viernes, 6 de abril de 2012

De la mano de mamá

De la mano de mamá
JUEVES, 05 DE ABRIL DE 2012 06:34 ESCRITO POR RAB. MORDEJAI MAARABI 0 COMENTARIOS
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De la mano de mamá...

Llega Jag haPesaj. Todo parece transformarse. Todo parece renovarse. Y no tan solo en la naturaleza. Por sobre todo, en cada uno de nosotros.

Pesaj huele a familia. Trae consigo olores tan especiales, impregnados en una memoria que nos hace recobrar el sentido del vivir, el recuerdo de los que no están y la presencia inacabable de todos aquellos quienes se allegarán a nuestra mesa para compartir...Para 'partir el pan de la pobreza' –"Ha Lajmá Aniá"- alimento esencial para poder celebrar. Pan de pobres, pan de humildad, pan que evoca y también testimonia...

Llegan días en los cuales 'todos ponen', según la vieja expresión de un antiguo juego de nuestra niñez. Los padres son más padres que nunca y los hijos, más 'preguntones' que nunca.

Una hermosa forma de armar el rompecabezas familiar que, en el recorrido del año laboral y educativo ya empezado, parece desintegrarse cuando 'cada cual atiende su juego' –según otra modalidad de otro nostalgioso juego de la infancia- y estamos ocupados –cuando no preocupados- por los distintos avatares de la vida cotidiana.

Pesaj es una 'isla' en ese tiempo, que nos permite divisar el paraíso que habita en nosotros, cuando sentados a la mesa disponemos de lo esencial: tiempo para compartir. El pan y también las palabras. El disfrutar del comer con contenidos. ¡Qué sentido tan profundo, no le parece! Estamos todos en torno a ese altar que es nuestra mesa, cuando el 'korbán Pesaj' –el sacrificio de Pesaj- será la transmisión...Porque eso es 'Korban' como sacrificio: acercarnos, aproximarnos, sentir al otro cerca de mí, estar con el próximo...Y compartir como decíamos.

Y si Pesaj nos llena de aromas y olores, mesas y comidas, la mano de mamá –y de la abuela- se hace sentir. Aunque la mesa del Seder nos invita a sentir otro tipo de hambre también...Hambre por saber. ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Para mí también? ¿Y si no quiero? ¿Siempre lo mismo? Preguntas que se suman, de tiempo en tiempo, y las cuales nunca se deben dejar sin responder. En Pesaj no hay lugar para el sobre entendido...

En Pesaj partimos de la premisa de la afirmación. Porque ser libres supone ante todo, poder saber lo qué queremos. Cuánto queremos y cómo lo deseamos. Afirmar la condición es superar la primera barrera existencial que se opuso al desarrollo natural de Israel como familia: pues la tarea primordial de los egipcios no fue esclavizarnos, sino enajenarnos. Transformarnos en 'ilustres desconocidos'. Hacer que ningún hijo varón importe y que la natalidad –eje central de la vida conyugal- sea un castigo más que una bendición.

Y es por ello que regresan en la noche del Seder las manos mágicas de aquellas mujeres, definidas por los sabios de las generaciones como "nashim tsadkaniot" –'mujeres justas y abnegadas', por cuyo mérito la salida de Egipto fue posible...Así de simple. Así de contundente. A cada mujer judía en Egipto le cupo un rol protagónico. No sólo en engendrar los hijos, sino en darles la vida y procurarles sustento y ánimo. A sus hijos tanto como a sus esposos. A sus propias familias...Contra ellas, el Faraón no pudo. Curiosa paradoja en la ecuación de las 'fuerzas'....

Una y otra vez, ante la llegada del tiempo de Jag HaPesaj, la libertad se conjuga en femenino. Y será bueno hurgar en las fuentes para proveer de sentido a nuestra afirmación. Esa será la segunda barrera a derribar, pero esta vez, la que ha sido construida por nosotros mismos, al pensar que nuestra tradición sólo habla de postergaciones y de 'quitas' en los méritos para con la mujer, y por sobre todo, la mujer bíblica...

Cuando llega Pesaj será otra vez mamá la que llame a la mesa. "Shulján Orej" –la mesa que está siempre servida- esperando a todos los hijos. Los 'iguales a uno' y 'los diferentes a uno'. Porque cada uno tiene lugar, si lo sabe respetar. Si lo puede apreciar. Y porque Pesaj se escribe siempre sobre la tinta fresca de una receta milenaria...La receta del abrazo y la sonrisa que una madre, solo una mamá, sabe dar en la antesala de cada fiesta...es decir, de cada día de la vida que D´s nos bendijo en compartir.

Y todo ello, mamá lo sabe. Lo siente y crea la magia de un ambiente único. Un 'mono ambiente celebratorio' donde todo cabe. Desde las comidas tan especiales hasta las respuestas tan necesarias...

A veces cuando llega Pesaj, el hijo sabio, el rebelde y negador hasta el mismísimo simple de las Hagadot impresas, dejan su lugar a uno único, símbolo a veces de nuestra posmodernidad: "Mi sheeinó iodea lishol...". Quien se quedó en medio del camino y ya no sabe siquiera lo qué preguntar...Qué preguntar. Allí, la laboriosa mano de mamá, se hace otra vez presente. Ya no sólo para elaborar la magia de los aromas y los olores incomparables. Ya no...

Mire la Hagadá...¿Sabe lo que dice cuando llega ese hijo? "At petaj lo...". –Tú, ábrele a él su boca...Ese Tú –'At'- como usted lo sabe, es femenino.

De la mano de mamá Pesaj es más libertad que nunca. De la mano de mamá se abren las compuertas del saber. Del saber vivir, para apreciar la libertad...

En bendita memoria de quien me hizo crecer al amparo de una sabiduría incomparable...Aquella del jamás renunciar a las cosas que se empiezan. Mi madre –de bendita memoria- Delma Esther Dana de Maarabi bat Shoshana, para quien la mesa de cada día fue el Santuario de su vida...

¡Jag haPesaj Casher veSameaj!

Nisán 5772 / Abril de 2012

Rab Dr. Mordejai Maarabi

Ra'anana, Israel

Rab Oficial de la OLEI

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