miércoles, 17 de septiembre de 2008

Memoria y transmisión: ejercicio y compromiso

Sherit Hapleitá – Generaciones de la Shoá
Lo llamamos “Vida y reconstrucción”. Pasó el domingo 31 de agosto, en otro aniversario del día anterior al comienzo de la Segunda Guerra Mundial y con ella, la Shoá.En el amplio loft que es nuestra sede en la calle Paso 422, frente al shil, recibimos a cien personas sedientas de conocer la vida en Europa antes de que todo estallara en pedazos. Sobrevivientes, hijos y nietos, amigos y otra gente interesada, interactuaron alrededor de las distintas temáticas que se abordaron. Desde el cine, el crítico Mariano Véliz caminó geografías y actividades que mostraban la intensa y variada vida cultural, laboral y las diferencias sociales en los usos y costumbres. La archivista Silvia Hansman, nos llevó de la mano en el recorrido de las mujeres judías desde la antigüedad hasta su participación y activismo político en la primera mitad del siglo XX. Los talleres permitieron la participación de los asistentes y la interacción: hubo quienes estuvieron con Jorge Ruschin, hijo de sobrevivientes, aprendiendo sobre las trayectorias judías a partir de los apellidos en el taller de Genealogía y Shoá; otros estuvieron con Mariana Luterstein, nieta de sobrevivientes, que abrió reflexiones sobre la representatividad de la memoria en su ejercicio plástico; otros acompañaron a Daniela Catz, nieta de sobrevivientes, en su búsqueda personal de la reconstrucción de la historia familiar a partir de viejas cartas encontradas. Finalizó la jornada con la música y las canciones de la década del treinta, “Cenizas y diamantes: las canciones de la vida” presentado por Zully Peusner, hija de sobrevivientes; poetas, cantantes, actores, músicos, el espacio satírico y de crítica política de los cabarets se desgranaron en imágenes y sonidos y de entre los asistentes varias voces acompañaron aquellas canciones que habían acunado sus adolescencias. Fueron casi diez horas continuadas de inmersión en lo que llamamos “el antes”, pues es de allí de donde venimos, es lo que fue devastado en la Shoá, los sitios, olores, sonidos y culturas, que habrían sido las de muchos de los presentes si la Shoá no hubiera tenido lugar.¿Quién dijo que a los jóvenes no les interesa?.
De entre los cien asistentes, hubo varios jóvenes, no sólo los nietos, sino otros jóvenes que se acercaron interesados por la propuesta diferente. Los jóvenes piden información, no sólo quieren saber, sino también quieren aprender para transmitir. Algunos tienen clara conciencia de que los sobrevivientes están y pueden dar testimonio y que hay que oírlos y aprender de ellos. Parte de estos jóvenes nos han pedido ayuda para transmitir a los más chicos sobre la Shoá. Ya el año pasado encaramos junto con Macabi un seminario para madrijim, “De la experiencia a la transmisión”. Los que lo hicieron, organizaron un nuevo seminario para otros madrijim, que acaba de terminar. El de 2008 consistió en 16 horas de trabajo intensivo con 50 jóvenes de varias instituciones. Los temas que se tocaron fueron “La propaganda como constructora de consensos”, “Dilemas de la Shoá”, “Cómo enseñar Shoá a los más chicos”, “Los jóvenes como resistentes”, “El Bien y el Mal”, “Los salvadores y justos” y diálogos con sobrevivientes y con hijos de sobrevivientes. El compromiso ético de estos jóvenes, su interés y su responsabilidad son esa otra cara oculta, que tiene tan poca prensa, que tenemos la obligación de dar a conocer. Con estos jóvenes, el futuro está en buenas manos.Aún hay mucho que hacer. Y nosotros, aquí estamos. Mir zainen do.
Diana Wang.Mundo Israelita

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