lunes, 28 de marzo de 2016

Reconocer que el antisemitismo existe: primer paso para combatirlo
JAI – Por Isac Gliksberg – El lamentable, doloroso y repudiable episodio antisemita ocurrido en los comienzos del corriente mes de marzo en la norteña ciudad de Paysandú en Uruguay, le costó la vida a David Fremd (Z”L) por ser judío.

Un judío uruguayo nacido y residente en esa ciudad, donde estudió, vivió y trabajó durante toda su vida, persona querida por todos, generó una muy fuerte y muy expandida reacción inmediata de toda la colectividad judía de Uruguay, como del resto de América e, inclusive, de Europa e Israel, como asimismo, de personalidades gobernantes, parlamentarios, institucionales y organizaciones democráticas de todo tipo.

Desde el Presidente de la República Oriental del Uruguay, Dr. Tabaré Vázquez, hasta la maestra y directora de la más alejada y humilde escuela rural del país, pasando por todos los estamentos laicos, religiosos, políticos, culturales y étnicos se hicieron eco, públicamente, tanto en el sepelio en el cementerio judío donde no obstante la persistente y fuerte lluvia casi medio millar de personas, entre judías y no judías, se expresaron en solidaridad con la familia Fremd y en repudio al acto antisemita, como en la marcha del sábado silenciosa por las calles céntricas de la ciudad de Paysandú posteriormente al entierro y en las innumerables declaratorias aparecidas en la prensa y la mayoría de ellas, recibidas por las instituciones judías y por la propia familia de la víctima.

¿Fue éste un hecho aislado, coyuntural, intrascendente o, muy por el contrario, fue un hecho que no se puede ni se debe aislar de lo que muchos hoy denominan el neo antisemitismo?

Sin duda, no ha sido un hecho aislado. ¿Ni tampoco, en mi modesto concepto, consecuencia de un llamado antisemitismo nuevo o neo antisemitismo?
Si revisamos la historia de la humanidad, el antisemitismo, o antijudaísmo, que en definitiva son la misma cosa, al fin y al cabo es tan viejo como la misma humanidad.

Es imposible en el marco de un comentario periodístico como éste describir las distintas formas, aunque siempre la misma esencia, que ha tenido el antijudaísmo, llamémoslo así al antisemitismo, a partir del Siglo XV A. C. hasta nuestros días.

En efecto, ya en el “Éxodo” de la Biblia, se describe cómo los egipcios despedían a los judíos que abandonaban esas tierras para irse al desierto en busca de la libertad, gritándoles “leprosos” y “enfermos”.

Todas, absolutamente todas, las etapas históricas de la humanidad conocieron el flagelo del antisemitismo. Siempre, adaptándose, en los medios e instrumentos utilizados a las circunstancias ocasionales pero, repitiendo siempre la misma actitud de desprecio, de intolerancia y de persecución y denigración del judío, atacándolo como una especie maligna y culpable de todos los males que debió vivirse.

Nuestra generación conoció el Holocausto en que los judíos fueron aniquilados físicamente por ser judíos en un sistema que había creado el propio hitlerismo al cual muchos creían que no habría de llegar nunca.

Se sabe cómo comienza pero no cómo termina el antisemitismo
Hay que saber, tanto judíos como no judíos, que el antisemitismo se sabe cuándo y cómo comienza o cómo y cuándo comenzó pero, nunca se sabe, ni se sabrá, hasta dónde puede llegar y, ni cómo va a llegar.

El lector seguramente recordará el caso del periodista judío israelí-norteamericano Daniel Pearl, que siendo corresponsal periodístico del diario estadounidense The Wall Street Journal fue secuestrado en Pakistán, donde fue sometido a torturas y ejecutado vilmente en ese país por el grupo yihadista Junjabi Lashkar e-Jhangvi el 1 de febrero de 2002 en la ciudad de Karachi.
Las últimas palabras de Daniel Pearl ante sus desgraciados y viles verdugos, según han quedado registradas para la eternidad fueron: “Soy judío y mi madre es judía” y, seguidamente, lo degollaron pasándole un filoso cuchillo por la garganta.

Por citar tan sólo dos casos entre los numerosos casos de ataques y atentados antijudíos desde la finalización del Holocausto Judío en la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, citaré dos casos bien cercanos al Uruguay y que aún hoy en día, sus culpables, no han recibido su merecido castigo, como para hacer justicia.

Curiosamente, uno de esos casos ocurrió en este mismo mes de marzo. En efecto, el 17 de marzo de 1992, el próximo año se cumplirá un cuarto de siglo, se produjo el fatídico y cruento atentado contra la sede de la Embajada de Israel en Buenos Aires, Argentina, dejando un saldo de 22 muertos y 242 con diversas intensidades y gravedades de heridos.

Casi todo el mundo pensó, – era difícil pensar de otra manera- que este es un acto antisemita, porque en los últimos años el antisemitismo, como algo novedoso, se ha fusionado con el antisionismo y éste, con el antiisraelismo. Este acto antisemita comenzó y terminó aquí pero, lamentablemente y dolorosamente para los judíos, no terminó aquí. Aquí comenzó pero siguió con el más sangriento aún atentado terrorista, aún no aclarado, del 18 de julio de 1994, apenas dos años después del anterior, contra la AMIA, en la misma ciudad de Buenos Aires, con el penoso saldo de 85 muertos inocentes que estaban unos allí trabajando y otros, que pasaron tan sólo por el lugar costándoles la vida.

Aún hoy, a casi un cuarto de siglo de ocurridos, los dos atentados contra los judíos y contra Israel, siguen impunes.

Pero cabe agregar que, los antisemitas, comienzan atacando a los judíos como en el caso de Fremd (Z”L) por el solo hecho de ser judíos pero, luego siguen con otras minorías, y continúan, la historia así lo ha demostrado en numerosas ocasiones, atacando y tratando de destruir instituciones y organizaciones democráticas y a las sociedades que se rigen por la ley.

Aquellos dos atentados antijudíos y antiisraelíes de fines del Siglo XX en Buenos Aires, ejecutados exclusivamente para matar judíos, aunque en ellos hubo víctimas no judías junto a las de judíos, siguió luego, y ¡vaya si servirá esto de ejemplo!, con los sangrientos y terroríficos atentados que paso a exponer resumidamente:

a) Nueva York, Estados Unidos de América -11 de setiembre de 2001 – Atentado contra las Torres Gemelas de Manhattan. Más de 3.000 muertos. Se lo autoadjudica la red yihadista Al Qaeda.

b) Moscú, Rusia -23 de octubre de 2002 – Atentado en Edif. del Teatro Dubrovka. En plena función, comando checheno secuestra a 914 personas.

c) Moscú, Rusia- 06 de febrero 2004 – Ocurre la explosión más mortífera registrada en el Metro de Moscú. 41 muertos y 250 heridos.

d) Madrid, España-11 de marzo 2004 – Espantoso atentado terrorista múltiple contra la Estación de trenes Atocha, ejecutado por Abu al Masri, vinculado a Al Qaeda dejando 192 muertos y más de 1800 heridos.

e) Beslán, Rusia- 01 de set. de 2004 – Atentado terrorista, uno de los más crueles y sangrientos de la historia, conocido como “Masacre de Beslán” , en colegio donde había alumnos entre 7 y 18 años de edad. Dejó 370 muertos (172 niños) y cientos de heridos.

f) Londres, Inglaterra- 07 de julio de 2005 – Cuatro bombas estallaron en la estación del metro y en unidades de transporte colectivo. Dejó decenas de muertos y numerosos heridos.

g) Bombay, India- 26-29 de noviembre de 2008 – Ataques terroristas coordinados en capital financiera de Bombay. Dejó 195 muertos y casi 300 heridos. La responsabilidad la asumió el grupo islamista “Muyahidines del Delán”

h) Moscú, Rusia -29 de marzo de 2010- Ataque a las estaciones de Metro Lubianki y Park Kultury- 40 muertos y 160 heridos.

i) Moscú,Rusia -24 de enero de 2011- Fuerte explosión en Terminal Internacional Aeropuerto Domodédova.36 muertos y más de 130 heridos.

j) Oslo, Noruega- 22 de julio de 2011 – Atentado terrorista que dejó como saldo humano 77 muertos y casi 100 heridos.

Para terminar, aunque el tema da para mucho más, podríamos cerrar este ciclo, periodísticamente, que comenzó el 22 de marzo de 1992 en el atentado contra la Embajada de Israel en Argentina, con el doloroso atentado contra el judío uruguayo David Fremd (Z”L) pero, para que realmente éste sea efectivamente el cierre, debemos ser conscientes y reconocer que el antisemitismo, el antijudaísmo, antisionismo y antiisraelismo- que todo se confunde expresamente- existen, y están latentes y debemos estar alertas y luchar contra ellos.

Por suerte, las autoridades competentes de Uruguay están en conocimiento de ello y están atentos por si el riesgo de que los excesos cometidos en distintas partes del planeta puedan llegar al Uruguay.

Fuente: Aurora

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