¿Quién no recuerda hace algo más de dos años la sorpresiva aparición en escena, y lanzados a la fama, de los neurocirujanos José Cohen y Felix Umansky, este último jefe de Neurocirugía del Hospital Hadassah ?. Por las dudas aclaramos que son los médicos que operaron al ahora ex primer ministro, Ariel Sharón. Los dos son argentinos;los dos triunfaron en sus carreras pero ahora parecen ser una excepción.
Médicos argentinos y de otros países de Latinoamerica que hicieron recientemente aliá, han denunciado ante el ministerio de Salud de Israel, ante el de Absorción y ante la Agencia Judía, los grandes problemas con que se encuentran a la hora de revalidar sus títulos obtenidos en prestigiosas y reconocidas universidades argentinas. Varios de los médicos- que prefirieron que no se publicara sus nombres- se comunicaron con Comunidades para dar a conocer a los médicos que preparan su aliá las graves dificultades de incersión de las que no se les informa en la Argentina.
La medicina israelí se caracteriza por su eficiente aparato hospitalario, el importante instrumental médico, la renovación tecnológica ( de las mejores del mundo ), de la calidad de los centros de salud y de las amplias posibilidades para la investigación. Sin embargo el médico israelí es frio y distante en el trato al paciente. Por su lado el médico argentino además de su alta capacitación, es más cálido,sensible, identificado y acostumbrado a trabajar en las precarias condiciones de no pocos centros de salud de la Argentina.
La enorme experiencia conseguida en horas y horas de guardia y una voluntad de hierro ante la falta de recursos, bien puede compensar otras faltas. Pero la verdad es que en Israel se topan con un aparato burocrático que delega sus responsabilidades hacia el ministerio de Salud. Los médicos argentinos que hicieron aliá desde el fatídico 2001 deben en muchos casos revalidar totalmente sus títulos, recursar carreras, dar exámenes innecesarios, mal formulados y peor corregidos donde la brecha idiomática hace no pocos estragos.
La consecuencia directa del fracaso en la reválida es conseguir trabajo sólo en empresas dedicadas al cuidado de la piel, cosméticas, supervisores en gimnasios y cuidado de ancianos. Ante esta grave problemática para insertarse en la carrera que aman y estudiaron, regresan al país de origen por culpa de una aliá mal orientada, de promesas vanas y de entes gubernamentales que en Israel se lavan las manos. Hay que tener en cuenta que muchos se vuelven y abandonan un país en el que para colmo faltan médicos ( ver recuadro ). El tema es tan sensible que las protestas ya llegaron a la Agencia Judía, al ministerio de Absorción , a la OLEI y hasta a la misma Knesset.
Hace 50 años el médico argentino Jaím Doron hacía aliá llegando a Israel junto a otros 250 médicos latinoamericanos que se insertaron exitosamente en una Israel más dificil que la de hoy.
Los olim médicos argentinos y latinoamericanos en general se quejan de dos aspectos centrales. En primer lugar dicen que los shlijim ( emisarios ) de la Agencia Judía, no siempre los orientan en la diáspora en los trámites necesarios para obtener la matrícula.
En segundo lugar se sienten discriminados porque los médicos de EE.UU., Francia, Canadá, Australia, Inglaterra no deben dar reválida en lo que sería una inadmisible discriminación. Los médicos argentinos con menos de 15 años de experiencia laboral deben revalidar el título. Los que tienen más de 15 años deben hacer observaciones como residentes y luego un exámen oral.
El examen de revalida en si mismo roza el absurdo en varios aspectos. Se trata de un multiple choice sobre que diferentes textos se construyó la pregunta y en que estas se fundan. Con un puntaje inferior a los 60 no aprueba pero puede pedir revisión. Se trata de una prueba de dos horas y con preguntas algunas veces formuladas en un mal español y en cumplimiento de un estricto horario de entrega de dos horas.
Un cálculo aproximado indica que en los últimos 3 años 30 médicos argentinos volvieron de Israel a la Argentina con todo lo que ello implica. Hay por lo menos otros 30 que luchan para no bajar los brazos. ¿Alcanzara?.
Fuente: Natalio Steiner
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