miércoles, 11 de mayo de 2016

La Liga Árabe, en horas (muy) bajas

 

Mapa de la Liga Árabe.
The Economist publica un editorial muy crítico con la organización árabe, creada en la década de los cuarenta del siglo pasado y que, sentencia el influyente semanario, está demostrando suinutilidad para afrontar los retos del siglo XXI.
La Liga Árabe no es la única que ha de bregar con el final de una era de héroes y la erosión de la ideología del multilateralismo motivada por el auge del nacionalismo. Pero, al contrario que la Unión Europea, ha fracasado en encontrar un mecanismo para gestionar la rivalidad. Harto paralizada por las diferencias regionales y sectarias, se ha mantenido a la expectativa mientras sus integrantes eran engullidos por la guerra. El otrora abanderado del anticolonialismo miraba a los poderes europeos para salir del marasmo, y en Libia incluso pidió a las potencias occidentales que enviaran aviones de combate. (…) Quizá la Liga Árabe ya sólo sirva como casa de retiro de los políticos egipcios.
La organización terrorista que detenta el poder en la Franja de Gaza se debate entre la necesidad de mantener la paz con Israel y la de rearmarse y mantener su imagen de grupo dedicado a la lucha armada contra el Estado judío, que puede que acabe hartándose de este doble juego, apunta el profesor Eyal ZIsser.
La voluntad de Hamás de intentar negociar con Israel a través del intercambio de disparos e incidentes en la frontera no es necesariamente una demostración de fuerza. La organización terrorista se enfrenta a problemas internos y, tras el cierre impuesto por Egipto, la situación es muy frágil y probablemente empeorará. Es posible que Hamás se sintiera alentada por la decisión de Israel de dejarle el control de la Franja de Gaza. Sin embargo, en una situación así, depende de Hamás considerar el hecho de que si Israel llega a la conclusión de que el grupo terrorista no quiere o no puede mantener la paz en la frontera, no volverá a hacer lo que hizo durante la operación ‘Margen Protector’, cuando mantuvo a Hamás en el poder y lo prefirió a otros grupos más radicales que podrían haber tomado su lugar.
Yoram Ettinger pone de manifiesto, con numerosos ejemplos, la falacia tan extendida de que el Estado judío está cada vez más aislado en la escena internacional por su conflicto con los palestinos.
Desde 1948, la presión global hacia Israel para hacerle aceptar concesiones dramáticas ha estado presente en su política exterior y su diplomacia, junto con las advertencias de que se estaba condenando a sí mismo a un doloroso aislamiento. Un examen de la posición global de Israel –en los planos económico, militar y diplomático– revela que, independientemente de los acuciantes desafíos diplomáticos, la realidad refuta de manera rutinaria esas advertencias, mientras Israel demuestra una integración sin precedentes en la escena global.

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