domingo, 8 de mayo de 2016

¿Una dictadura en ciernes?

 

Recep Tayyip Erdogan.
Ariel ben Solomon escribe bajo este título en The Jerusalem Post un artículo en el que recoge las opiniones de Aykan Erdemir, exparlamentario turco y miembro de la Foundation for Defense of Democracies. Según Erdemir, Erdogan planea sustituir al primer ministro Davutoglu por un hombre de paja perteneciente a su familia política.
“A finales de este mes, Davutoglu será sustituido por un hombre-marioneta”, dijo Erdemir, y añadió que Berat Albayrak, yerno de Erdogan y actual ministro de Recursos Naturales y Energía, o Binaly Yildirim, viejo aliado del presidente y ministro de Transportes, Asuntos Marítimos y Comunicaciones, podrían ocupar el puesto.
Preguntado por la constitucionalidad de la dimisión del primer ministro, Erdemir respondió que ese movimiento está cien por cien en contra de la Constitución, porque el presidente se supone que es no partidista y no se involucra en el quehacer de los partidos políticos.
(…)
“En el pasado, Turquía sufrió golpes militares, pero yo llamo a esto un golpe palaciego”, dijo Erdemir.
Los partidarios del presidente turco afirman que su política exterior es algo de lo que el país debe sentirse orgulloso. Semih Idiz, en cambio, sostiene en el diario Hurriyet que Erdogansomete las relaciones exteriores del país a su propio beneficio, con resultados catastróficos.
Teniendo en cuenta que tenemos tres millones de refugiados que no podemos cuidar, los ataques terroristas sin precedentes contra nuestras principales ciudades por grupos terroristas vinculados a Siria, la ausencia de relaciones correctas con muchos de nuestros vecinos, la pérdida de dirección en el proceso de incorporación a la Unión Europea y las tensiones con nuestros aliados occidentales, hay poco éxitos de los que el AKP [el partido de Erdogan] pueda presumir en su ‘honorable’ política exterior.
Vemos que Erdogan está intentando meter mano en el liderazgo del mundo islámico nuevamente. Sus afirmaciones en la reciente cumbre de la Conferencia de la Organización Islámica y en la apertura del Congreso Turco-Árabe de Educación Superior (…) así lo atestiguan.
Erdogan incluso quiere que la Liga Árabe cambie su nombre por el de Liga Islámica, para evitar que aparezca como una organización exclusivamente árabe y, por consiguiente, desempeñe un papel divisivo en el mundo islámico.
Sal Emergui, corresponsal en Israel del diario español El Mundo, acompaña a nuestro colaboradorMarcelo Birmajer en un recorrido por las calles de Jerusalén, donde su hermano Reuven fue asesinado el pasado diciembre, a manos de un terrorista palestino.
Este contador de historias que luce el parche de Moshé Dayan en su camiseta se cruza con palestinos. ¿Piensa en su hermano al verles? “Sí. Pienso qué libre es Israel que puede coexistir con minorías que son descriptivas en su presencia y seguir siendo democrático aunque se cometan estas salvajadas. Es un milagro que tenga una democracia tan vibrante”.
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“Los palestinos que asesinaron a mi hermano lo hacen porque quieren exterminar al pueblo judío. No por un conflicto territorial sino por odio a los judíos en cualquier territorio. En la carta fundacional de Hamas se dice que ‘los judíos se esconderán detrás de las rocas y árboles, y las piedras y los árboles llamarán: Oh, musulmanes, oh, siervos de Alá, hay un judío detrás de mí, venid y matadlo’. Es el anhelo nazi”.

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