AMIGOS DE ISRAEL - CORDOBA (ARGENTINA)

Devarim(Deuteronomio 1:1-3:22)

Iluminando el mundo

“Hashem vuestro Dios, los ha multiplicado y he aquí que son como las estrellas del firmamento”. (Deuteronomio 1:10)

Pregunta:

¿Cómo puede ser que Moshé haya comparado al pueblo judío con las estrellas del firmamento? ¡Sabemos que existe una inconmensurable cantidad de estrellas, en cambio ellos eran sólo 600.000 hombres!

Respuesta:

La respuesta es que el pasuk habla en términos cualitativos y no en términos cuantitativos, es decir, Moshé los comparó a las estrellas del firmamento ya que cada integrante del pueblo judío tiene una misión y una función especial en este mundo, y así como cada estrella emite su luz propia, así también cada judío ilumina el mundo con su luz especial, cada uno según sus características y capacidades individuales.

Interesantemente, en otros lugares (ver Génesis 28:14; Hoshea 1:10), el pueblo judío es comparado al polvo de la tierra y a la arena del mar, pero tampoco en términos de cantidad, sino para explicarnos que una de las características más importantes del pueblo judío es la unidad, ya que así como el valor de la tierra o el valor de la arena no se mide en base al valor individual de cada uno de sus granos por separado sino en base al cuerpo que forman y que permite que el mundo se sostenga sobre ellos, así también si los judíos están unidos, su fuerza es muy grande, y todos los mundos —no sólo éste sino también todos los mundos superiores— son sostenidos por ellos.

Cada judío tiene un aporte especial que hacer en este mundo, cada judío viene a este mundo a revelar un poco de la “luz”, y al mismo tiempo viene a formar parte de este “cuerpo” llamado Klal Israel. Y así, si cada uno de nosotros se encarga de revelar su luz propia, es decir, si cada uno de nosotros santifica el nombre de Dios de acuerdo a su realidad y a sus circunstancias individuales, y al mismo tiempo nos enfocamos en unirnos y fortalecernos como pueblo, entonces cumpliremos nuestra misión de ser una luz para las naciones.

Fuentes: Taam Vedaat, Rav Moshe Shternbuch, comentario a Deuteronomio 1:10.