viernes, 13 de mayo de 2011

Mensaje III 5771 - Rab Isaac Ruben Yacar‏

Bs¨d.

9 de Iyar de 5771

13 de Mayo de 2011

Encendido de las Nerot de Shabat: 17:50hs.
Shabat Finaliza: 18:39hs.

Perashá Behar.



Onaat Debarim con palabras:

“De modo que no sean desleales unos con otros. Teme a tu Elokim, pues Yo soy Hashem, Elokim de Uds.” (Vikrá 25:17)

Hay palaras que hieren, que dañan y que pueden quedar grabadas en la otra persona para siempre. Con la palabra se puede construir, o se puede destruir.

El Talmud en Baba Metziá 58b nos explica la prohibición en la Tora que se llama: “Onaat Devarim”, la cual es aprovecharse de la debilidad de otro, de sus fallas para afligirlo. Cualquier palabra que cree angustia está prohibida.

Está totalmente prohibido recordar su pasado a un Baal Teshubá, sus transgresiones o la forma de vida que solía tener. Si es hijo de un convertido, no nos está permitido recordárselo ni tampoco quienes fueron sus padres, y la Torá nos advierte que nosotros pasamos por esta circunstancia, “Ki Guer Haitá BeEretz Mitzraím” (Un extraño fuiste en la tierra de Egipto). Si el mismo se convirtió al judaísmo y hoy estudia Torá, no lo maltrates con palabras hirientes y diciéndole metáforas como por ejemplo “quien sos vos para estudiar Torá, ya que esta se nos dio a nosotros como pueblo elegido”

¿Qué sucede en la persona que le recuerdan su pasado? ¿Cómo se siente ante las agresiones? ¿Qué le dice su subconsciente?

Esta persona piensa que su arrepentimiento ante sus transgresiones anteriores no sirvió, no fue suficiente, que su Teshubá no valió, se interroga para qué sirve todo el esfuerzo que realizó y al mismo tiempo piensa que sería mejor regresar a su pasado, y continuar con la vida que llevaba.

En relación con la educación de un alumno, que no se conduce correctamente, continúa con su mala conducta, haciendo las cosas de forma incorrecta y contestando mal, cuando nos sentamos con él para llamarle la atención sobre sus hechos, seguramente si ya paso un tiempo y no vimos cambios en la actitud que está tomando este alumno, o el camino que le trazamos para conseguirlo y poder aprovechar su potencial al máximo, tendríamos que optar por otra de cómo encarar a este niño pero siempre hacerlo de manera positiva. El aliento del mínimo acierto o reconocerle un buen hecho que hizo, esto le va a dar el sentimiento que él no es mala persona, que puede cambiar su conducta y de esta forma habrá probabilidades del éxito en este alumno.



Los enemigos del esfuerzo

Como todos los padres, pretendemos que nuestros hijos no sufran, que puedan tener una vida cómoda y con pocas exigencias. Pensamos que les estamos haciendo un bien, pero al fin y al cabo los estamos sobreprotegiendo, y esto es algo que no los va a ayudar, sino todo lo contrario, los va a emporar debido a que no van a poder sobrepasar las dificultades de la vida, ni a superar los problemas y menos alcanzar las metas que anhelan en sus vidas.


Cuando un chico tiene una buena virtud, es necesario que entienda porque lo hace y como lo hace, es decir si lo hace por su propia voluntad y esfuerzo o por intermedio de sus padres que le quitan el mérito y el deseo de realizarla.

Las virtudes y los valores son los que ayudan al chico a crear su voluntad y motivar al esfuerzo. Podemos ver unos ejemplos que ocurren en el día a día en cada familia:

1) Reconocer sus virtudes y hablar con ellos sobre los malos hechos en forma positiva para que los corrijan.

2) Motivar sus esfuerzos como por ejemplo terminar sus deberes, dejar la ropa preparada para el día siguiente, aguantar la sed en un viaje, etc…

3) Enseñarles a no quejarse, ser decididos, tener buen comportamiento, cumplir con su palabra, etc…

4) No decirles frases negativas como, “Tu conducta es pésima”, “sos impaciente”, “Nunca cambiaras”.



“Una palabra apropiada pronunciada en el momento propicio es verdaderamente valiosa.”:

Una pequeña palabra, un gesto amable, una breve expresión de atención e interés pueden alterar una situación de manera positiva, convirtiendo una posible tragedia en un triunfo; una tristeza en una alegría.

Las palabras son sumamente poderosas. Nuestros Sabios enseñan que “La lengua decide entre la vida y la muerte”, expresión cuya verdad trasciende el tiempo, el espacio y el idioma.

Hay ocasiones que debemos llamar la atención a nuestros hijos, pero debemos ser cuidadosos en no causarle angustia alguna a menos que sea necesario para que corrijan los hechos incorrectos.

Cuentan que un Rab espero hasta el Bar Mitzvá de un chico para pedirle disculpas por un hecho que había sucedido. Muchas veces pensamos que no debemos tener cuidado de cómo le hablamos a un niño, y que solo a los adultos debemos tenerle respeto.

Hay que tener mucho cuidado en no causar dolor a otra persona, cuidarnos en cada palabra que sale de nuestras bocas, y aunque sea algo de humor que pensamos que va a alegrar , procurar no menospreciar a la persona que estamos tratando.

La forma correcta de no herir es empezar a controlar nuestro tono de voz. Dicen que subir la voz es como subir la mano, y la persona que lo hace se la llama “Rashá” (persona de malos actos). Este es el primer consejo que le da el Ramban, en su carta, a su hijo. Le dice que se acostumbre a hablar de forma tranquila a todas las personas y en todo momento.



PROPUESTA:

Si desea colaborar con un dólar mensual para apoyar el crecimiento de nuestros proyectos, comuníquese al 4637-6704 o hágalo llegar a la secretaria.



SHABAT SHALOM!!

Rab Isaac Ruben Yacar.

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