Antes de que comience Yom Kippur (Día del perdón) el día más sagrado del judaísmo, debemos pedir perdón a cualquier persona que hayamos ofendido, insultado, lastimado o avergonzado. Nuestros Sabios explican que las ofensas cometidas contra otras personas no son perdonadas en Yom Kippur a menos que primero nos disculpemos con quienes hemos ofendido. Debemos ser especialmente conscientes de pedir perdón a nuestros padres, a quienes debemos respeto y honor ilimitados.
Hay una hermosa Tefilá (=plegaria) inspirada en el ejemplo de Ribbí Nehunya ben HaQana que se encuentra en todos los Siddurim (=libros de oración) en la sección de Qeriyat Shema ‘al hamitá, el Shema Israel que decimos antes de dormir.
El resumen de esa oración dice así:
«Ribbono shel ‘olam … Amo del Universo, declaro en mi corazón que perdono a todos aquellos que me han perjudicado u ofendido. Ya sea que hayan causado daño contra mi nombre, mi honor, o física o emocionalmente. Ya sea inadvertido o deliberado, negligente o con premeditación, con palabras o con acciones físicas… Declaro que perdono a todo Yehudí (judio) y te pido, ה׳, que nadie sea castigado por mi culpa».

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