100 años han pasado desde que apareciera muerto en su casa Emil Zola, famoso escritor, defensor del capitán francés Alfred Dreyfuss.Zola cambió la historia con su clásico Yo acuso al gobierno francés.Sin embargo, de acuerdo a una nueva y reciente investigación, Zola habría sido eliminado por un nacionalista que se vengó por defender a Dreyfuss. Francia vuelve a arder."La verdad saldrá a la luz sin que nadie pueda frenarla",escribió Emil Zola en la cima de su lucha en favor de Alfred Dreyfuss.El escritor y periodista francés se había sumado a la defensa de Dreyfuss cuando escandalosamente fue acusado a fines del siglo IX de espiar en favor de Alemania.Frente a la mentira, frente al antisemitismo y a los falsos testimonios, Zola hizo valer su verdad y salió a la lucha más dura de su vida. Así fue como golpeó al gobierno francés acusándolo de confabular contra Dreyfuss.Ganó la batalla pero perdió su vida en ella. El autor del Yo Acuso, escrito que conmoviera a toda Francia,fue víctima y cayó asesinado por creer en la inocencia del capitán judeo-francés.La versión oficial dice que Zola murió asfixiado en su habitación de Paris el 29-09-1902, hace algo más de 100 años. Tenía 62 años. Luego de mucho tiempo de dilaciones, olvido,ocultamiento, queda claro que no fue un inocente accidente con un brasero sino que habría sido asesinado por un antisemita francés llamado Henry Boronpos que no le perdonó a Zola defender a Dreyfuss. El asesino confesó el hecho 26 años después pero la confesión sólo fue dada a conocer 51 años más tarde.El nombre del asesino quedó oculto 76 años y ahora a los 100 años comienza el asunto a ventilarse.Zola tuvo una infancia muy dura. Su padre murió muy joven y con su madre se radicaron en Paris.Zola se define como un escritor que describía la vida moderna. No dudaba en atacar todo lo que consideraba antiguo y apoyaba todo lo que fuera progresista.En 20 años se transformó en un escritor reconocido en Francia y Europa.
El affaire Dreyfuss comenzó en 1894 cuando el servicio de inteligencia descubrió en un tacho de basura del agregado militar de Alemania en Francia un escrito que demostraba que un alto espía se había infiltrado en la cúpula del ejército galo.Una investigación mal intencionada llevó a la detención del capitán Alfred Dreuyfuss, un oficial de artillería de origen judío.Un tribunal militar, a puertas cerradas,lo destituyó, lo condenó a perpetuidad y a trabajos forzados en la célebre prisión de la Isla del Diablo en la tórrida Guyana Francesa.Con el tiempo se supo que los testimonios habían sido inventados. Durante el primer juicio a Dreyfuss
Zola estaba en Roma y como muchos no dudo de la responsabilidad del oficial. El ejército francés era la vaca sagrada e intocable de la sociedad francesa.
Un hermano de Dreyfuss rompió el muro de silencio y salió en defensa pública del "traidor" que había sido degradado ante el grito bestial de una multitud que rugía "muerte a los judíos; muerte a los judíos".Enfrentaron a Mateo Dreyfuss una prensa nacionalista y antisemita que transformó el caso Dreyfuss en el caso del judío Alfred Dreyfuss."Mi único delito fue haber nacido judío",dijo Dreyfuss a su oficial carcelero de Paris antes de ser llevado a la Isla del Diablo. Debido a las denuncias de Mateo Dreyfuss, Zola comenzó a interesarse en el caso. En mayo de 1896 escribió en el diario Le Figaró un artículo titulado "Por los judíos" en el que criticaba la bárbara campaña antisemita que nos retrotrae con 1000 años de historia.
Cuando en 1897 se conoció a quien era el verdadero espía(el oficial Ferdinand Esterhasy), Zola se volvió completamente a favor de Dreyfuss y denunció las duras condiciones de detención del judío.El escritor estudió el expediente y publicó una serie de artículos en favor de Dreyfuss. En 1898 el tribunal militar francés benefició a Esterhazy en contra de toda lógica. Para el ejército, el caso Dreyfuss estaba cerrado. Dos días después del vergonzoso fallo, Paris fue conmovida por la aparición del artículo de Zola Yo acuso, carta abierta al presidente de la república, publicadó en el diario Amanecer que ese día vendió 300.000 ejemplares.
Toda Francia leyó la denuncia de Zola acerca de la corrupción moral en las esferas del poder. "La lucha en Francia",decía Zola en la nota," es entre quienes quieren que la verdad salga a la luz y aquellos que no". El escribió ocho párrafos encabezados con el Yo Acuso en los que acusaba a los que calumniaban a Dreyfuss por oscuros intereses monárquicos.Hasta el día de hoy pocas veces un artículo periodístico fue tan frontal contra el abuso de poder, contra el presidente, la cúpula de gobierno, el aparato de defensa y la mayoría de la opinión pública.
Zola intentó con éxito ganar a la mayoría silenciosa que estaba convencida de la culpabilidad de Dreyfuss.La intención de Zola era clara: que el gobierno dispusiera el enjuiciamiento de Dreyfuss por un tribunal civil y no el militar y así poder tener juicio a puertas abiertas.El escritor no tuvo que esperar mucho. El mismo día en que apareció el artículo Zolá se transformó en la persona más odiada por el nacionalismo francés.El juicio se abrió el 7-2-1898 y continuó 15 días. En esos días el nacionalismo francés denostó a Zola con apelativos como "puerco defensor de los judíos".Es más, un tribunal francés lo penó con un año de prisión. Su casa fue apedreada, su carruaje fue arrojado al río y recibió múltiples amenazas de muerte. Hasta el día de su muerte, en 1902,la ola de violencia acompañó al abnegado escritor.En 1899 le tendieron una emboscada, fallida, para ahorcarlo en su casa y en 1901 fue desarmado un aparato explosivo frente a su domicilio.El escritor nunca tomó en serio las amenazas hasta que decidió irse a vivir a Londres durante casi un año.Entretando el caso Dreyfuss comenzaba a dar un giro y la posición del ejército francés se hacía insostenible. En 1906 Dreyfuss fue anmistiado por el gobierno buscándose así una salida elegante al affaire.Zola regresó a Londres como un triunfador y también fue anmistiado.El caso Dreyfuss debilitó a Zola que vivió en su casa de Paris dedicándose a la escritura.La noche del 28-9-1902 fue muy fría en Paris. Zola y su esposa se durmieron a la luz de un pequeño fuego que ardía en el cerrado cuarto.Por la mañana los sirvientes se asombraron por la demora de la pareja en levantarse. Rompieron la puerta de la habitación.Zola estaba tirado sobre la alfombra y su esposa sobre la cama. Los médicos que llegaron de inmediato dictaminaron la muerte de Zola pero lograron revivir a su esposa.
La esposa dijo que ambos se sintieron mal a la noche y lo atribuyeron a una comida pesada. Zola se levantó a abrir la ventana pero no llegó. El informe de la policía estableció muerte por asfixia por combustión.Expertos de la policía intentaron reconstruir la noche de los hechos con una pericia policial típica de la época:en la habitación, en dos oportunidades, se dejaron conejillos de Indias, con un fuego encendido, para ver si se asfixiaban, pero los animales no murieron. Pericias posteriores habrían demostrado que esa noche el respiradero de la habitación había sido cerrado en forma no casual. A pesar de las irregularidades y dudas el 3-10-1902 se cerró la causa caratulada como "muerte por accidente".En 1952, al cumplirse 50 años de la dudosa muerte de Zola, el diario Liberatión publicó una nota recordatoria de Zola, "el luchador por la verdad". A tres meses de la publicación, el redactor recibió una carta de un lector, Fair Hakan, un pensionado de 68 años. Su carta era una bomba de tiempo. "Yo estoy convencido que Zola no murió por accidente sino que fue asesinado".Se basaba en el testimonio de un deshollinador que le dijo que Zola murió por asfixia por inducción. Unos deshollinadores habían cerrado el conducto de ventilación esa misma noche y lo abrieron por la mañana, antes que se encontraran los cuerpos.En 1953, el periodista Jean Bedel, entrevistó al pensionado que le dio el nombre de Henry Boronfos como el del asesino. Claro que este ya había muerto unos años antes. El diario publicó la información pero no el nombre del asesino por una promesa hecha al confidente.La noticia, a medias, no tuvo tanto impacto. Sólo en 1978 el Diario de Paris, un medio de poca circulación, develó el nombre del asesino pero no tuvo gran impacto.Hoy, a 100 años,el periodista Jean Bedel, con 82 años encima, quiere reabrir la investigación.En su momento el fallecido presidente Miterrand puso el dedo en el punto débil de la hipotesis:Henry Boronfos nunca dejó confesión por escrito. A Jean Bedel no le importa.En su reabierta investigación devela el rostro del asesino y también las amenazas interminables que sufriera.De acuerdo a nuevas develaciones de Bedel, el asesino era miembro de la Liga Patriótica, una organización nacionalista antisemita que actuó en Francia en 1920. También develó que en la Primera Guerra Mundial el asesino recibió un trato especial del ejército francés cuya cúpula seguía siendo antidreyfusista. Boronfos fue licenciado del ejército en 1916.Para Bedel, Boronfos integraba una organización militar antisemita que se había fijado como meta eliminar a los enemigos de la república. Por eso lo licenciaron del ejército.Al igual que Zola, Bedel deberá esperar años para saber la verdad ya que la policía aún hoy no presta colaboración.Bedel decidió enviar un ejemplar de su investigación, en forma de libro, al presidente de Francia, Jacques Chirac.El espera que Chirac, que en noviembre de 2002 disertó en el museo Zola,tenga en cuenta que el escritor fue asesinado.Bedel continua insistiendo para que el poder público reabra la investigación en forma oficial. Claro que luego de 50 años de investigar el tema, no es muy optimista. "La versión oficial es que fue accidente y en Francia no acostumbran a reabrir causas cerradas.Es muy dificil luchar contra la "verdad" oficial. La grandeza de Zola es que pudo hacerlo por su Yo Acuso.No creo que la Francia de hoy quiera volver a recusarse",finalizó.Fuente Zafi Hendler Paris Maariv
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