martes, 3 de mayo de 2016

El agro israelí es uno de los más tecnificados del mundo

En un territorio de características desérticas y semiáridas, con riego por goteo de alta tecnología, producen hortalizas, legumbres, frutas y flores. 
Con riego se transformó una zona muy árida en un campo de flores.
Con riego se transformó una zona muy árida en un campo de flores.
El agro israelí es el más tecnificado del mundo y dos tercios de su fuerza de trabajo (2,7% del total) posee grados y postgrados universitarios. Más de 60% del territorio de Israel es un desierto y semiárido el restante 40%.
Toda la tierra fértil es irrigada, y la restricción fundamental que tiene la producción agrícola es la carencia de agua. El resultado es que la principal fuente hídrica – casi 90% del total – es agua desalinizada o proveniente de los servicios reciclados.
Un tercio de la producción agrícola se destina al mercado externo (Europa en primer lugar, con la que Israel tiene un acuerdo de libre comercio) y son productos contra-estación (legumbres y frutas de invierno y flores producidas en modernos invernaderos).
Toda la producción agrícola es capital-intensiva y de sofisticado nivel tecnológico, que convierte al sistema agroalimentario en una parte significativa de la competitiva industria high-tech israelí, la segunda del mundo después de la de Estados Unidos (Silicon Valley).

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Los productores israelíes tienen una alta capacidad de adaptación para producir frutas de acuerdo al mercado.
La clave de la industria agrícola en Israel es la investigación en desarrollo, que posee un carácter aplicado destinado a conseguir soluciones de corto plazo, usualmente vinculadas al segmento exportador y a las oportunidades de mercado.
La actividad agrícola es profundamente especializada y en cada rubro que exporta procura ser la primera del mundo.
De ahí que su capacidad de adaptación y de cambio ante las nuevas oportunidades en el mercado de alimentos sea verdaderamente excepcional.
El eje de su desarrollo tecnológico son los sistemas de irrigación por goteo. Es lo que le permite producir en el corazón del desierto del Neguev tomates, melones, algodón, espárragos, dátiles, uvas y olivas, que se venden en el mercado interno israelí y también en Europa.
El agua tiene un precio (0,2 a 0,4 dólares por cada metro cúbico), que se cobra a cada uno de los productores por cuotas fijas determinadas en su distribución por el Ministerio de Infraestructura, y reguladas por una figura central del sistema israelí, que es el Comisionado del Agua.
Las exportaciones agrícolas son severamente inspeccionadas porque de ellas depende la capacidad competidora del país, sobre todo en los mercados de mayor nivel de ingreso per cápita del mundo, que son los europeos.
Por eso una dimensión decisiva de la producción agrícola son los servicios de extensión y capacitación, para ayudar a los productores a aumentar sus conocimientos y ofrecer una mayor calidad.
El papel del Estado es crucial en todas las actividades agroalimentarias. Es el guía estratégico de toda la cadena de valor, incluyendo el crédito, las ventas, la logística y el marketing. También es estatal el sistema de seguros.
Israel nació en 1948 como un Estado socialista y esa impronta ha sido una parte constitutiva de la identidad nacional, especialmente marcada en el sector agrícola, donde los kibutz y los moshav siguen cumpliendo un papel esencial.
El agro de Israel es una referencia necesaria para la producción agrícola mundial, en una coyuntura en la que es cada vez más decisivo lograr eficiencia en el uso del agua, por el calentamiento global, y aplicar tecnología para intensificar la producción de alimentos, con sustentabilidad, por el vertiginoso crecimiento de la demanda de alimentos, con eje en el sudeste asiático.


Fuente: Clarín.ar

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