jueves, 23 de octubre de 2008
Rusia controla el expediente nuclear iraní
A escala internacional, Rusia es considerado como el principal aliado de Irán en su búsqueda de la bomba atómica. Protección contra nuevas sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, venta de armas, formación de científicos, acuerdos comerciales: todo por ayudar a Teherán. No obstante, el Presidente Medvedev se negó recientemente a vender antimisiles a la República islámica (necesarios para Irán para defenderse de un ataque israelí) y el régimen de los Mollahs se compadece de no ver a Rusia cumplir sus compromisos. La posición rusa es más confusa que nunca.Según Ahmad Fayaz-Bakhsh, jefe adjunto de la organización atómica iraní, “Irán espera que Rusia respete sus compromisos, es decir que acabe la construcción de la central de Bushehr”. Conforme al acuerdo firmado entre los dos países, Moscú debe proveer a Teherán 1.000 toneladas suplementarias de material para permitirle terminar la construcción de la central nuclear iraní de Bushehr en otoño de 2008.
“Si Moscú respeta el calendario que habíamos convenido y no encontramos dificultades técnicas,la central podría terminarse de aquí a marzo de 2009”, afirmó Ahmad Fayaz-Bakhsh.Este contencioso entre los dos países se lleva a cabo en un contexto internacional cargado. A principios del mes de septiembre, mientras que Rusia se declara abiertamente agravada por el comportamiento de Estados Unidos y de Israel en el conflicto con Georgia, el “Sunday Times” revelaba un acuerdo de cooperación entre Moscú y Teherán.Este programa preve el envío de expertos nucleares rusos a Irán y la formación de científicos iraníes en Rusia. “Rusia vendió armas a los regímenes sirios e iraníes. Algunos de entre ellos ya han sido enviados a los terroristas del Hezbolá y en Iraq”, declara Dick Cheney, vice Presidente americano.El Kremlin no obstante nunca ha confirmado la existencia de este acuerdo y nunca lo ha presentado como una respuesta a la ayuda americana a Georgia.Sábado 27 de septiembre, en Nueva York, el apoyo ruso a la República islámica continúa. En una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, se vota una Resolución por la que se pide a Teherán cesar sus actividades de enriquecimiento por unanimidad. Pero el acuerdo internacional sufre un importante cambio cuando Moscú decide imponer su veto a esta medida. Resultado de la oposición rusa: no se preve ninguna sanción contra el régimen de los Mollahs.A principios de octubre, los responsables de la seguridad israelí se declaran “cada vez más preocupados por la probable venta del antimisil S-300 que podría autorizar Moscú a Teherán”. Si la República islámica logra adquirir tales misiles, la capacidad de Israel de atacar los lugares nucleares iraníes sería muy reducida. El s-300 es considerado como uno de los sistemas antimisiles más avanzado del mundo. Puede alcanzar un avión al aire libre en un radio de 150 kilómetros y hasta 30 kilómetros de altitud. Además puede detectar una docena de aviones a la vez y lanzar varios ataques simultáneamente. Preocupado por esta venta y aunque a la cabeza de un Gobierno de transición, Ehud Olmert decide viajar el 6 de octubre a Moscú para convencer a las autoridades rusas de no firmar este contrato. A partir de su llegada en la capital, los expertos consideran que las oportunidades de Israel de convencer Rusia para cambiar de dictamen son escasas. El Primer Ministro Putin por otra parte no se entrevista con su homólogo israelí. Oficialmente porque “está demasiado ocupado exteriormente celebrando su cumpleaños”. Oficiosamente, muchos son los que piensan que prefiere evitar este encuentro debido a la implicación israelí en el conflicto en Georgia. Con todo, tras una entrevista con el Primer Ministro israelí, el Ministro de Asuntos Exteriores ruso Serguei Lavrov declara que Moscú “está comprometida a impedir la nuclearización con fines militares de Irán”. De vuelta en Israel, Ehud Olmert afirma que Rusia “entiende las posiciones de Israel”.
Tres días más tarde, el 9 de octubre, responsables gubernamentales rusos anuncian la intención de su país de no vender los sistemas antiaéreos prometidos a Irán. Mientras que en Jerusalén es hora de satisfacción - “la visita del Primer Ministro fue un éxito” clama el entorno de Ehud Olmert - Teherán lamenta este cambio en la situación. Sin la preciosa ayuda de su principal aliado Irán teme en efecto no tener los medios para realizar acciones a la altura de sus ambiciones. Los próximos meses dirán si Rusia decide impedir a la República islámica obtener la bomba atómica o si se limita a “soplar calor y frío” en este espinoso expediente.Por Itai Smadja para Guysen International News
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