domingo, 30 de julio de 2017

Revista de Prensa

La hipocresía del tirano turco con el Monte del Templo

 

Recep Tayyip Erdogan.
Durísimo editorial del New York Post contra el islamista Recep Tayyip Erdogan por la incitación antiisraelí en que está incurriendo en estos últimos días a cuenta de la crisis del Monte del Templo.
De entre todos los hipócritas que están explotando las crisis del Monte del Templo sobresale el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
(…)
“Israel está tratando de robar Al Aqsa a los musulmanes”, ha dicho Erdogan, que ha urgido a “todos los musulmanes” a que vayan a Jerusalén a “protegerla” contra los soldados israelíes que “profanan Al Aqsa con sus botas”. Esto lo dice un tipo cuyo país lleva ocupando más de un tercio de Chipre desde que lo invadió, en 1974, y que aún mantiene 40.000 soldados allí. Un líder que ha ido a la guerra contra sus propios conciudadanos [kurdos]. (…)
Como ha advertido el portavoz del Ministerio de Exteriores israelí, Emmanuel Nahson, Erdogan “haría mejor ocupándose de los problemas y dificultades de su propio país”. Bien, pero sucede que él mismo es el problema.
El profesor Mordejai Kedar fustiga al primer ministro de Israel por ceder a las presiones que le pedían el desmantelamiento de los detectores de metales en el Monte del Templo; presiones en las que ha desempeñado un papel determinante Jordania, que de hecho gestiona el Waqf local.
La monarquía hachemita debe su supervivencia a Israel e Israel no tiene que ceder a ninguna de sus demandas. Pero cuesta imaginar que un Gobierno que cede ante el terror sea capaz de seguir adelante con firmeza en los tortuosos camino del Medio Oriente.
Israel tendrá que hacer grandes esfuerzos para restaurar su imagen, gravemente dañada por la decisión de su Gobierno. Quizá ha llegado la hora de que los israelíes se pregunten si no estarían mejor con un líder nacional más resuelto que tuviera los arrestos necesarios para afrontar los desafíos de seguridad presenten en la región devastada por el terrorismo en la que el Estado judío ha de sobrevivir.
Yaron Blu, exoficial de inteligencia del Shin Bet, el servicio de seguridad israelí, denuncia la actitud del presidente de la Autoridad Palestina, que por un lado habla de retomar las negociaciones de paz con Jerusalén y por el otro se vuelca en la incitación antiisraelí.
Abás está jugando a dos bandas: ante EEUU y la comunidad internacional, lanza el mensaje de que está dispuesto a negociar con Israel, mientras que, por otro lado, cuando habla de la crisis del Monte del Templo, emite declaraciones contradictorias y abstrusas de cortar lazos [con Israel] y llamamientos [que podrían] condonar las actividades terroristas de jóvenes de Fatah y Tanzim [una milicia terrorista de Al Fatah].
La amenaza de interrumpir la coordinación de seguridad con Israel es probable que se vuelva contra Abás, con Hamás acechando a la vuelta de la esquina, esperando la oportunidad de perpetrar un golpe de Estado contra la Autoridad Palestina como hizo en la Franja de Gaza en 2007.

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