**Señora**
Señora, disculpe que la moleste, ocurre que no soy de éste
barrio, pero estoy
enterado, que por aquí vive Pompeya.
No señora ,ella no me conoce, pero yo quiero hacerla mía.
Le agradeceré si me
informa donde vive, por favor.
Quiero declararle mi amor y ofrecerme como siervo y fiel
seguidor...
Es fácil reconocerla, es hermosa, con una mirada profunda,
y una sonrisa que
invita al amor, sus labios, una tentación, su voz, todo un
concierto. Ella dice que
es necesario que alguien nos presente, para iniciar
una conversación.
Le ruego, le imploro, señora, si usted puede hacer algo,
hágalo por favor.
Unos minutos más, le pido señora, comprendo que la he
distraído de su trabajo
habitual, pero créame que no puedo vivir sin Pompeya, sin
ella mi vida no tiene
razón. Sospecho, señora, que usted algo puede hacer, para
bien de mi ser...
! Aquí estoy, señora, hincado a sus pies ! Y así me
quedaré, como si fuera una
promesa, hasta tanto Pompeya me dé el sí, a la amistad y
después al amor…
! Pompeya ! ! Pompeya ! ! Corre hija mía ! ! Aquí a mis
pies, está el hombre que
tanto has rogado. ! Tus sueños se han cumplido, ve
pronto por él.
Mario Beer-Sheva
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domingo, 25 de diciembre de 2016
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