viernes, 26 de septiembre de 2008
Un poco de historia sobre ELUL
Elul, es el último mes del año en el calendario judío. En este mes, comenzamos a sentir la cercania de todas las grandes fiestas que tienen lugar en el mes de Tishrí: Rosh Hashaná, Iom Kipur y Jag Hasucot. Sin embargo, Elul no es un mes particularmente especial sólo por ser el último de los meses del año, sino porque es el tiempo en el cual nos preparamos para recibir a los 'Iamim Noraim' - los 'días estremecedores' en los cuales somos juzgados en forma individual y colectiva por nuestro Creador. En estos días, Di-s revisa todas las acciones que hicimos durante el año que acaba de finalizar, y en base a ellos, nos juzga para el año que se inicia.Son cuarenta días los que separan entre Rosh Jodesh Elul (el comienzo del mes) y el día más santo de nuestro calendario, Iom Kipur. Nuestros Sabios nos enseñan que este período de cuarenta días, son días de misericordia y complacencia; en ellos, Di-s escucha los rezos de Su pueblo Israel. No podemos dejar de aclarar, que esto no significa que el resto del año Di-s no acepta nuestro arrepentimiento; por el contrario, durante todo el año Di-s sí escucha los rezos del Su pueblo y también acepta el arrepentimiento sincero de Sus hijos, la Teshubá no tiene una época delimitada, 'cualquier momento' es bueno para arrepentirse. Sin embargo, estos días son especiales y más propicios para que el ser humano logre un acercamiento a Él, como dice el Rabí Desler z"l en su obra Mijtab MeEliahu: "Son días en los cuales la Misericordia Divina tiene una influencia muy especial sobre toda la creación".
Hagamos un poco de historia. Cuando los hijos de Israel recibieron la Torá al pie del Monte Sinaí, Moshé subió a la montaña para recibir las tablas con los Diez Mandamientos. Cuarenta días más tarde, Moshé no bajaba y el pueblo de Israel comenzó a preocuparse. La desesperación, los empujó a hacer un becerro de oro para prosternarse delante de él, y tomarlo como nuevo líder. Cuando Moshé bajó de la montaña con las tablas y vio aquel espectáculo tétrico, rompió las tablas como respuesta al pecado que había cometido el pueblo. En ese momento, el pueblo de Israel corría un serio peligro: toda su continuidad dependía única y exclusivamente del perdón Divino. Finalmente, el primer día del mes de Elul de ese año (2448) Moshé decidió subir nuevamente a la montaña con la única intención de pedir misericordia por el pueblo y suplicarle a Di-s el perdón para todos ellos. Una vez más, Moshé permaneció allí durante cuarenta días y logró finalmente cumplir con éxito su objetivo: el pueblo de Israel había sido perdonado por el Creador del mundo. El día diez de Tishrí, Iom Kipur, Moshé descendió al Monte Sinaí con las segundas tablas que contenían los Diez Mandamientos, y le transmitió al pueblo de Israel la noticia que Di-s con Su Misericordia había perdonado a todo el Pueblo.
Es por eso que desde aquel año, y parafraseando de nuevo al rabí Desler z"l, los cuarenta días que comienzan en Rosh Jodesh Elul y finalizan el día diez de Tishrí, tienen una influencia de misericordia Divina muy especial, son días consagrados para la reflexión y el arrepentimiento; y también, el día diez de Tishrí fue consagrado como un día muy especial, en el cual Di-s perdona a todo su pueblo: el día de Iom Kipur.El tiempo pasa, pero, no sólo para que nos pongamos viejos. El tiempo para nosotros significa 'Netzaj' - 'eternidad'. El tiempo es una imagen móvil de la eternidad. Pobre de aquel que usa el tiempo como una mera unidad de medición. En la Ieshibá de Volozhyn el cartel que estaba sobre el reloj rezaba: "Recuerda: cada minuto que pasa, no volverá jamás." Un minuto, es una oportunidad que tenemos los mortales para cambiar completamente nuestras vidas, con tal sólo tomar la decisión correcta.Como diría un escritor: "El tiempo es como el vino recogido en la copa, desgraciado en el suelo y feliz en la boca". Cada uno decide cómo empleará su tiempo. Cada cual decide dónde invertirá su tiempo. Lo importante es saber que vamos a cosechar lo que sembramos. El hombre que sembró mandarinas, que no espere a cosechar zapallos. Puede cambiar la forma pero no la esencia. El que sembró mandarinas va a cosechar mandarinas, la esencia es la misma. Pero la forma, sí cambia: "Hazorhím Bedimhá, Beriná Iktzoru", "los que siembran con lágrimas, cosecharán con alegría". Todo esfuerzo tiene su recompensa. Sino, preguntémosle a la Mamá que tiene a su bebé recién nacido en su regazo, si recuerda el dolor de pre-parto de hace un rato.Por último, nuestros Sabios escriben en el Talmud: "Iesh koné olamó beshaá ajat. Hay quien adquiere su mundo venidero en un solo momento". Debemos prepararnos correctamente e inspirarnos, para saber cuál de todos los momentos elegir; de hecho, la época es propicia para ello. Elijamos la semilla correcta, sembrémosla y comencemos a trabajar; tal vez empecemos con lágrimas, más con la esperanza de que Di-s, con Su amor, nos encuentre en el día de Rosh Hashaná tal como lo ilustra el canto Et Shaaré Ratzón: "Los ojos con lágrimas, pero, el corazón contento". Amén
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