domingo, 22 de mayo de 2011

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OBAMA RETOMA LA SENDA DE BILL CLINTON


El plan de paz propuesto por Estados Unidos para que Israel retorne a las fronteras previas a la guerra de los Seis Días, en 1967, seguramente hubiera hecho sonreír a Yasser Arafat.

Lo que reclama el presidente Barack Obama a Israel fue la causa principal del fracaso de la cumbre de Camp David en 2000, cuando el fallecido Arafat se negó a renunciar al retorno de los refugiados y también a Jerusalén Este, donde los palestinos piensan proclamar su futura capital.

En aquel momento, tanto Estados Unidos como el ex primer ministro israelí Ehud Barak responsabilizaron a Arafat por el fracaso de las negociaciones, dado que el líder palestino no quería quedar en la historia como un traidor.

El plan presentado esta semana por Obama fue rechazado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien señaló que en la iniciativa no se toman en cuenta los cambios demográficos ocurridos en Medio Oriente durante los últimos 44 años años, donde Israel cuadruplicó su territorio.

Pero la ex canciller y jefa de la oposición, Tzipi Livni, opinó que las propuestas de Obama resultaban convenientes para Israel y criticó el inmovilismo de Netanyahu para reactivar las negociaciones, según informes de la prensa israelí.

La llamada Guerra de los Seis de 1967 es fundamental para entender el desarrollo del conflicto de Medio Oriente, tras la proclamación del Estado de Israel en 1948.

Israel -especialmente con el apoyo de Estados Unidos- venció a Egipto, Jordania, Líbano y Siria -que eran respaldadas por la ex Unión Soviética-, ocupó la Franja de Gaza, la península del Sinaí, Cisjordania y las Alturas del Golán (Siria).

Algunos analistas recordaron que el pedido de Obama a Israel se realiza en el marco de la primavera democrática que sacude al mundo árabe, tras la caída de los presidentes de Túnez, Ben Alí, y de Egipto, Hosni Mubarak, a mediados de enero y febrero, respectivamente.Mientras Obama apoyó la salida de Mubarak, respaldó los esfuerzos de la realeza de Bahréin por aferrarse al poder, señalaron los analistas Steve Lee Myers y Mark Lander.

Mientras pidió la renuncia del coronel Muammar Kaddafi y apoyó la campaña de bombardeo de la OTAN contra Libia, Obama vaciló cuando (el presidente de Siria, Bashar) Al Assad envió tanques y tropas sobre su pueblo, aunque autorizó sanciones contra su régimen, dijeron ayer Myers y Lander en una nota de The New York Times.

Tampoco Obama hizo alusión al régimen de Arabia Saudita, considerado como un gobierno más represivo que Irán en la región, lo que acrecentó las sospechas de que la Casa Blanca defiende sus intereses en base al suministro de petróleo, opinaron algunos analistas.

Con respeto a Siria, Obama dijo que Assad no tiene elección: El puede conducir la transición o abandonar el poder.

Las declaraciones del presidente estadounidense sobre el conflicto israelí-palestino ocurrieron en momentos en que se estima que la Asamblega General de la ONU, que se reunirá en septiembre, analizará la posibilidad de proclamar un Estado palestino, según fuentes palestinas.

En su discurso, Obama fue contundente al señalar que las acciones simbólicas no crearán un Estado independiente. Pero se cree que el voto mayoritario de la ONU aislaría a Israel y a Estados Unidos.Algunos analistas israelíes criticaron a Obama por sus reclamos a Israel, como es el caso de Hanoch Daum, del diario Yediot Aharonot.

¿Por qué Obama no tiene lástima por los jóvenes hijos de Al Qaeda cuando ordena el asesinato de Osama Bin Laden? No es porque no quiere a los niños, sino más bien, porque proteger a los ciudadanos estadounidenses es más importante para él", señaló.

El discurso de Obama ocurrió días después de que renunciara a su cargo el enviado estadounidense para Medio Oriente, George Mitchell, decisión que Netanyahu atribuyó a la intransigencia de los palestinos.

Pero el negociador palestino Saeb Erekat, en un mail enviado a varios medios internacionales, entre ellos Télam, señaló: Todo el mundo que estuvo familiarizado con el proceso de paz sabe muy bien que el primer ministro Netanyahu nunca le dio una oportunidad al embajador Mitchell.

Mitchell, que participó en los acuerdos de paz de Irlanda del Norte en 1998, cumplió esa función en Medio Oriente durante dos años.

En octubre de 2010, el enviado norteamericano fracasó en su intento de llevar a ambas partes a conversaciones directas, luego de que Israel rechazara extender una moratoria en la construcción de asentamientos en Cisjordania que había finalizado en septiembre.

Afectado por las revueltas populares que sacuden a varios países árabes, el conflicto entre Israel y los palestinos entró en una nueva fase luego de que Al Fatah -que controla Gaza- se reconciliara a principios de mayo con los islamistas de Hamas, que se niegan a reconocer al Estado de Israel.

Este es un punto importante que seguramente será tenido en cuenta en las nuevas negociaciones, mientras se pone en marcha el proceso de unificación en la Franja de Gaza y Cisjordania.

A esta altura, nadie duda ya de las diferencias que separan a Obama de Netanyahu.

Y algunas voces, como las del presidente de Turquía, Abdullah Gul, reclaman que Hamas -que evidentemente está sufriendo un proceso de discusión interna- modifique su posición con respecto a Israel.

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