viernes, 26 de septiembre de 2008
El peligro concreto de Bibi
En el mar de encuestas que inunda el país, en el que los políticos luchan con todas sus fuerzas por no ahogarse, surge nuevamente la figura de Biniamín (Bibi) Netanyahu. Quien manda en un partido con apenas 12 escaños y no es recordado para bien como premier, aparece ahora en las encuestas de intención de voto como quien puede superar a todos los candidatos de Kadima y del Laborismo en las elecciones, desde Tzipi Livni, pasando por Shaul Mofaz, hasta Ehud Barak, con toda facilidad.
Como dijo Shimon Peres, las encuestas son como los perfumes: se pueden oler pero no beber. Pero el salto de Bibi en las encuestas, por más temporario que fuere, podría estar preanunciando un terremoto. Aunque, de modo similar a las señales sismográficas, que ocupan los titulares de los diarios pero por aquí aún no se han concretado, puede que también el crecimiento de Bibi en las encuestas sea una falsa alarma.¿Cuál es el secreto de un hombre que ha fracasado como primer ministro y se llevó una derrota dolorosa luego de tres años como primer ministro, encabeza ahora, después de 9 años, las encuestas entre los candidatos a primer ministro? Según el dicho, la explicación es que entre los ciegos, el tuerto es rey. A su favor sea nombrada su no participación en el gobierno de Kadima y sus fracasos. En la lucha personal y política dentro de Kadima, Bibi se perfila como una elección-de-no-alternativa externa potencial.La historia política de Israel demuestra que la derecha es más condescendiente con sus líderes que la izquierda. Menajem Beguin perdió ocho campañas electorales y no fue destituido como líder de su partido, el Likud. En Camp David reconoció en un documento oficial los "derechos legítimos del pueblo palestino", y fue el primero en desmantelar una colonia en los territorios, y en fijar el principio de que una retirada en un acuerdo permanente con países enemigos será hasta el último centímetro. La derecha admiró a Sharón, tanto cuando construyó los asentamientos como cuando los retiró y enterró verbalmente el "sueño de la Gran Tierra de Israel". La izquierda, en cambio, tiene una tendencia a liquidar a sus líderes. No tienen la fidelidad, la condescendencia y la consideración que tiene la derecha.Bibi fue derrotado por sembrar el odio en el pueblo, pero también por su conducta personal. De paso, a él también le gustan los habanos caros y la buena vida, pero lo recibieron con los brazos abiertos cuando volvió al Likud. A Barak, en cambio, no le perdonan y no lo aceptan con los brazos abiertos a su regreso con la promesa de que "he cambiado". En la derecha cierran filas en torno al líder: para ellos, él no es culpable, sino "la izquierda tiene la culpa". En la izquierda, en cambio, el que fracasa, cae.Bibi, como está dicho, tiene ventaja sobre Barak porque su público lo perdona. No se va a escuchar en ese sector lo que dicen en el Laborismo: "Si Barak se queda atrás en las encuestas, lo cambiamos por otro". ¿Por quién? ¿Por Amir Peretz?
A pesar de su ascenso en las encuestas, Bibi no ha cometido errores hasta el momento. En especial, debido a que no habla. Eso lo aprendió de Sharón: que el silencio también es poder. Bibi acecha el desarrollo de los acontecimientos en Kadima, y sigue de muy cerca lo que allí ocurre. No se va a sumar a un gobierno de unidad encabezado por Livni, ni por Shaul Mofaz. Si ha cambiado, el tiempo dirá.
Netanyahu busca el adelantamiento de las elecciones y no una coalición de pared a pared. "No importa quién encabece este gobierno, debido a que todos sus ministros han contribuido a sus fracasos consecutivos. Todo el pueblo quiere elecciones adelantadas". O sea, no un guiso cocinado en Kadima solamente.Ehud Barak no levanta vuelo, por no decir que está en parcialmente cayendo. ¿Por qué? Porque no importa cuán abajo esté Avodá, Barak está concentrado en sí mismo. Hay quienes dicen que no se acerca a la gente, mientras él, por su parte, se excusa explicando que está demasiado ocupado reconstruyendo el poder de disuasión militar del país. Bibi está trabajando para fortalecer al Likud. Ha atraído a Uzi Dayán, y pronto sumará a otras personalidades de renombre. Y por supuesto, también cuenta con el desmantelamiento o reducción de Kadima, muchos de cuyos políticos son ex miembros del Likud.Shaul Mofaz, que se ve a sí mismo como líder de Kadima, no escucha lo que le dicen. Como quien ha dicho sobre el Likud que "no se abandona el hogar", pero un día después saltó a Kadima, es el último que tiene derecho a criticar la Segunda Guerra del Líbano. ¿Acaso como ex comandante en jefe y ministro de Defensa, carece de responsabilidad alguna por la patética situación del ejército en dicha guerra?
En este momento, en el que la mayor parte de la ciudadanía no ama, precisamente, al gobierno de Olmert, Netanyahu, que parece una solución obligada, podría devolver a la derecha al gobierno. En la línea divisoria entre los candidatos de Kadima, el ascenso de Bibi en las encuestas podría ser visto como un peligro concreto e inmediato.
Yoel Markus. Haaretz
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