viernes, 20 de mayo de 2011

LA REAL RAZON DETRAS DEL 'DIA DE LA NAKBA

Por Alon Pinkas

En tanto el verdadero significado de "Nakba", es decir 1948, sirva como punto de referencia principal de los palestinos, las negociaciones están condenadas al fracaso. Pero en tanto Israel se niegue a abordar 1967, los palestinos seguirán volviendo a 1948.
La importancia del "Día de la Nakba 2011" va mucho más allá del aquí y ahora de la actual política de Medio Oriente.
Proveyó noticias urgentes tanto para la Izquierda como para la derecha israelíes. La izquierda se enteró que "Día de la Nakba" no se trata de la negativa del primer ministro Benjamin Netanyahu a aceptar el último y muy bien estructurado plan de paz de dos estados elaborado por algún grupo de paz en el hogar de un "preocupado" empresario aterrorizado por septiembre. Por su parte, la derecha puede ser sorprendido al descubrir que "Día de la Nakba" no justifica o valida la locura miope llamada "asentamientos", y tampoco de ninguna manera demuestra que el status quo es sostenible.
Ni siquiera tiene que ver con el derecho de los palestinos a definir su propia historia y conciencia como un resultado de una catástrofe que ocurrió en 1948 (la traducción más literal de la "Nakba").
Más allá de las imágenes desagradables de manifestaciones rebeldes, el "Día de la Nakba" representa algo mucho más profundo. A pesar que nosotros podemos estar básicamente en desacuerdo con la interpretación de la historia por parte de los palestinos y su manipulación selectiva de los hechos, es totalmente natural y legítimo que ellos la definan como lo desean. Que esta interpretación sea no sólo errónea, sino que constituye la principal fuente de su situación desde 1948 es algo que tiene que ser expresado por nosotros, no por ellos. Pero que esta interpretación resultó ser un contagio de ineptitud para generaciones de terroristas palestinos convertidos en políticos, e infligió parálisis y conducta indigna, es su tragedia, no la nuestra. Sin embargo, nuestra proximidad significa que sufrimos las consecuencias de igual manera.
Algunos comentaristas y los políticos optaron por conectar las manifestaciones pacíficas en general, con los levantamientos ocurriendo en todo el mundo árabe en los últimos cinco meses. Los palestinos, así dice la comparación un tanto displicente, han adoptado la "primavera árabe" y ahora consideran marchar por las calles de Israel. Aparte del hecho lamentable que el término "primavera árabe" se utiliza comúnmente por error, también se pierde el punto. Si bien el modus operandi puede haber sido tomado de Túnez o Egipto, los palestinos de tercera generación no están protestando por las mismas cosas. El "Día de la Nakba" no fue simplemente un estallido de frustraciones, emociones o sentimientos anti-israelíes. El apoyo y aliento del régimen criminal sirio experimentando sus propios levantamientos debería ser suficiente para refutar la analogía con la "primavera árabe".
El punto central del "Día de la Nakba" es 1948 versus 1967.
Examinando el proceso de paz desde los Acuerdos de Oslo de 1993, cualquier analista, diplomático, o arabista puede venir con una multitud de razones para sus fracasos. Pero hay un hilo conductor entre ellos. En cada etapa de las negociaciones, resolviendo cuestiones fundamentales, invariablemente, se llegó a un callejón sin salida sobre el derecho al retorno y Jerusalem. La cuestión territorial y el futuro de los asentamientos, por el contrario, siempre llevó más de una solución factible.
Muchos en la izquierda israelí les dirán que tanto la cuestión de los refugiados como el futuro de Jerusalem también tienen soluciones suficientemente posibles. Ellos están en lo correcto y equivocados mismo tiempo. Sí, hay soluciones, pero ninguna es aceptable para ambas partes. Durante mucho tiempo, la izquierda ha cometido un error al intentar aplicar un modo racional, racional liberal-occidental de resolución de problemas a la interpretación de los temas por parte de los palestinos.
Igualmente ilusoria y peligrosa es la derecha israelí, que por décadas negó toda solución convirtiendo un tema político controvertido y complejo en uno cultural/religioso/civilizacional intratable.
El espectro político israelí, a la vez un testimonio de orgullo para la democracia del país, ha degenerado en una pesada platitudcracia. Pero ambos extremos de la misma todavía comparten una cosa: durante 18 años ellos han discutido sobre el conjunto equivocado de temas.
Las políticas fueron diseñadas y los argumentos hechos sobre el proceso de paz basado en temas de 1967, entre ellos el territorio, un estado palestino y los asentamientos. Sin dudas, estas son cuestiones monumentales y su solución es un requisito previo para cualquier acuerdo de status final. Pero todo el tiempo, los palestinos estuvieron preocupados con temas de 1948, incluido el derecho de los refugiados al retorno y no menos importante de todos, respecto a la existencia misma de Israel. Es cierto que los palestinos han recorrido un largo camino en reconocer a Israel y aceptar negociar con ella, pero ellos nunca realmente cambiaron "1948" como el término principal de referencia. Sí, el modelo de dos estados que los palestinos supuestamente respaldaron y están dispuestos a aceptar se basa en temas de 1967, pero nos guste o no, su narrativa se mantiene arraigada en el año del nacimiento de Israel.
Esto corre en cierto modo en explicar lo que ocurrió en Camp David en julio del 2000 y por qué fracasó. No fue sólo la falta de valor y liderazgo del ex líder de la OLP Yasser Arafat; ni fue el estilo y patrón de negociaciones del entonces primer ministro israelí, Ehud Barak; no fue tampoco la falta de apoyo árabe para un compromiso palestino; y no fue debido a la política EEUU." Si bien todos estos factores contribuyeron de hecho a que la empresa fracasara, lo que lo condenó al fracaso desde el principio fueron las narrativas incompatibles entre Israel y los palestinos.
La narrativa israelí, también conocida como Sionismo, se basa en 2000 años de ser apátridas resultando en la aceptación del Plan de Partición de la ONU de 1947. La narrativa palestina se basa en lo que ellos creen que sucedió en 1948. El año 1948 predica la incompatibilidad de estas narrativas. En otras palabras, la independencia de Israel llegó a expensas de los palestinos? Es así de simple y así de complicado.
Por lo tanto, los debates sin fin alrededor de la "oportunidad perdida" de Barak en Camp David (incluyendo el enfoque "tómalo o déjalo" de Israel y el fracaso EEUU para enrolar a Egipto) son realmente sólo de valor histórico marginal, y en este contexto parece discutible.
Arafat no podría haber aceptado en forma concebible dos principios centrales de Israel de "poner fin al conflicto" y el "fin de todas las reclamaciones." Esto se debe a que Camp David, se trató acerca de la "Nakba."
No obstante, sería negligente atribuir totalmente el determinismo a la "Nakba", como si la narrativa palestina fuera una ley política inmutable que condena a Israel. La necesidad de separarse de los palestinos es imperativa, no un capricho de hacer el bien. Un estado palestino no es un sueño sionista, y tampoco terminará el conflicto en tanto la "Nakba" sirva como el punto de referencia principal en la auto-determinación.
No obstante, una audaz estrategia israelí que encare 1967, aun cuando no esté vacía de desazón y riesgo, es aún la política correcta. Y aquí radica la tragedia actual: en los últimos dos años, Israel se negó a presentar un plan y engañó en su salida de las negociaciones, haciendo las cosas infinitamente peor.
El rechazo a encarar 1967 sólo exacerbó las cosas, y ha significado que en su lugar los palestinos evocaran 1948 - convirtiéndolo de narrativa en política. Y he aquí que el mundo está convencido que ellos tienen un punto.

El autor es un diplomático que recientemente se desempeñó como cónsul general en Nueva York.
Fuente: The Jerusalem Post Magazine- Esta nota fue traducida especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.