viernes, 29 de agosto de 2025

DE RCW`

 SALVEN AL OCCIDENTE DE RECOMPENSAR A HAMAS


Por Sandra Parker


Después de décadas de adoctrinar a los niños palestinos con odio a los judíos, el deseo palestino de borrar del mapa a Israel se ha vuelto un hecho de la vida. Como tal, para las generaciones actuales, ya no hay ningún espacio para la discusión seria sobre un estado palestino soberano. La desconexión israelí de Gaza en el 2005 fue anunciada como "un caso de prueba para la paz." Los palestinos fallaron.

Así como Israel sola puede librar la guerra para liberar a sus rehenes y derrocar a Hamas, el Presidente Trump, como líder del mundo libre, está mejor posicionado para presionar a los aliados occidentales para que abandonen los planes de reconocer a "Palestina” – planes que prolongan el sufrimiento y recompensan el terrorismo.

En el abstracto, resolver la guerra en Gaza debería ser sencillo: Una fuerza invasora atacó a una nación soberana. El agresor fue repelido, pero tomó cientos de rehenes, resultando en un contraataque para regresar a los secuestrados y derrotar a la fuerza invasora.

Si Hamas depone sus armas y libera a los rehenes, la guerra termina. Debería ser así de simple. Pero trágicamente (y predeciblemente), para Hamas, esta guerra no tiene que ver con la gente y ciertamente no con los rehenes israelíes --para los terroristas palestinos, ambas son necesidades sustituibles.

Hamas es, ante todo, un movimiento religioso fanático creado sobre dos principios que muchos líderes occidentales se niegan a enfrentar. Esa falla ha llevado a políticas – tales como los reconocimientos planificados – que prolongan el conflicto.

Su primer principio es la erradicación completa del estado judío; su segundo principio es hacer lo que haga falta para lograr el primero. Ninguno de estos puntos es susceptible de debate razonable. Las atrocidades del 7 de octubre, capturadas por las propias cámaras de Hamas, mostraron al mundo que el terrorismo, la violación, el uso de escudos humanos, la tortura, y la utilización del alimento como arma son todos medios justificados para el fin. La destrucción de Israel, y nada menos, es lo que los terroristas se propusieron poner en movimiento el 7 de octubre.

Para Hamas, el pecado cardinal del estado judío es su existencia misma. Y todos los líderes occidentales pseudo-socialistas que ignoran esta verdad, mientras amenazan a Israel con el reconocimiento de “Palestina” y clamando acerca de la coexistencia, están actuando en una forma tanto peligrosa como fundamentalmente poco seria.

Cuando los europeos inclinan sus rodillas ante los terroristas palestinos, no están promoviendo la paz sino que se entregan al terrorismo local – envalentonando a los extremistas mientras los civiles a ambos lados siguen sufriendo.

Para Israel y sus verdaderos aliados, es inconcebible recompensar – con una nación soberana, nada menos – a los que celebraron a los parientes que violaron, asesinaron y secuestraron en su paso por el sur de Israel, así como hicieron algunos el 11/S.

Y si los reconocimientos prosiguen, se encontrarán con un movimiento de muñeca de Jerusalén y deberían toparse con condena de parte de Washington. Los líderes palestinos pueden agitar la proverbial bandera de la victoria, y sus aliados pueden enviar comunicados de prensa detallados, pero ni un solo hecho en el terreno cambiará tanto como el grosor de un cabello.

Tales reconocimientos serán vacíos, sirviendo sólo para prolongar el conflicto al vender a los palestinos una fantasía falsa y disminuyendo la influencia geopolítica de esas naciones cuyas acciones, en este contexto, son equivalentes a declarar que la tierra es plana.

Si bien incluso ahora, tras los horrores del 7 de octubre, la mayoría de los israelíes buscan la paz con sus vecinos, la vasta mayoría de los israelíes no creen que tal paz sea posible.

Israel conoce a su enemigo más íntimamente que los aliados de Hamas en Washington o sus simpatizantes en París, Canberra y Londres. Jerusalén sabe que desde la perspectiva ideológica de Hamas el único resultado aceptable es la muerte. Por consiguiente, la opinión y dictados nobles internacionales no tendrán ningún impacto sobre los esfuerzos de Israel por prevenir otra invasión.

Después de décadas de terrorismo ignorado, minimizado, y justificado por una comunidad internacional más interesada en señalar la virtud que en la vida humana, Jerusalén nunca más permitirá que el doble rasero diplomático para "Palestina" ponga en peligro a sus ciudadanos.

A excepción de Hamas y los de su calaña, todos quieren poner fin a las guerras eternas en el Medio Oriente. El Presidente Trump ha mostrado que él tiene lo que se necesita para hacer exactamente eso – y al condenar los planes de nuestros aliados para “Palestina” y poner de relieve las consecuencias de su quiebre moral, él puede ayudar a poner fin a este conflicto.

Sandra Parker es directora de Christians United for Israel Action Fund.



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