lunes, 23 de mayo de 2011

EL TSUNAMI DE FABRICACION PROPIA DE ISRAEL

El miedo paralizante a la Asamblea General de septiembre junto con la continua deslegitimización de Israel, lamentablemente significan que, con la ayuda del Primer Ministro, la profecía auto-cumplida de Barak del "tsunami diplomático" puede verdaderamente volverse cierta.

18/05/2011 16:04
Por DAVID HARRIS-GERSHON
El viernes, 11 de marzo del mundo retrocedió mientras un tsunami devastador destruía aldeas enteras y ciudades a lo largo de la costa este de Japón, llevando a más de 10000 personas a la muerte y al desplazamiento de cientos de miles.
Dos días más tarde, el ministro de Defensa, Ehud Barak, hablando sobre las perspectivas de un estado palestino declarado en forma unilateral, en sepriembre, dijo a un público en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en Tel Aviv, "Estamos por hacer frente a un tsunami diplomático ... [Hay] un movimiento internacional que puede reconocer un estado palestino dentro de las fronteras de 1967." Y continuó:" Es un error no darse cuenta de este tsunami. La deslegitimización de Israel está a la vista, aún si los ciudadanos no lo ven."
El discurso de Barak fue la primera de varias veces en los días y semanas después del tsunami Tōhoku que los líderes israelíes evocan en público esta palabra cargada. Barak, lo haría de nuevo, diez días más tarde, al dirigirse a una convención en Nueva York llevada a cabo por los Amigos de las Fuerzas de Defensa de Israel. Además, a mediados de abril, el Primer Ministro Binyamin Netanyahu, tomó la batuta lingüística de Barak mientras señalaba a la prensa una serie de medidas preventivas, tácticas destinadas a descabezar lo que él llama el inminente "tsunami diplomático" que pudiera derivarse de una declaración de estado para los palestinos reconocida internacionalmente.
Con Japón recuperandose de una de las catástrofes naturales más terribles de las que el mundo ha sido testigo, la mayoría de los políticos de alto nivel en todo el mundo han entendido que la palabra "tsunami" no es exactamente madura para su uso en metáforas políticas. Y sin embargo, Barak y Netanyahu se han apartado insertando esta palabra inundada con imágenes que aturden la mente y su transponiendola en el panorama político israelí.
Por qué el liderazgo de Israel cooptaría metafóricamente el lenguaje que evoca el real e intenso sufrimiento humano - la victimización - de otro pueblo para describir su propio predicamento diplomático? Qué impulsó a Barak y Netanyahu a elevar tan cruelmente la tragedia japonesa para obtener beneficios políticos?
La respuesta llega a la raíz del problema más grave de Israel: un liderazgo temeroso y paralizado. La clase dirigente actual de Israel considera al conflicto palestino-israelí como un juego de suma cero en el que sólo un equipo puede ganar: las verdaderas víctimas, los verdaderos merecedores de la simpatía del mundo. Este victimismo competitivo en el que Israel se ocupa constantemente es en su esencia un juego impulsado existencialmente, porque los líderes de Israel, que siguen viviendo en la sombra del Holocausto y de la generación que vino antes, están continuamente temerosos por la supervivencia del país.
Y este miedo existencial - que Israel podría ser borrado del mapa - es lo que ha paralizado a los líderes de hoy con respecto a cómo acercarse a los palestinos, haciéndolos ineficaces en el mejor de los casos y brutales en el peor. Son incapaces de hacer los duros y necesarios movimientos diplomáticos para lograr una paz definitiva, negociada con los palestinos, para finalizar una solución de dos estados, porque consideran que tal situación finaliza como una pérdida, como un paso en la inevitable pendiente resbaladiza hacia su aniquilación.
Barak y Netanyahu evocan la palabra "tsunami" no por crueldad, sino por desesperación, ambos líderes se convencieron que si pueden ser vistos por las potencias occidentales (es decir, Estados Unidos) como la víctima correcta del conflicto, se puede evitar un estado palestino, y por lo tanto sobrevivir.
La triste ironía es que este planteo de suma cero, este victimismo competitivo, ha ayudado a crear el inminente "tsunami" diplomático que se aproximará en septiembre, cuando la Asamblea General de la ONU se apreste a conceder la condición plena de estado a los recientemente unidos palestinos. Barak y Netanyahu lo saben, y sin embargo siguen estando amarrado, incapaces de comprender emocionalmente lo que la mayoría de los observadores desapasionados ven: que una solución negociada y diplomática con los palestinos es la única manera que ambas partes prosperen.
El tsunami metafórico por el que Netanyahu está preocupado llegará en septiembre si Israel no se involucra en conversaciones de status final con Abbas, quien frente a ello, sigue indicando la disposición a dialogar con Israel a pesar de la reciente reconciliación entre Hamas y la Autoridad Palestina. Sin embargo, una vez que septiembre llegue y se vaya, Palestina será un completo miembro de la ONU, con Israel pronto ocupando a una nación compañera de las Naciones Unidas (a menos que siga las amenazas de anexión, que tendrán consecuencias propias). Tal situación podría resultar en sanciones propuestas y aislamiento diplomático. Este es el "tsunami" del que Netanyahu está aterrorizado.
Por desgracia, esta tormenta diplomática parece estar en curso, porque más que trabajar en soluciones sostenibles, Netanyahu, Barak y el resto del liderazgo en su mayoría conservador de Israel está ocupado ajustando movimientos tácticos y colgando palabras como "tsunami", no haciendo nada más que distraerse a sí mismos mientras las olas se acercan lentamente.

Fuente: The Jerusalem Post- Traducido especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba

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