miércoles, 30 de marzo de 2016

Israel SIN Fisuras

[LA LEYENDA DE MASADA]
Masada, término romanizado que en hebreo significa fortaleza, es un macizo que se alza a 450 metros sobre el nivel del mar Muerto, es decir, sobresale unos 20 metros sobre el antiguo Mare Nostrum. La leyenda data de la primera guerra judeo-romana. Cuando los romanos destruyeron Jerusalén, un millar de judíos zelotes se hicieron fuertes en este lugar, capitaneados por Eleazar Ben Yair, y desafiaron a Roma. El gobernador romano de Judea, Lucio Flavio Silva, asedió la fortaleza, que solo tenía dos rutas, ambas de difícil acceso y fácil defensa. La ciudad estaba, además, bien pertrechada de huertos y un ingenioso sistema de excavaciones, acueductos y cisternas que proporcionaban alimentos y agua de sobra para aguantar el acoso.
El sitio, que está recogido en La guerra de los judíos del historiador Flavio Josefo, fue largo e intenso, muy similar al de Numancia. Incluso en los ocho campamentos que dispusieron alrededor de la inmensa colina conectados por un baluarte que la circunvalaba. Ante los continuos fracasos, decidieron construir una gran rampa por el lado occidental cuyas reminiscencias se pueden observar hoy con bastante claridad. Usaron miles de toneladas de piedra y tierra. Finalizado el año 73 después de Cristo, tres meses después de haberse iniciado y de siete de cerco, los romanos se acercaban a su objetivo.
Y como en Numancia, los habitantes decidieron inmolarse antes que caer en manos enemigas. Y nació la leyenda. Eleazar Ben Yair propuso a su gente darse muerte para evitar ser hechos prisioneros. Para sortear la prohibición del suicidio en la religión judía, acordaron que los hombres acabaran con la vida de sus familias, de manera que solo quedaran 10 con vida. Luego un solo varón, elegido a sorteo, acabó con la vida de los otros, incendió el fortín y finalmente se dio muerte a sí mismo.
A 17 kilómetros al norte de Masada se encuentra el oasis Ein Gedi, en el que existen unas instalaciones de ocio y descanso con vistas al mar Muerto y manantiales perennes. Para algunos es el lugar de los jardines del edén, eso sí, con spa y masajes. Un lugar ideal para descansar de un viaje ajetreado.
FUENTE: Israel en Ecuador

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