios judíos.
Dos chicos, de 15 y 16 años, son arrestados por un ataque contra una sinagoga y un mercado de Navidad.
El mes pasado, de no haber sido por un aviso de la CIA, Austria pudo haber sufrido una de las peores atrocidades islámicas en la historia en suelo europeo durante un concierto de Taylor Swift en Viena.
En marzo, cuatro terroristas asociados con el ISIS-K mataron a 145 personas en la Sala Ciudad Crocus de Moscú.
Sin cerrar sus fronteras externas, Europa implosionará.
En un largo ensayo para revista Quadrant, el ensayista alemán Wolfgang Kasper lo llama "una prueba de estrés para la civilización occidental."
Aristófanes satirizó una civilización que no hacía nada más que apostar en carreras de caballos. Acostumbrados sólo a la paz, la mayoría de los romanos llegaron a dudar que las guerras alguna vez realmente habían sucedido o fueran posibles nuevamente. La población había confiado su seguridad a las guarniciones estacionadas en fronteras distantes. Dentro de los muros, el imperio se había vuelto una suerte de "paraíso civil": la población entera, escribió Publius Aelius Aristides, se había vuelto hacia placeres de todo tipo. "Gimnasios, fuentes, templos, arcos y escuelas llenaban las ciudades..."
Ahora los europeos descubren que si no defiendes las fronteras vas a colapsar. La pregunta es si eso será suficiente para poner fin al sindrome de la rana hervida.

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