Por Alan Dershowitz
En su conferencia de prensa con el Primer Ministro David Cameron en Londres el miércoles, el Presidente Obama explicó su pensamiento en cuanto a por qué el insistió en que el primer paso al buscar una solución de dos estados pacífica entre Israel y los palestinos debe ser un acuerdo por el cual Israel acepte las fronteras de 1967 con intercambios de tierra mutuamente aceptados. Esto es lo que el dijo:
Va a requerir compromiso desgarrador de ambos lados. En la última década, cuando los negociadores han hablado acerca de cómo lograr ese resultado, han habido típicamente cuatro cuestiones que se han planteado. Una de ellas es la cuestión de cómo se verían los límites territoriales de un nuevo estado palestino. Número dos: cómo puede Israel estar segura que sus necesidades de seguridad serán cumplidas? Número tres: cómo sería resuelta la cuestión de los refugiados palestinos; y número cuatro, la cuestión de Jerusalem. Las dos últimas cuestiones son extraordinariamente emocionales. Ellas corren profundo en cómo los palestinos y el pueblo judío piensan sobre sus propias identidades. En última instancia van a ser resueltos por las dos partes. Creo que estos dos problemas pueden ser resueltos si hay la perspectiva y la promesa que en realidad podemos llegar a un estado palestino y a un estado judío de Israel seguro.
Esta declaración reciente revela claramente el defecto subyacente en el pensamiento de Obama sobre el conflicto palestino-israelí. No hay manera en que Israel pueda estar de acuerdo con las fronteras sin que los palestinos también acepten renunciar a cualquier reivindicación de un "derecho al retorno". Como el primer ministro palestino, Salam Fayyad, me dijo una vez: cada parte tiene una carta importante para jugar y un compromiso importante para asumir, para Israel esa carta es Cisjordania y el compromiso es regresar a las fronteras de 1967 con los ajustes acordados e intercambios de tierra; para los palestinos esa carta es "el derecho al retorno" y el compromiso es un acuerdo que los refugiados palestinos se establecerán en Palestina y no en Israel, es decir, que no habrá derecho al "retorno" a Israel.
La formulación del presidente Obama exige a Israel que renuncie a su carta y asuma un "compromiso desgarrador" desmantelando la mayoría de los asentamientos de Cisjordania y poniendo fin a su ocupación de Cisjordania. Pero no requiere que los palestinos renuncien a su carta y se comprometan sobre el derecho al retorno. Ese tema "extraordinariamente emocional" va a quedar para futuras negociaciones sólo después que las fronteras se hayan acordado.
Este ordenamiento temporal - que requiere que Israel renuncie a la carta "territorial" antes que los palestinos siquiera tengan que negociar sobre la carta del "retorno" - es un no-arrancador para Israel y es más de lo que los palestinos han pedido en privado. Una vez más, el Presidente Obama, dando a los palestinos más que lo que pidieron, ha hecho difícil, si no imposible, que los palestinos se comprometan. Al principio de su gobierno Obama insistió en que Israel congele toda construcción de asentamientos, a pesar del hecho que los palestinos no habían pedido tal acción como una condición previa para negociar. El forzó a los palestinos a imponer eso como condición previa, ya que ningún líder palestino puede ser visto como menos pro-palestino que el presidente de Estados Unidos. Ahora lo ha hecho nuevamente, al no exigir que los palestinos renuncien a su derecho al retorno como un esto por el aquello de Israel de retornar a las fronteras de 1967 con intercambios de tierras acordados.
Así que no es tanto lo que el presidente Obama dijo, es lo que el no dijo. Hubiera sido tan fácil para el Presidente haber hecho la siguiente declaración:
Estoy pidiendo a cada parte asumir un desgarrador compromiso que será extraordinariamente emocional y difícil. Para Israel, este debe tomar la forma de abandono de sus reivindicaciones históricas y bíblicas a lo que llama Judea y Samaria. Este compromiso territorial requerirá de fronteras seguras algo diferentes a las líneas de 1967 que llevaron a la guerra. La Resolución 242 del Consejo de Seguridad reconoció la necesidad de cambios en las líneas de 1967 que garanticen la seguridad de Israel. Desde 1967, cambios demográficos han ocurrido que también requerirán intercambios de tierra acordados entre Israel y el nuevo estado palestino. Este compromiso territorial, será difícil para Israel, pero al final valdrá la pena, porque va a asegurar que Israel seguirá siendo tanto judío como un estado plenamente democrático en el que todos los residentes son iguales ante la ley.
Para los palestinos, este compromiso debe tomar la forma de un reconocimiento que para que Israel siga siendo el estado democrático del pueblo judío, los refugiados palestinos y sus descendientes tendrán que ser establecidos en Palestina. En otras palabras, ellos tendrán derecho al retorno, pero a Palestina, no a Israel. Esto será bueno tanto para Palestina como para Israel. Para Palestina, asegurará que el nuevo estado tendrá el beneficio de una gran y productiva afluencia de palestinos de todo el mundo. Esta diáspora palestina debe querer ayudar a construir un estado palestino económico como políticamente viable. Los dirigentes palestinos deben reconocer, como creo que lo hacen, que no habrá "derecho al retorno" de millones de refugiados palestinos y sus descendientes a Israel. Puede ser negociada la compensación, tanto para los palestinos que abandonaron Israel como consecuencia de las guerras de 1948 como para los judíos que se fueron los países árabes durante y después de ese mismo período.
No es demasiado tarde para que el presidente Obama "explique" que eso es lo que realmente quiso decir cuando declaró que Israel debe seguir siendo un estado judío y que cualquier gobierno palestino que espera compromisos de parte de Israel debe reconocer esa realidad. Central para la existencia continua de Israel como la nación-estado del pueblo judío es el reconocimiento palestino que no puede existir el llamado "derecho al retorno" a Israel, y que los dirigentes y pueblo palestinos deben reconocer que Israel seguirá existiendo como la nación-estado del pueblo judío dentro de fronteras seguras y reconocidas. A menos que el Presidente Obama envíe ese claro mensaje, no sólo a los israelíes sino a los palestinos también, el no moverá hacia adelante el proceso de paz. El lo moverá hacia atrás.
Fuente: The Jerusalem Post- Traducido por Esther Sheine especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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