Por todo el mundo, los nuevos antisemitas se arraciman tras la campaña del boicot, las desinversiones y las sanciones. Y (…) tienen la temeridad de comparar a Israel con la Sudáfrica del apartheid, aunque Israel sea un país que da voz y voto a todos sus ciudadanos –con independencia de sus orígenes y etnia–. Un país con políticos árabes en la ‘Knéset’ [Parlamento] y un jurista árabe en la Corte Suprema.
Pero, peor aun que difamar al Estado de Israel, la campaña del BDS, al llamar al boicot deliberado de bienes elaborados por el pueblo judío, al llamar a la exclusión del Estado judío, al rechazar el comercio y el pensamiento judíos, comete un crimen peor que el ‘apartheid’: reintroduce nuestro mundo y en nuestra sociedad un prejuicio contra los judíos colectivamente que debería haber desaparecido de la faz de la Tierra hace generaciones."
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