jueves, 27 de julio de 2017

SOBRE LAS COMPLEJAS RELACIONES HUMANAS
La soledad no significa estar solo, apartado, aislado.
Fundamentalmente expresa la incapacidad de vincularse.
Además de él y de yo, debe trabajarse y forjarse un vínculo.
Tres componentes fundamentales, y de similar importancia.
Si el vínculo es frágil, nos sentimos y estamos lejos.
Si el vínculo es demasiado fuerte, dejamos de ser dos.
El vínculo nos traga y nos asfixia.
Ahora existe un vínculo, tan poderoso, que es la entremezcla de dos seres que han perdido su propia identidad.
Son uno, habiendo querido ser dos.
Cuando, en aras de un vínculo, por importante que sea, pierdo mi propia forma, no solamente me daño, sino que le quito al otro la oportunidad de continuar vinculándose con aquella persona que conoció.
Por eso, la cercanía y el apego, son términos positivos.
Pero si existe la fusión, las formas se pierden, y ahora, cada uno, como ya no cuenta con el otro, porque ya no existe, busca y necesita una nueva compañía.
Exigir espacio propio, y respetar el espacio del otro.
Y desde allí, generar un vínculo que relacione, pero que no confunda.
Porque cuando nos conocimos, y nos “enamoramos”, éramos precísamele eso: “dos” seres enamorados.
Y no un solo ser, enamorado de sí mismo.
Para pensarlo…

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