miércoles, 18 de mayo de 2011

MENSAJE DEL PRIMER MINISTRO NETANYAHU EN LA APERTURA DE LA SESIÓN ESTIVAL DE LA KNESET

MENSAJE DEL PRIMER MINISTRO NETANYAHU EN LA APERTURA DE LA SESIÓN ESTIVAL DE LA KNESET

Mi amigo, Presidente de la Kneset, Reuven Rivlin;
Mis Colegas Ministros;
Honorable Kneset;

Hace dos días, el 10 de Yar, se cumplieron 107 años de la muerte de Biniamin Zeev Herzl.
No es casual que, la foto de Herzl, sea la única exhibida, aquí, en el Salón de la Kneset.
Herzl fue el líder más grande que tuvo el pueblo judío en los tiempos modernos. Comprendió bien la situación del pueblo judío. Identificó los grandes cambios que ocurrieron alrededor de nuestro pueblo. Vio, con claridad, que la sobrevivencia de nuestro pueblo requería un Estado judío; que la condición indispensable para la existencia del Estado judío era un ejército judío, y no solo un ejército, sino un ejército moderno, fuerte, basado en tecnología de avanzada. Escribió, en 1896, lo siguiente: “El ejército del Estado judío, equipado con los recursos más innovadores, defenderá al Estado desde adentro y protegerá sus fronteras”. Herzl comprendió que nadie nos protegería. Sabía que necesitaríamos cuidar de nuestro Estado con nuestras propias fuerzas. Escribió: “Solo pretendo un tipo de establecimiento que podamos defender con un ejército judío propio”.Herzl fue un visionario pero, en la misma medida, fue un hombre realista. Comprendió que tras lograr el Estado, los judíos deberían auto-defenderse. Por su idea de defensa del Estado judío adquirió el mote de “loco”. Pero, tal como acostumbramos a decir, eso fue nada en relación a lo que de él se dijo cuando habló de su visión sobre el ejército judío. Y a pesar que Herzl sumó a los mayores intelectuales de nuestro pueblo en su generación, a Nordau, a Zangwill y otros, la burla en su contra fue especialmente fuerte, justamente entre las capas más instruidas y formadas de nuestro pueblo en Occidente. En cambio, en el este, en Polonia, Rusia, Ucrania, entre las masas populares, los judíos simples de la ciudad y los pueblos, se notaba una mayor disposición a aceptar su visión y la unidad alrededor de sus ideas.
Hoy, podemos evaluar mucho mejor aquello de lo que muchos, en nuestro pueblo, se burlaban. Hoy, sabemos que, la primera cualidad sorprendente de Herzl, fue su capacidad de identificar la situación cambiante y proponer soluciones, aún si esa solución no era aprobada entre los judíos líderes de esos días.

Herzl tuvo la capacidad de ver, en sus primeras etapas, la cristalización del odio hacia los judíos en su tiempo y no menos que eso; comprender, con exactitud, hacia dónde conducía. Herzl no logró sumar a la mayoría de los judíos a la solución que propuso pero sí consiguió llevar a la unidad de fracciones sionistas alrededor de sus ideas centrales. Y estoy convencido que, sin ese núcleo de acuerdo interno dentro del Movimiento sionista, ese Movimiento no hubiera logrado superar las grandes fuerzas que actuaron, en el mundo, en su contra.

Esas son las lecciones, relevantes para nosotros hoy, de la acción de Herzl. La primera lección, es que tenemos la obligación de identificar la realidad cambiante. Medio Oriente cambia de modo crítico y con rapidez. Cientos de millones de personas, a nuestro alrededor, están sedientos de libertad política y económica y luchan por esa libertad. Son cambios inevitables y es absolutamente probable que, en el largo plazo, sean para bien. De todos modos, espero que así sea, también por el bien de las personas y porque, al final, si esa lucha termina en una victoria, promoverá, en mucho, la probabilidad de paz y la posición de la paz.

Pero, en el plazo inmediato, en el período de transición, la situación puede ser más problemática y desafiante. Vemos lo que ocurre en Egipto. Vemos lo que ocurre en Siria y en Líbano. Líbano es conducida, en el presente, por Hezbollah bajo la protección de Irán cuando hace, tan solo cinco años, había allí una fuerte esperanza de libertad y progreso.

También vemos lo sucedido, ayer, a lo largo de las fronteras del Estado de Israel. Miles se reunieron sobre los cercos en un intento de invasión al interior de nuestro territorio; atacando nuestra soberanía. Estoy obligado a decir que, desde el punto de vista de los revoltosos, 63 años de independencia de Israel no cambiaron en ellos nada. ¿Qué dijeron los manifestantes, ayer, en Gaza? Gritaban que quieren retornar a Jaffa.

¿Qué dijeron los manifestantes en Siria? Que quieren retornar a la Galilea.

¿Qué dijo ayer el jefe de Hamas en Gaza? Dijo: “Queremos ver el fin de la empresa sionista”.

En verdad, las mismas palabras de sus patrones en Irán.

Pero, Mis Amigos, eso no se dice solo allí. Lo más interesante es lo sucedido en Bilin. Y no sucedió solo en ese lugar, pero fue interesante. Dado que, en la manifestación de anteayer, en Bilin, salió la verdad de la bolsa. Quiero ser más específico: la llave salió de la bolsa. En el desfile de Bilin, iba una pequeña niña llevando, en su mano, una llave grande y simbólica. Ahora, todo palestino entiende de qué llave se trata. No era la llave de sus hogares en Bilin o Nablus o Ramallah. Era la llave de nuestras casas en Jaffa, Acco, Haifa y Ramle.

Mis Amigos,

La raíz del conflicto nunca fue la ausencia del Estado palestino.
La raíz del conflicto fue, y sigue siendo, la negativa a reconocer el Estado judío. No es el conflicto de 1967. Es el conflicto de 1948, la propia existencia del Estado de Israel.
Los sucesos de ayer no tuvieron lugar el 5 de junio, día de inicio de la Guerra de Los Seis Días, tuvieron lugar el 15 de mayo, día de la independencia del Estado de Israel. Los palestinos llaman a ese día (el de la creación del Estado de Israel), “Día de la Desgracia”. Pero la verdadera desgracia que los azotó, es que no surgió de ellos una conducción que estuviera dispuesta a aceptar un acuerdo histórico verdadero, un acuerdo entre el pueblo palestino y el pueblo judío.
Para nuestra desgracia, desde entonces y hasta el presente, no surgió, entre ellos, una conducción dispuesta a reconocer a Israel como Estado nacional del pueblo judío. Eso, aun, no ocurrió.

Mis Amigos,

No podemos hundir nuestras cabezas en el fango.
Debemos observar la realidad tal como es, con los ojos bien abiertos.
Debemos, finalmente, dejar de acusarnos y lastimarnos.
Debemos llamar al niño por su nombre.
La causa por la falta de paz es que los palestinos se niegan a reconocer el Estado de Israel como Estado nacional del pueblo judío.
Debo decirles que, frente a esa realidad, en la región en general y alrededor de nuestras fronteras en particular, crece la comprensión entre la mayor parte del pueblo y creo que, la mayoría, se encuentra unido alrededor de las posiciones en las que creo y que presentaré aquí.

Ante todo, el pueblo se une alrededor de la necesidad de defender al Estado y sus fronteras.

En segundo lugar, se une alrededor de la necesidad de proteger la paz con Egipto y Jordania.

En tercer lugar, se une frente al peligro de rearme, por parte de Irán, con armas nucleares.

Creo, también, que la mayoría del pueblo se une alrededor de mis posiciones en un tema en disputa: el proceso político frente a los palestinos.

Los ciudadanos de Israel están mucho más unidos de los que es habitual pensar y más que los partidos que los representan, en esta Casa. Existe amplio acuerdo alrededor de las posiciones básicas.

En primer lugar, alrededor de la exigencia que, los palestinos, reconozcan a Israel como Estado Nacional del pueblo judío.

En segundo lugar, alrededor de mi posición, que es la posición de muchos aquí: el acuerdo entre nosotros debe conducir al fin del conflicto y al fin de las demandas hacia el Estado de Israel.

Tercero; que el problema de los refugiados se resolverá fuera, y no en el interior, de las fronteras del Estado de Israel.

Cuarto, que el Estado palestino será creado solo dentro de un acuerdo de paz que no afecte la seguridad del Estado de Israel.
Creo que existe amplio y gran acuerdo con la posición que represento, con firmeza, es decir, que ese Estado debe ser desarmado con un acuerdo de seguridad concreto en el terreno, incluida la presencia militar, de largo alcance, por parte de Israel a lo largo del Río Jordán.

Quinto, aceptamos que debemos proteger los bloques de establecimientos. Acordamos, con amplio acuerdo, que los bloques de colonias deben permanecer dentro del Estado de Israel.

Y, sexto, me mantengo en que Jerusalén permanezca siendo la capital soberana y unida del Estado de Israel y muchos sostienen lo mismo.

Éstos son los principios que guían mi camino; el nuestro.

Se que una enorme mayoría del pueblo entiende que es posible hacer la paz con aquellos que quieren hacer la paz y quien quiere eliminarnos, no es socio de la paz. Un gobierno palestino, cuya mitad está conformada por aquellos que declaran, cada día, su intención de acabar con el Estado de Israel no es socio para la paz. Y quien dice, y conozco el dicho: “Paz se hace con el Enemigo”, debe agregar algo chiquito, pero no menor: “Paz se hace con un enemigo decidido a hace la paz”

Esa es la principal lección del siglo XX y creo, también, que es la lección principal del siglo XXI.

Algunos de nuestros más grandes vecinos y amigos comprenden ese principio con respecto a sus mismos enemigos, sin concesiones.
Quiero hacer la paz con un Estado palestino que termine con el conflicto. No estoy dispuesto a aceptar un Estado palestino que lo continúe.

Estoy dispuesto a aceptar un Estado palestino junto al Estado de Israel. No estoy dispuesto a aceptar un Estado palestino en el lugar del Estado de Israel.

Escuché hoy que, algunos, no acuerdan con algunas de las cosas que dije. Pero, la amplia mayoría del pueblo, sí acuerda.

Sr. Presidente de la Kneset y Miembros de la Kneset,

Si ellos eligen el reconocimiento al Estado de Israel y el abandono del terrorismo, encontrarán en nosotros un pueblo unido dispuesto a hacer la paz y a hacer la paz con concesiones. Pero una paz real.
Eso es lo que queremos conseguir.
Esas concesiones, además son dolorosas ya que se trata, en todo caso, de partes de nuestra patria. No es un país extraño. Es el país de nuestros antepasados y tenemos sobre los derechos históricos y no solo intereses de seguridad.

Sr. Presidente de la Honorable Kneset,

Hace más de 100 años, Herzl vió, ante nosotros, el Congreso Sionista.
Vio muchas fracciones, con diferencias de opiniones.
Pero, junto a ello, entendió que lo principal era el consenso.
Entendió que había acuerdo sobre lo esencial entre las diferentes las fracciones del Movimiento sionista.
Llamó a las fracciones del Congreso Sionista a abstenerse de cálculos personales o grupales. Los llamó a unirse alrededor de las grandes ideas que eran la base del Movimiento sionista.
Eso es lo que debemos hacer, también, hoy.
Si, en el pasado, las fuerzas principales del sionismo se unieron para crear un Estado, en el presente, las fuerzas centrales del sionismo deben ligarse para proteger el Estado y solo así garantizar su futuro.
Por eso, en este momento histórico;
En el momento en que sucede un fuerte sismo en nuestra región;
En el momento en que se provoca a la esencia de nuestra existencia;
En el momento en que la mayoría acuerda sobre los principios expuestos aquí,
Es el momento de unirse a favor del Estado.

Y los convoco, a los miembros sionistas de la oposición, a abstenerse de los cálculos partidarios. Dejen a un lado los intereses personales. Súmense a nosotros sobre la base de principios que exhibí aquí hoy y, juntos, mostraremos un frente unido a favor de la seguridad, la paz y el Estado.


Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores.

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