LA LINEA DE FUEGO DE 1967

Obama crea un escándalo innecesario por las fronteras de Israel.

21/5/11

El discurso del Presidente Obama el jueves sobre el Medio Oriente ha tenido mucho para recomendar, entonces es una lástima que el ningunee su propio titular buceando de regreso dentro del torbellino entre Israel y los palestinos.
Obama fue al Departamento de Estado para ofrecer una visión sobre todo inspiradora de la política de EEUU en medio de la agitación política que recorre la región. Pero toda la atención se centra ahora en el colofón que el ofreció sobre el conflicto árabe-israelí, en el que dijo que "las fronteras de Israel y Palestina deben basarse en las líneas de 1967." A pesar que inmediatamente añadió que aquellas líneas deben ser ajustadas "con intercambios de mutuo acuerdo" de territorio "para que fronteras seguras y reconocidas, sean establecidas para ambas partes", es la línea de 1967 la que se está pegando.
Y con buena razón. En su cuello, la distancia desde la costa mediterránea a Cisjordania es de nueve millas. Los analistas extranjeros pueden imaginar que la profundidad estratégica ya no importa, pero los israelíes lo saben mejor gracias a los miles de cohetes de corto alcance disparados contra sus ciudades desde la Gaza controlada por Hamas. Como candidato Obama dijo cuando realizó una gira por una de tales ciudades israelíes en 2008, "Si alguien estuviera tirando cohetes a mi casa donde mis dos hijas duermen por la noche, yo voy a hacer todo lo que esté en mi poder para detenerlo, y yo esperaría que los israelíes hagan lo mismo."
Bueno, exactamente. Lo cual es por lo que fue extraño escuchar a Obama, en un discurso de lo contrario dedicado a instar al cambio de la naturaleza de las sociedades árabes volver de repente a la agotada fórmula de tierra por paz que tantas veces ha fracasado. Como el resto del discurso de Obama fue prestado en gran medida de la Agenda de la Libertad del Presidente Bush, el también pudo haber tomado el ejemplo del discurso de su predecesor de junio de 2002, el cual condicionaba un estado palestino a renunciar al terrorismo y políticas de liberalización.
Ese concepto es el más apropiado ya que Hamas se ha unido al gobierno palestino, un punto que Obama reconoció en su discurso. La mayoría de los israelíes no se opondría a un estado palestino, incluso en las líneas de 1967, si su política se pareciera a la de, por ejemplo, Canadá. El problema del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, es que las tendencias políticas entre los palestinos se inclinan más en la dirección de Irán, a pesar de algunas recientes tendencias económicas prometedoras.
Tampoco ayuda que el Sr. Obama quiera que Israel se retire del territorio palestino, incluso antes que las dos partes resuelvan las cuestiones del estado de Jerusalem y de los refugiados palestinos de 1948, recientemente en las noticias con su intento de abrirse paso a través de las fronteras de Israel. Ningún líder israelí va a renunciar a Cisjordania sin resolver aquellos problemas existenciales, ya que sólo permitiría a los palestinos guardarse en el bolsillo las ganancias territoriales, mientras perpetúan el conflicto.
El equipo del Presidente está explicando el discurso como un intento por reiniciar las negociaciones moribundas entre israelíes y palestinos, pero no va a lograr tal cosa. Es más exacto decir que el ocultó la sustancia importante de su discurso elevando innecesariamente un tema irrelevante, y neurálgico. Él proporcionó a los radicales palestinos una línea de negociación que se convertirá en totémico para ellos y sus simpatizantes en los próximos años, sin importar lo que suceda en el terreno.
También el alejó al líder de un aliado clave de EEUU, como dejó en claro la fría foto de opinión de ayer del Presidente con el Primer Ministro Netanyahu. Si esto es lo que a Hillary Clinton le gusta llamar "diplomacia inteligente" nos gustaría ver lo que califica como tonta.
Fuente: THE WALL STREET JOURNAL- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.