domingo, 8 de mayo de 2011

El prójimo durante la Cuenta del Omer

En Pesaj se produce la liberación de los hijos de Israel. Tras haber estado sometidos a la esclavitud durante cientos de años, la salida de Egipto marca el fin del yugo del Faraón, de aquellos tormentos corporales, y la obtención de la libertad en el plano físico. En Shavuot, se produce la entrega de la Torá, que conlleva una liberación de carácter espiritual de lo sufrido por el rigor egipcio, y un abrazo a la Ley establecida por D-os.
Entre estas dos fechas importantes, tenemos la Cuenta del Omer. Marca el camino constructivo desde la liberación hasta la entrega de la Ley. ¿Y por qué Israel se hizo acreedor de la Torá? ¿Era superior al resto de los pueblos? ¿Tuvo algún mérito notable que escaseó en los demás? La explicación que tenemos es pura, y alejada de las doctrinas modernas de superioridad racial que tanto daño han provocado con su acento en la intolerancia. D-os eligió a Israel no por su cantidad, ni porque fueran seres humanos superiores. Es el Pueblo Elegido por ser especial, por su camaradería, por los lazos fraternales estrechados entre sus miembros. Por ser un pueblo con unidad.
Así vemos que la hermandad entre personas que se reconocen partes integrantes de un mismo pueblo, cuenta con la gracia de D-os. Por lo tanto, nuestros sabios nos dicen que en este período del Omer, hay que fortalecer el cumplimiento de mitzvot que se relacionan con el otro. Y guiándonos por esta sabiduría judía, creyentes y no creyentes podemos aprovechar la Cuenta del Omer para reforzar las relaciones interpersonales, nuestro vínculo con los demás, nuestra comunicación. Mi forma de ser referida al prójimo, que es como yo, para tener una agradable relación en base a un comportamiento social adecuado, en el cual cada uno tiene su espacio y comunicados podemos construir.
En definitiva, como explica el Moré Abraham Dwek, “en Pesaj Israel se libera; en Shavuot aprende qué hacer con esa libertad”. La Torá es entregada a Israel por su unidad como pueblo. Según el rabino Gabriel Hoffer, “la Torá enseña cuál es la misión y objetivo del hombre en el mundo”. Y rabi Akiva expresó que el gran principio de la Torá es “Ama a tu prójimo que es como tu”. Por lo que resumimos que amándonos, estamos cumpliendo con la Torá, que fue entregada justamente por la unidad, y esa unión nos permite construir y crecer como pueblo. La libertad es el valor que nos lo va a permitir, y por más que no somos absolutamente iguales, eso no debe conducir a la intolerancia, sino a enriquecerse espiritualmente con la variedad del prójimo. El rabino Sergio Bergman lo aclara, explicando que hay que celebrar la diferencia, y tener unidad en la diversidad. Así respetamos la libertad individual y también nos desarrollamos como pueblo.

Ezequiel Eiben

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