miércoles, 27 de marzo de 2024

 


'UNA BOMBA DE TIEMPO': EN LOS CAMPAMENTOS SIRIOS, TEMORES A UN RENACER DEL ESTADO ISLAMICO
traducido por Marcela Lubczanski
Estados Unidos y sus aliados están luchando para repatriar a civiles y militantes mientras crecen los riesgos de seguridad.


Por Gordon Lubold y Michael R. Gordon
Marzo 24, 2024

AL-HOL, Siria—Una reciente barrida de seguridad dentro de un campamento de refugiados en expansión cercado conteniendo a 44,000 personas encontró una serie de armas, docenas de militantes del Estado Islámico y una mujer yazidí que había sido retenida por el grupo durante cerca de 10 años.


Para muchos, los horrores del Estado Islámico terminaron cuando una campaña militar liderada por Estados Unidos hizo colapsar el califato sui-generis del grupo en el año 2019. Pero cinco años después, decenas de miles de civiles están todavía siendo mantenidos en campamentos, incluyendo en Al-Hol, que están llenos de las familias de militantes del Estado Islámico y otros inadvertidamente arrastrados dentro del caos del nordeste de Siria.

Los campamentos son parte de un problema más grande. Unos 9,000 combatientes del Estado Islámico están siendo mantenidos separadamente en una red de centros de detención en la misma región.

Los campamentos y centros de detención son vigilados por las Fuerzas Democráticas Sirias, la fuerza liderada por los kurdos que se unió con EE.UU. para combatir al Estado Islámico y ahora es apoyado por las tropas estadounidenses.

El desafío inmediato para EE.UU. y sus socios internacionales es aliviar la difícil situación humanitaria de los residentes de los campamentos y combatir los esfuerzos obstinados del Estado Islámico para radicalizar a la población.

Pero la pregunta más desalentadora es cómo asegurar que miles de los residentes y combatientes encarcelados de los campamentos sean repatriados a sus países natales antes que la región sea atormentada por más agitación. Si un gobierno estadounidense futuro fuera a retirar su apoyo a las Fuerzas Democráticas Sirias, o retirara a las fuerzas estadounidenses, podría colapsar la seguridad en los campamentos y centros de detención, provocando potencialmente un renacimiento del Estado Islámico.

Las preocupaciones por un resurgimiento del Estado Islámico se extienden más allá del Medio Oriente. Los funcionarios de Estados Unidos creen que un ataque terrorista el viernes en una sala de conciertos en un suburbio de Moscú que mató a al menos 133 personas fue llevado a cabo por una filial del Estado Islámico con base en Afganistán, conocida como ISIS-K.

“Absolutamente, Al-Hol es una bomba de tiempo porque es uno de los lugares más miserables sobre la tierra," dijo Dana Stroul, un ex alto funcionario del Pentágono para el Medio Oriente.

Los gatillos potenciales para esa bomba de tiempo podrían llegar en diferentes formas.

En octubre del 2019, el entonces presidente Donald Trump llamó a la retirada completa de las fuerzas estadounidenses de Siria, enviando escalofríos a través del ejército estadounidense antes de revertir el curso y optar por retener unas 900 tropas en el país. No está claro cual sería la posición de Trump en Siria si él retorna a la Casa Blanca el año próximo.

Una amenaza potencial para la seguridad de los campamentos es la animosidad entre los kurdos sirios y Turquía, la cual ha bombardeado repetidamente a sus fuerzas y montó incursiones dentro de Siria. Los kurdos sirios han advertido que pueden necesitar redigirir a sus guardias a otras misiones si quedan bajo un ataque turco sostenido.

La política tensa de Irak es otro comodín. Un movimiento por parte de los políticos chiíes de línea dura en Bagdad para desalojar a las 2,500 tropas estadounidenses en Irak podría socavar el esfuerzo del Pentágono para apoyar logísticamente su campaña más modesta en el nordeste de Siria.

Agravando la dificultad de Estados Unidos está la ausencia de cualquier plan alternativo para albergar a los civiles desplazados y detener a los combatientes si EE.UU. abandona Siria y su socio sirio da de baja la misión.

Ni EE.UU. ni sus aliados internacionales quieren entregar las instalaciones al presidente sirio Bashar al-Assad, cuyo régimen ha sido acusado de abusos masivos de derechos humanos. Tampoco ha habido alguna discusión para transferir las instalaciones a las Naciones Unidas, la cual no tiene ninguna presencia en lo que es efectivamente una región semi autónoma que está más allá del control de las autoridades de Damasco.

“Hemos estado teniendo literalmente esta conversación desde el año 2019,” dijo Devorah Margolin del Washington Institute for Near East Policy, una think tank con sede en Washington. “Las preguntas urgentes ahora son ¿qué podemos hacer para que la comunidad internacional entienda que la repatriación debe ocurrir más rápidamente y cuál es el Plan B si Estados Unidos se va?"

El campamento de refugiados Al-Hol se remonta a décadas atrás. Pero su población—junto con la cercana instalación Roj—aumentó a más de 60,000 después de la última batalla del Estado Islámico en el poblado sirio de Baghouz en el valle del río Eufrates.

La población total de los dos campamentos, ahora de 46,500, incluye mujeres que se casaron dentro del Estado Islámico o fueron obligadas a tener hijos con los combatientes del grupo. Más de la mitad de los residentes de los campamentos son menores de 12 años. Hay también una pequeña población de hombres cuyo grado de afiliación con el Estado Islámico no es siempre conocido, de acuerdo con funcionarios del Departamento de Estado.

Los niños son particularmente vulnerables. Apenas un cuarto de los niños en los campamentos reciben instrucción educativa regular, dicen funcionarios del Departamento de Estado.

En el otoño del 2022, guardias del campamento hicieron un descubrimiento horripilante, de acuerdo con funcionarios estadounidenses: las cabezas de dos niñas egipcias, una de 12 años y la otra de 13 años, en las cloacas del campamento. 

Cassandra Bodart, una mujer belga en el campamento Roj, quiere regresar a casa, pero no ha podido hacerlo. Ella perdió a su hijo en un bombardeo durante la guerra, dijo, y el paradero de su esposo, un combatiente del Estado Islámico, es desconocido. Bélgica hasta ahora se ha negado a darle apoyo. Ella se queja de la falta de electricidad, pero su preocupación mayor es la seguridad. "No me siento segura," dijo.

Aunque el Departamento de Estado dice que el crimen violento ha caído durante el año pasado, un informe de un experto en derechos humanos de la ONU que visitó Al-Hol en julio del 2023 describió una atmósfera peligrosa.

“La inseguridad penetra la vida diaria en el campamento, y hechos de violencia, incluidos asesinato, daño físico, intimidación y ataque sexual ocurren con alguna regularidad, sin ninguna investigación o medidas en vigencia para impedir la recurrencia," decía el informe de la ONU.

Una preocupación persistente de derechos humanos ha sido la separación de cientos de niños preadolescentes, quienes son llevados a instalaciones sólo para varones debido a preocupaciones que podrían volverse riesgos para la seguridad o ser coaccionados a tener sexo con mujeres para dar a luz a la siguiente generación de combatientes del Estado Islámico, dijeron funcionarios en Al-Hol. Las separaciones han avivado los temores entre las familias y provocaron que algunas madres traten de ocultar a sus hijos varones para mantenerlos a salvo, informó el experto de la ONU.

Un funcionario del Departamento de Estado dijo que EE.UU. está instando a que los niños sean alejados de sus madres después de una “exhaustiva determinación que hay un imperativo de seguridad para ello.”

Una red paralela de 22 centros de detención para combatientes del Estado Islámico tiene sus propios desafíos. La seguridad ha sido mejorada en una gran prisión en Hasakah, Siria, donde militantes del Estado Islámico, armados con coches bombas, intentaron salir en enero del 2022. Estados Unidos ayudó a reprimir esa fuga de prisión con ataques aéreos, pero un informe del inspector general del Pentágono dijo que ocho instalaciones carcelarias requerían "mejoras inmediatas" y que los programas para entrenar a los guardias sirios tanto para los centros de detención como para los campamentos estaban atrasados.

La solución a más largo plazo es aventar las poblaciones en los campamentos y centros de detención. Pero las repatriaciones son minuciosamente lentas y muchos países son reticentes a tomar de regreso a sus ciudadanos.

Durante los últimos tres años, unas 10,200 personas en Al-Hol y Roj han sido repatriados. Los funcionarios del Departamento de Estado dicen que esperan repatriar a muchos miles más este año, incluidos 600 a 700 que son no iraquíes y no sirios. Ellos han sido mucho más difíciles de repatriar.

Cerca de 800 combatientes, en su mayoría iraquíes, han sido enviados a sus países durante los últimos tres años, aunque quedan unos 9,000 combatientes. Ellos incluyen 1,800 que llegaron desde afuera de Siria e Irak para unirse al Estado Islámico y que han probado ser los más difíciles para enviar a casa. El año pasado, Estados Unidos repatrió sólo a 17 combatientes saudíes de este grupo.

Este año está tratando de hacerlo mucho mejor, aunque funcionarios del Departamento de Estado dicen que mucho depende de los esfuerzos por parte de los socios sirios-kurdos de EE.UU. para identificar a candidatos potenciales para repatriación en una forma oportuna en su red de prisiones en expansión.

Más de 75 naciones están representadas en los campamentos, incluidos unos 100 combatientes uighures y unos 1,500 civiles uighures, que no pueden ser regresados a China debido a cuestiones de derechos humanos. Unos 40 estadounidenses han sido regresados de los campamentos, incluidos cerca de una docena que enfrentaban enjuiciamiento en los Estados Unidos.

A principios de este año fueron repatriados de los campamentos 99 mujeres y niños de Kirguistán.

Rusia ha repatriado a 448 individuos de Siria desde el 2019, la mayoría de los cuales eran retornados del nordeste de Siria, incluidos los campamentos Al-Hol y Roj, de acuerdo con una base de datos que preparó Margolin.

Unos 2,000 ciudadanos rusos permanecen en los campamentos y centros de detención, principalmente mujeres y niños, según funcionarios estadounidenses. Estados Unidos no está involucrado en las repatriaciones de rusos.

El principal comandante militar de EE.UU. en al región, Gen. Erik Kurilla, quien visitó los campamentos Al-Hol y Roj anteriormente este mes, enfatizó la necesidad de achicar los campamentos. “Esto requiere del esfuerzo continuado de la comunidad internacional para regresar esas familias a sus países de origen," dijo.

Eso, sin embargo, todavía dejaría la necesidad de una solución a largo plazo.

“La realidad es que Al-Hol existía antes del 2019. Al-Hol seguirá existiendo,” dijo el funcionario del Departamento de Estado. “No sabemos exactamente como se van a ver los números a largo plazo, pero va a haber gente dentro y alrededor de Al-Hol por un largo período de tiempo."


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