domingo, 8 de mayo de 2011

LOS DESESPERADOS DEFENSORES DE LA OLP

Por Caroline Glick
6/5/11

Según la mayoría de los relatos, la ceremonia de firma del acuerdo de unidad entre Fatah y Hamas el miercoles fue un gran caso. El jefe terrorista de Hamas, Khaled Meshaal voló desde Damasco. El jefe de la OLP/Fatah/Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, voló desde Ramallah.
La ceremonia se celebró bajo los auspicios de los servicios de inteligencia egipcios recientemente amigables con la Hermandad Musulmana. Representantes de la ONU y miembros árabes israelíes de la Knesset estuvieron presentes para presenciar el "histórico" acuerdo que pone oficialmente a la OLP en la cama con Hamas, la rama palestina de la Hermandad Musulmana egipcia y una organización terrorista dedicada a la aniquilación de Israel y al establecimiento de un califato mundial.
No menos importante que el pacto en sí son las medidas en que la izquierda va a oscurecer y menospreciar la importancia de lo sucedido. En casa y en el extranjero, los izquierdistas han utilizado tres medios para esconder al público el significado del pacto.
Primero, algunos han sostenido que el acuerdo es una causa de celebración. El miércoles, el importante comentarista político de Canal 10, Raviv Drucker opinó que el acuerdo puede aumentar las posibilidades de paz entre Israel y los palestinos. Ignorando el hecho que el pacto allana el camino para la integración de Hamás en las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina entrenadas por Estados Unidos, y su pertenencia a la OLP, Raviv afirmó insípidamente que el villano de todos los acontecimientos recientes no es otro que el primer ministro Binyamin Netanyahu, quien está destruyendo toda posibilidad de paz al señalar que los palestinos han optado por la guerra.
En la escena mundial, el caso de Drucker está siendo presentado por el ex presidente americano Jimmy Carter. En un artículo de opinión en The Washington Post el miércoles, Carter elogió en forma similar el acuerdo como un paso adelante. Sin mencionar el hecho que Hamas es una organización terrorista, Carter afirmó que el acuerdo mejorará la democracia palestina. También aumentará las posibilidades de un alto el fuego entre Hamas e Israel y la paz entre Israel y los palestinos, prometió el.
La segunda forma en que el establishment izquierdista está intentando ocultar la naturaleza cambiante del juego del acuerdo entre Fatah y Hamas es menospreciandola. La mayoría de los medios de comunicación israelíes, por ejemplo, pusieron de relieve las observaciones del saliente jefe del Shin Bet Yuval Diskin, afirmando que el acuerdo es probable que sea de corta duración.
El New York Times también hizo hincapié en la alta probabilidad de fracaso del acuerdo. Pero si tiene éxito o fracasa es irrelevante. El punto no es que Al Fatah y Hamas no se quieren el uno al otro. El punto es que ellos son terroristas.
Finalmente, las voces en la izquierda han buscado ocultar la importancia del acuerdo detrás de ilusiones burocráticas. Por ejemplo, la administración Obama está usando la distinción artificial entre Fatah - dirigida por Mahmoud Abbas, la OLP - dirigida por Mahmoud Abbas y la Autoridad Palestina - liderada por Mahmoud Abbas, para afirmar que no hay razón para excitarse. Como la OLP firma acuerdos con Israel y la AP paga las cuentas, el Departamento de Estado ha argumentado que el hecho que Fatah firmó un acuerdo de unidad con Hamas no tendrá ningún impacto inmediato en la ayuda de EEUU a la Autoridad Palestina.
El propio Abbas se ha salido de su camino para alentar esta idea. Durante su reunión con una delegación de extrema izquierda y pez gordo de seguridad israelí retirado la semana pasada, Abbas dijo que no hay razón para preocuparse por el acuerdo debido a que la OLP, la cual él dirige, en vez de Fatah, al cual él dirige, lleva a cabo negociaciones con Israel.
La razón por la cual gente de otro modo inteligente está dispuesta a hacer tales declaraciones obviamente absurdas es porque estan en estado de pánico. Ellos se dan cuenta que el acuerdo de unidad entre Fatah y Hamas desacredita el paradigma tierra por paz. Si el público está en condiciones de reconocer la importancia de lo que ha sucedido, a continuación, esa política será abandonada. Todo el apoyo israelí y americano, el reconocimiento y la legitimización para los AP/OLP/Fatah asociados con Hamas tendrá que terminar.
El pánico de la izquierda fue revelado el miércoles en un informe de Haaretz de un informe clasificado del Ministerio de Relaciones Exteriores sobre el acuerdo de unidad. Escrito por funcionarios anónimos de la división de planeamiento político dominada por los izquierdistas del ministerio, sus autores reprendían al gobierno de Netanyahu por condenar el acuerdo. Afirmaban que el acuerdo representa una oportunidad para Israel. Asimismo, instaban al gobierno a "ser un jugador de equipo y coordinar su respuesta a un gobierno de unidad palestino con la administración [de Obama]." Hacer eso, afirmaban los autores, "va a facultar a los Estados Unidos y servirá a los intereses israelíes."
Evidentemente disgustados porque el gobierno no prestó atención a su consejo ridículo, los diplomáticos lanzaron su cable a Haaretz, en un intento por intimidar a los dirigentes electos de Israel para que se sometan antes que sea demasiado tarde.
Esta no es la primera vez que hemos estado a punto de reconocer la verdad - que la OLP/AP/Fatah nunca dio la espalda al terrorismo y que todos los compromisos que ha asumido con Israel se han subordinado a su compromiso de mantener su apoyo al terror. Ya estuvimos aquí en 1990 y nuevamente en el 2000.
En 1990, el jefe de la OLP, Yasser Arafat, se negó a condenar ataques terroristas marítimo en Ashkelon y Tel Aviv llevados a cabo por la facción Frente de Liberación de Palestina (FLP) de la OLP. Como es el caso hoy en día, Arafat intentó caracterizar al grupo subordinado como una organización independiente con el fin de negar su propia culpabilidad por su crimen.
En la época, EEUU estaba comprometido en un diálogo con la OLP facilitado por el reconocimiento de Israel en noviembre de 1988 profesado por el grupo. Ante esta clara violación de la buena fe, el Congreso de EEUU y el gobierno de Shamir, exigieron que el entonces presidente George H. W. Bush, cancelara el reconocimiento americano a la OLP y cancelara su diálogo con el grupo terrorista. Pese a que Bush había sido un gran defensor de las relaciones entre EEUU y la OLP, el no tuvo más opción que aceptar esta demanda, obviamente justificada.
Un año más tarde, en 1991, Bush rechazó la idea de restablecer su reconocimiento de la OLP. En declaraciones a la prensa el dijo: "Para mí, ellos han perdido credibilidad. Han perdido credibilidad con esta oficina aquí mismo."
En el año 2000, Arafat volvió a perder credibilidad cuando rechazó la oferta de paz y estado palestino del entonces primer ministro Ehud Barak en Camp David, unió fuerzas con Hamas y lanzó una guerra de terror contra Israel. A su regreso de Camp David, Barak se jactó que él había sacado la máscara de pacificador fuera de la cara terrorista de Arafat.
Pero los electores de izquierda de Barak enloquecidos por la paz no estaban interesados en la verdad. Así como ellos están condenando a Netanyahu ahora por reconocer que el acuerdo de Abbas con Hamas demuestra que la AP no está interesada en la paz con Israel, en el año 2000 la izquierda política respondió con virulencia al anuncio de Barak. De ser su gran líder, se convirtió en su peor enemigo.
La decisión de los partidarios de Barak de preferir su compromiso ideológico con el paradigma de la paz por sobre su compromiso con su país o con los hechos sobre el terreno hizo imposible que Barak actuara de acuerdo con su revelación. Si el deseaba tener un futuro político, lo único que podía hacer era obedecer a sus electores, y poner de nuevo la máscara en el rostro de Arafat. Después de todo, la Derecha, que se opuso a su concesión masiva, nunca votaría por él.
Así que como correspondía, Barak elevó a su super-izquierdista y entonces ministro de justicia Yossi Beilin a jefe de su equipo de negociación. El dió poder a Beilin para hacer concesiones aún de mayor alcance a Arafat en Taba, aún cuando las fuerzas de seguridad de Arafat estaban linchando a soldados de Tzahal y planificando, financiando y ordenando atentados suicidas.
Hoy en día la situación está más cerca de 1990 que del 2000. Al igual que en 1990, el Congreso de los EEUU apoya plenamente terminar la financiación, reconocimiento y apoyo de EEUU a la OLP/AP/Fatah. Incluso antes que se anunciara el acuerdo, la representante Ileana Ros-Lehtinen, presidenta del Comité de Relaciones Exteriores, ya había llamado a poner fin a la financiación americana de la Autoridad Palestina a la luz de su negativa a negociar la paz con Israel, o reconocer el derecho de Israel a existir.
Inmediatamente después que el acuerdo de unidad fue anunciado, Ros-Lehtinen reinstaló su exigencia que EEUU termine todo el apoyo por la AP. Ella señaló que como Hamas es una organización terrorista, el gobierno de EEUU tiene legalmente prohibido, proporcionarle ayuda o reconocimiento de cualquier tipo. El senador Mark Kirk ha liderado los esfuerzos en el Senado para poner fin a la ayuda americana para la OLP/AP/Fatah a la luz del acuerdo de unidad.
Si Netanyahu sigue el consejo de sus críticos de izquierda y coopera con el gobierno de Obama en su aparente intento de ignorar la importancia jurídica y política del acuerdo entre Hamas y Fatah, el socavará la capacidad del Congreso para apoyar a Israel. Ningún legislador americano - o candidato a la presidencia - querrá ser más pro-Israel que el primer ministro de Israel. Y si Netanyahu se inclina ante la voluntad de sus críticos de izquierda el detendrá estas bienvenidas iniciativas en sus pistas.
Hasta ahora, Netanyahu se ha mantenido fuerte. La decisión de su gobierno de congelar las transferencias fiscales a la Autoridad Palestina en respuesta al acuerdo con Hamas ha enviado una fuerte señal que Israel está retirando su aceptación de la AP como un socio de paz creíble y ahora lo ve como una entidad terrorista. Esta medida facilitará la rápida acción del Congreso para quitarle los fondos a la Autoridad Palestina y limitará la capacidad del gobierno para presionar a Israel a hacer más concesiones a Abbas.
Desde la perspectiva de las relaciones entre EEUU e Israel, el pacto de unidad entre Fatah y Hamas no podría haber llegado en un momento más crucial. El discurso de Netanyahu ante las dos cámaras del Congreso el 24 de mayo ofrece al primer ministro una rara oportunidad de alterar radicalmente los términos de referencia para el discurso sobre el conflicto palestino con Israel en casa y en los EEUU.
Si continúa destacando la alianza entre la OLP y Hamas, Netanyahu puede alejar el discurso político de la falsa narrativa del carácter pacífico palestino y hacia la verdad sobre su devoción por el terror y la guerra. Con sólo un discurso, Netanyahu potencialmente puede hacer más por fortalecer y proteger a Israel que lo que ha hecho en toda su carrera. Y haciéndolo, el garantizará su lugar entre las filas de los grandes estadistas.
Políticamente, Netanyahu tiene mucho que ganar permaneciendo a la ofensiva y mucho que perder rindiéndose. A diferencia de los electores de Barak, los electores de Netanyahu saben que el desacreditado paradigma tierra por paz ha fracasado, y ellos premiarán a Netanyahu por decir la verdad.
Por otro lado, si el se inclina ante la presión de izquierda, y faculta a Obama a exigir aún más concesiones de Israel al gobierno de Fatah y Hamas, Netanyahu pondrá en peligro su futuro político. Sus votantes son susceptibles de transferir su apoyo al Ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, o a uno de los ministros del Likud de Netanyahu. Ellos no entenderán por qué deben votar por Netanyahu, sólo para obtener la política de Barak.
Los asuntos internacionales rara vez proporcionan la oportunidad de corregir los errores del pasado. Si Netanyahu hace lo correcto, será atacado con saña por los insensatos partidarios de las concesiones interminables. Sin embargo, sus condenas serán ahogadas por gritos y aplausos de apoyo entusiasta por parte de la inmensa mayoría de la población en el país, y de los amigos de Israel en el Congreso y a través del mundo. Ellos le agradecerán por liberarnos a todos, finalmente, del mito de la paz con terroristas.
Fuente: The Jerusalem Post- Este artículo fue traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.